Cómo la lactancia del canguro wallaby puede ayudar a los bebés prematuros
Un equipo de expertos australianos investiga las propiedades del calostro de estos marsupiales con el fin de mejorar la salud de los nacidos antes de tiempo
Investigar la salud de los bebés prematuros, que son aquellos que nacen antes de la semana 37, es uno de los principales objetivos de los expertos, ya que puede suponer una mejora significativa en las técnicas para acelerar su desarrollo y maduración, de forma que estos recién nacidos tengan un mejor pronóstico y pasen menos tiempo en las Unidades de Cuidados Intensivos, algo fundamental para ellos, pero también para sus más allegados. Ser un bebé prematuro tiene un riesgo real.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prematuridad es la principal causa de defunción en los niños menores de cinco años, y provocó en 2013 cerca de un millón de muertes. Cada año nacen 15 millones de bebés antes de tiempo en el planeta. La OMS señala que se pueden enfrentar a diversos problemas de salud, como son la pérdida de calor corporal; tener más dificultades para alimentarse, y padecer infecciones graves con más frecuencia, entre otros. En España nacen cada año unos 29.000 niños antes de tiempo y representan el 75% de los ingresos hospitalarios en neonatos, según los últimos datos ofrecidos por la Sociedad Española de Neonatología (SENeo). En Europa, son 500.000 los que lo hacen anualmente.
Con el fin de conseguir que la salud de estos pequeños mejore, un equipo de expertos australianos, dirigido por el profesor Kevin Nicholas, de la Universidad de Monash, está investigando las propiedades de la leche materna de un canguro, exactamente del wallaby, conocido como el canguro en miniatura, para así averiguar cómo se puede mejorar en el tratamiento de los prematuros. Hablamos con Nicholas, en el marco del Simposio de Medela celebrado en Londres, vía correo electrónico, para averiguar en qué se centra exactamente el estudio y cuáles son las expectativas.
Pregunta. ¿Cómo puede ayudar el wallaby a los bebés prematuros humanos?
Respuesta. Los wallaby son marsupiales. Tienen un corto embarazo, de solo 26 días, y dan a luz a un joven muy inmaduro. Su periodo de lactancia dura en torno a 300 días y la composición de la leche materna va cambiando progresivamente, lo cual sabemos que es importante para el desarrollo de la cría. Los primeros 100 días tras el nacimiento son muy importantes. El neonato presenta un escaso desarrollo de pulmones, cerebro e intestino, y su sistema inmune no es capaz de protegerle adecuadamente de las infecciones. Su nivel de desarrollo es similar, o incluso menor, al de los bebés prematuros tratados en la UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales). Durante este periodo, el neonato permanece permanentemente unido a la mama y la madre regula su temperatura corporal. Esta le proporciona leche cuya composición ralentiza el crecimiento, pero estimula el desarrollo y la funcionalidad de los tejidos y los órganos del recién nacido y mejora su protección frente a las infecciones. Cuando el neonato se ha desarrollado hasta un punto en que puede ser más independiente, la composición de la leche materna cambia para favorecer su crecimiento. Este es el escenario que nos gustaría imitar en la UCIN. Por ello, conocer cómo el wallaby regula este proceso es clave para definir nuevas estrategias para mejorar la salud de los bebés prematuros.
P. Los niños nacidos a pretérmino suelen presentar un retraso en el desarrollo de diversos órganos, como el hígado, pulmón, etc., ¿cómo puede ayudar la gestación y posterior lactancia del wallaby a que esto mejore en los bebés prematuros humanos?
R. Exactamente, creemos que identificar las moléculas bioactivas presentes en la leche materna del wallaby que regulan el desarrollo de estos tejidos nos ofrecerá una oportunidad de descubrir si, en el caso humano, son transmitidas a los bebés durante la gestación o quizá están presentes en el calostro y la leche materna. La mayoría de las moléculas bioactivas que regulan las respuestas fisiológicas se han mantenido a lo largo de la evolución de la lactancia, por lo que estamos empleando biología comparativa para confrontar la leche del wallaby y la humana, en busca de similitudes. El plan a medio plazo es proporcionar a las próximas generaciones suplementos que respondan a las necesidades nutricionales y de desarrollo de los bebés prematuros para mejorar su salud.
P. ¿Hay alguna propiedad común entre ambas leches maternas o eso no es relevante?
R. Sí, es especialmente relevante. Estamos encontrando evidencias que demuestran que ciertos indicadores y procesos reguladores se han mantenido a lo largo de la evolución de la lactancia y esto nos permite hacer comparaciones entre las diferentes especies de mamíferos. Usar el wallaby como modelo es una oportunidad única para identificar factores reguladores importantes que también están presente en los humanos, aunque no lo parezca.
P. ¿Reconocer el proceso de desarrollo, cómo nos puede ayudar?
R. Entender el desarrollo de los órganos del cuerpo es esencial. Por ejemplo, los pulmones del wallaby se desarrollan principalmente después del nacimiento, en contraste con los euterios (como los humanos) en los que una parte significativa del desarrollo se produce durante la gestación. Hemos recurrido a la genómica funcional para comparar el proceso de desarrollo de los pulmones en ambos, en los marsupiales y en los euterios, y hemos comprobado que el mecanismo es el mismo. La evolución no ha “reinventado la rueda” y esto refuerza nuestro enfoque comparativo.
P. ¿La lactancia materna de bebés prematuros es más dificultosa? ¿Habría que ayudar a la madre?, ¿en qué aspectos?
R. Cuando los bebés nacen de forma prematura, su desarrollo neurológico y fisiológico no está completo. Esto afecta a su habilidad no solo para coordinar su respiración o el ciclo de sueño-vigilia, sino también a su capacidad para alimentarse, entre otros. Dependiendo de cuando se produzca el nacimiento y su estado de salud, se puede predecir cómo y cuándo estará listo un bebé para comenzar la lactancia. Muchos de estos recién nacidos reciben primero alimentación enteral (a través de un tubo que va desde su nariz hasta su estómago), dado que aún no son capaces de tomar leche directamente del pecho. A medida que crecen, aprenden a coordinar su habilidad para succionar, tragar y respirar durante la lactancia. Cada bebé necesitará un tiempo determinado para controlar las tomas de leche.
Durante este periodo en que el recién nacido no puede amamantar, es muy importante que la madre reciba apoyo para iniciar su propio suministro de leche. Todas las madres deben recibir el asesoramiento necesario para comenzar la extracción de leche durante las primeras tres horas tras el nacimiento y continuar sacándose leche unas ocho o más veces en las sucesivas 24 horas. Esto asegura que la madre producirá suficiente leche para el bebé, tanto tras el parto, aunque al ser prematuros requieren menos cantidad, como en el futuro, cuando sus necesidades diarias serán mucho mayores. La falta de asistencia a las madres en los primeros días tras el parto puede suponer que su producción de leche nunca sea suficiente. Esta simple, pero efectiva, atención a las madres de bebés prematuros debe ser prioritaria en cada UCIN.
P. ¿La leche materna que toman los bebés nacidos a término y los prematuros, tiene las mismas propiedades?
R. Creo que es muy necesaria una mayor investigación en esta área. Necesitamos más información sobre la composición de la leche y el calostro.
P. ¿El calostro, qué es y cuál su relevancia en los bebés prematuros?
R. El calostro es la secreción mamaria que precede a la leche. Normalmente es un fluido amarillo que contiene multitud de proteínas (incluidos compuestos bioactivos) que pasa a ser blanco cuando las glándulas mamarias comienzan a producir caseína y otros componentes propios de la leche madura. Está más que demostrado que la mejor formar de iniciar la vida de todo bebé es recibiendo el calostro tras el parto, lo antes posible. El calostro puede favorecer un rápido desarrollo del intestino y una mejor digestión, de utilidad en las posteriores tomas de leche. Actualmente sabemos que el calostro es bueno para los bebés, pero no conocemos con certeza hasta dónde llega su potencial ni de donde proceden sus beneficios. Su estudio tiene que ser el centro de la actual investigación.
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