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La mujer y el hijo de Michael Schumacher vuelven a la Fórmula 1

Mick Shumacher, el hijo del heptacampeón del mundo, corrió en una sesión de entrenamientos con Ferrari, la antigua escudería de su padre, mientras su madre grababa la carrera a pie de pista

Corinna Schumacher, de espaldas, observa el paso de su hijo Mick Schumacher pilotando un Ferrari este martes en Baréin.
Corinna Schumacher, de espaldas, observa el paso de su hijo Mick Schumacher pilotando un Ferrari este martes en Baréin.Thomas Melzer (GTRES)
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Doce años, cinco meses y ocho días. Ese es el tiempo que había pasado este miércoles entre el último día que Michael Schumacher, el siete veces campeón del mundo de Fórmula 1, corrió por última vez para la escudería Ferrari y el momento en el que lo hizo su hijo Mick Schumacher, de 20 años. El padre se despidió de Ferrari el 22 de octubre de 2006 en Interlagos (Brasil), el hijo se subió públicamente al bólido rojo de la categoría estrella de las carreras de coches el 3 de abril de 2019 en el circuito de Sakhir, en Baréin. Su padre lo hizo con los honores que le otorgaba la dilatada historia de éxitos del que se considera uno de los pilotos más ilustres del circuito; el hijo asumió esta responsabilidad durante una jornada de entrenamientos pero con la mirada puesta en la categoría en la que reinó su padre tras haber debutado el fin de semana anterior, y en el mismo escenario, en el campeonato de Fórmula 2 con el equipo Pema.

Esto no pasaría de ser un caso más de padres que transmiten su pasión a los hijos si no fuera porque Michael Schumacher ha sumado a su leyenda como piloto la fatalidad del accidente que el 29 de diciembre de 2013 dejó la vida del deportista pendiente de un hilo. Ese día Schumacher, que actualmente tiene 50 años, esquiaba en la estación de Méribel, en los Alpes franceses y su vida, y la de su familia cambió para siembre. Las graves lesiones cerebrales que le produjo el golpe contra una roca primero hicieron temer por su vida y después le instalaron en la incertidumbre porque su familia, con su mujer Corinna Betsch a la cabeza, ha blindado cualquier información que desvele cómo se encuentra el piloto más allá de que está bien atendido y rodeado del cariño de su familia.

“Michael ha abandonado el Hospital Universitario de Grenoble para continuar su largo proceso de rehabilitación. Ya no está en coma”, detallaba en junio de 2014 el comunicado emitido por Sabine Kehm, la portavoz del alemán. Después de eso, silencio.

En un mundo hipercomunicado el empeño de la familia de Schumacher por mantenerle alejado de la curiosidad pública sorprende y aumenta el interés por cualquier dato que dé pistas sobre su situación. Pero Corinna, su esposa desde 1995, se ha encargado de crear un pequeño y estrecho círculo de personas de confianza en torno a su marido y las cifras que se presupone se pagan a los miembros del personal que le atienden, hacen el resto. Cualquiera que no respete escrupulosamente la confidencialidad sobre el estado del piloto, deja de ser automáticamente merecedor de la consideración de amigo o persona de confianza. Además de los hijos de la pareja, Mick y Gina Maria, el padre y el hermano de Schumi, Rolf y Ralph, y Kai Schnapka, su entrenador personal, son habituales en el domicilio de Gland (Suiza) en el que vive la familia a la orilla del lago Leman.

Corinna Schumacher, observadora de la carrera de Fórmula 1 en la que participó su hijo Mick Schumacher en Baréin.
Corinna Schumacher, observadora de la carrera de Fórmula 1 en la que participó su hijo Mick Schumacher en Baréin.REUTERS

Se sabe –porque la familia no la ha desmentido como si ha hecho con otras informaciones– que Michael Schumacher no necesita respiración asistida y que no está siempre en cama. Que sus cuidados suponen un gasto que ronda los 200.000 euros mensuales. Y que Jean Todt, actual presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que fue responsable de Ferrari entre 1994 y 2007, vio junto a él un Gran Premio de Brasil de F1 en noviembre de 2018.

Mick Schumacher el hijo de Michael Schumacher en el circuito de Baréin este miércoles.
Mick Schumacher el hijo de Michael Schumacher en el circuito de Baréin este miércoles.ANDREJ ISAKOVIC (AFP)

Ahora su hijo, que cuando ocurrió el accidente de esquí tenía 15 años, estrena su propia oportunidad en el mundo en el que brilló su padre. Toda la historia y el misterio alrededor de la figura paterna se alían para generar una expectación que aún no se corresponde con lo que podrá ser Mick Schumacher en el campo en el que Schumi deslumbró. Como Jean Todt, puede que Mick Schumacher haya visto muchas carreras junto a su progenitor, pero de lo que no cabe duda es que la afición por el automóvil ha encontrado un sucesor en la familia. Y que a su lado ha vuelto a estar alguien que ya sabe lo bueno, lo malo y lo regular de ese mundo: su madre Corinna Betsh. Ella se desplazó hasta el circuito de Baréin para apoyar a su hijo y volverse a poner unos cascos que le aislarán del ruido para, desde el muro a pie de pista, seguir la evolución de Mick al volante de un F1 de Ferrari. Lo que pensara el uno y el otro está tan blindado como la vida actual del heptacampeón del mundo, pero al sucesor se le vio feliz enfundado en el mono rojo de la firma y a la madre sonriente y pendiente de grabarlo todo con su móvil.

Mick Shumacher completó 54 vueltas e hizo el segundo mejor tiempo después de Max Verstappen del equipo Red Bull y de alguna forma se liberó de la presión que ha sentido por la expectación que generó su figura desde que se supo que aquel chaval de 15 años que corría bajo el nombre de Mick Betsch, el apellido materno, era el hijo del mito.

Ahora quienes fueron compañeros de su padre sonríen al ver de nuevo el apellido Schumacher al lado del suyo en las pantallas de una carrera. El futuro decidirá si su padre, desde Gland podrá ver una carrera de Fórmula 1 con su hijo entre los corredores. A buen seguro, su mujer se habrá encargado de mostrarle lo que Mick hizo esta semana en Baréin y ella grabó con su móvil.

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