15 fotosUn tesoro desprotegidoLas viviendas de Saint Louis que hicieron a la ciudad merecedora de ser incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco se deterioran sin que sus dueños puedan restaurarlas por la falta de mediosMarta MoreirasSaint Louis (Senegal) - 15 abr 2019 - 07:27CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLa casa del escritor y fundador de 'Présence Africaine', Alioune Diop, es parada obligatoria de las rutas turísticas por su buen estado de conservación pese a no haber sido rehabilitada y ser modelo de casa baja, llamada “portuguesa”.Malick Dieye es costurero y trabaja en una de las habitaciones que dan al exterior de su casa. Para eso ha tenido que dividir el gran habitáculo en dos y abrir una puerta a la calle. Vive con su mujer e hijos y cohabita con una persona al que un primo de su mujer (la heredera de la casa) le alquila su parte de la propiedad.Malick Dieye con uno de sus hijos en el espacio hecho por ellos mismos donde crían palomas que se comen y venden. Ese lugar estaba dedicado para la cocina pero en las familias wolof es típico preparar los alimentos de cara al patio, así que hace unas décadas la cambiaron de sitio.La casa de los Wade suele estar, como muchas en la isla de Saint Louis, con la puerta entreabierta: el espacio justo para que quien venga se sienta invitado pero preservando, a la vez, la intimidad de quien la habita.Foto de familia: Amadou Wade y Anta Tall, y sus hijos Papa Samba, Khoudia, Gnagna y Safietou en la habitación principal de la casa, que hace las veces de sala de estar y dormitorio. Khoudia Wade cocina y lava ropa en el patio protegido por una parra y un cerezo, ambas especies raras en la isla, que según el patriarca de la casa “trajeron los franceses”. Los patios son espacios de trabajo y de conversación: Khoudia es la encargada de atender las necesidades de la familia porque es la única que no ha proseguido sus estudios hasta la universidad. La casa de los Wade es patrimonio arquitectónico de interés medio y debe ser protegida. Sin embargo no tienen dinero suficiente para hacerlo (les han tasado las reformas en 75.000 euros) y hay elementos, como esta puerta, que no han sido cambiados desde finales del siglo XIX, según los actuales ocupantes de la casa.Un niño talibé se sube al techo de su daara (escuela coránica) para coger los frutos del baobab. Este árbol, sagrado en muchas culturas africanas, es el centro de esta antigua casa “mestiza” de la que aún se conserva una parte y en la que se ven los dos pisos con balcón y patio interior y las escaleras externas, propias de este tipo de viviendas.Más de cien niños de entre siete y 16 años viven en un bajo sin apenas luz donde estudian el Corán guiados por un marabú. Una vecina les prepara todos los días la comida. Saint Louis es una ciudad reputada por su tradición religiosa y muchas familias envían allí a sus hijos varones a edades tempranas a estudiar bajo custodia de algún líder espiritual.Unas mujeres que preparan la comida, otras que lavan, algunos que esperan el té o simplemente descansan; niños y niñas que corretean dentro y fuera de la casa. Ruido, colores... Vida dentro de una barraca.Estos son sólo algunos de los miembros de la familia de Mareme Mbaye (en el centro, vestida de verde), quien es su sostén económico fundamental, lavando ropa para sus vecinas. En apenas unos meses, la familia cuenta con tres nuevos miembros: tres preciosas niñas que viven allí con sus madres, hijas o nueras de Mareme.En esta casa de madera, que en su día sirvió para transportar los railes del tren que unía Dakar con Saint Louis, viven más de 20 personas, distribuidas en seis habitaciones. La barraca se sitúa en el centro-sur de la isla, cerca del hospital, aunque hay una decena de ellas en los extremos norte y sur y que datan todas del siglo XIX.Los dos hijos de Fatou Seck y dos de sus tres nietos. Pese al mantenimiento de la fachada original en su estructura son numerosas las “faltas” que en su estado incurren al Plan de Salvaguardia y Puesta en Valor (PSMV) de Saint Louis. Según este no se podría haber remplazado la ventana derecha sin permiso y validación de los servicios técnicos municipales (Patrimonio y Urbanismo) y tampoco está permitido tener a la vista elementos como cables, contadores, climatizadores, etc. Según la legislación en vigor, estas infracciones podrían ser objeto de una intervención de la gendarmería, pero en realidad es muy difícil que ocurra.Los nietos de Marietou Dieng juegan en el patio interior de la casa, hoy lugar central de la vivienda que Dieng comparte con otra familia que se aloja en el piso de arriba. La escalera fue cambiada hace medio siglo, ya que en la estructura original eran dos las que conectaban con el primer piso.La casa mestiza restaurada por Marie Caroline Camara acoge hoy el hotel Au Fil du Fleuve, uno de los más selectos de la ciudad. Con excelente gusto y guardando todos los elementos originales, los clientes aprovechan para conocer la historia de la isla pues la dueña es también fundadora de la asociación Entre’vues para la puesta en valor patrimonial.