Diálogos zafios y trasnochados entre Alba Carrillo y José Ramón de la Morena
Que la modelo haya tenido entre sus relaciones al piloto de motos Fonsi Nieto, al tenista Feliciano López y al portero del Real Madrid Thibaut Courtois, no le otorga al periodista vía libre
Defender a las mujeres por el simple hecho de serlo no debe estar en la agenda de nadie que se precie de ecuánime. Aplaudir a un periodista con estrado público para vocear sus opiniones trasnochadas sobre una “señora” o “señorita", por poco que le guste su forma de comportarse en los medios o con sus amigos, tampoco es de recibo.
José Ramón de la Morena y Alba Carrillo han entrado en conflicto y las últimas afirmaciones que ha realizado el periodista deportivo sobre ella, no desacreditan el comportamiento de la modelo y tertuliana de televisión con sus parejas reales o presuntas, sino la capacidad de un profesional al frente de un programa radiofónico para distinguir entre opiniones de barra de bar e información digna de ser emitida.
Que Alba Carrillo haya tenido entre sus relaciones al piloto de motos Fonsi Nieto, al tenista Feliciano López y al portero del Real Madrid Thibaut Courtois, no le otorga a De la Morena vía libre para el insulto zafio y trasnochado. El rifirrafe comenzó el pasado 27 de marzo con la entrevista que el periodista realizó a Courtois tras haberse publicado unas imágenes en las que se le podía ver junto a la modelo paseando de noche por las calles de Madrid. Si Carrillo rentabilizó o no esas cenas siguiendo su costumbre de dar de comer a la bestia que la mantiene en el juego de la actualidad mediática, no es excusa.
Que la modelo hiciera gala de menos talante con las palabras que dirigió al periodista que el gusto que gasta a la hora de elegir sus estilismos, tampoco. Para Alba Carrillo, llamarle “pedazo de machistorro tremendo” hubiese sido suficiente. Añadir en un comentario de Instagram “te falta ir a los toros fumando un puro y rascarte los huevos para que podamos colgar esa imagen junto a la definición de machistorro trasnochado”, se lo podría haber ahorrado.
Pero si a José Ramón de la Morena esas palabras le escuecen su piel de hommo erectus, debería haberse parado a pensar en los dos millones de años de evolución que han transcurrido desde que el ser humano se sostuvo sobre dos piernas antes de contestar a su contrincante y referirse a ella como “esta señorita de compañía de Courtois, que le ha estado haciendo compañía a Courtois algunas noches”. Y añadir: “Que te den un púlpito por ser supuestamente ‘monina’ ya dice mucho de esta sociedad mediática que estamos creando, pero la guapura se va perdiendo. (…) Si te miras al espejo, monina, podrás comprobarlo tú misma (…) te darás cuenta que vas perdiendo con los años y la vida ajetreada que llevas, pero la estupidez no, hija, esa se desarrolla”.
Es difícil calificar las relaciones sentimentales ni de Alba Carrillo ni de nadie. Hay que confiar en que las personas que se relacionan con otras lo hacen libremente, porque les gusta y les da la gana. Si después se dedican a despellejarse en público y rentabilizar sus intimidades queda en el buen gusto de unos y otros aplaudirlo o rechazarlo. Es un tema de conversación como otro cualquiera mientras se moja la tostada en el café, pero dice muy poco de un profesional que escupe comentarios machistas a un micrófono desde el que ha entrevistado a todos los deportistas que han pasado por la vida de la mujer a la que humilla con palabras propias de las cavernas.
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