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Columna
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Cultura para el desarrollo sostenible

El sector cultural y creativo tiene la capacidad y la responsabilidad, a través de sus disciplinas y canales de expresión, de ayudar a la ciudadanía a comprender los desafíos que afronta la humanidad

Daniel Silva Gaxiola
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Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 es imprescindible la incorporación de amplios sectores sociales que pueden parecer alejados de las políticas de desarrollo usuales. La propuesta de situar la cultura, como actividad humana y como sector, en esta hoja de ruta no se trata de un simple formalismo en una declaración de Naciones Unidas, sino de una oportunidad para concentrar esfuerzos en una agenda compartida y de vocación amplia. Significa sentirse parte de un compromiso global y ejercer de ciudadanía mundial desde la cultura.

Hablamos de un ecosistema cultural que debe incorporar a las generaciones futuras, que ya son presente, puesto que el desarrollo sostenible nos convoca a un progreso global. Un progreso que tenga en cuenta los límites del planeta y que trabaje para que nuestra herencia no sea una hipoteca irreversible para nuestros hijos e hijas.

No partimos de cero. Incorporamos las lecciones aprendidas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y los instrumentos liderados por España para su cumplimiento, como el Fondo ODM , hoy de ODS. Existe otro antecedente en la campaña El futuro que queremos incluye a la cultura que contó con el apoyo de organizaciones, sociedad civil y miles de personas y expertos de más de 120 países para incorporar un objetivo cultural en la Agenda 2030. Además, no estamos solos, caminamos acompañados de una gran cantidad de organizaciones culturales que tienen por objetivo el fomento del desarrollo sostenible.

En el contexto actual sabemos ya que no se alcanzarán estas metas sin la incorporación de las diferentes dimensiones que la cultura puede aportar al desarrollo sostenible. La Agenda 2030 propone una transformación social y la cultura ofrece formas de representación simbólica de este cambio. El sector cultural y creativo tiene la capacidad y la responsabilidad, a través de sus múltiples disciplinas y canales de expresión, de ayudar a la ciudadanía a comprender los desafíos que afronta la humanidad.

Si existe un eje vertebrador de la agenda es la necesidad de generar alianzas entre diversos actores. Siguiendo esta premisa, debemos reclamar la formación de una gran alianza de la cultura para el desarrollo sostenible. Una alianza que incluya la participación de los creadores, instituciones culturales y otros agentes que puedan convertirse en embajadores de los ODS y fomentar, desde su práctica y ejemplo, la singularidad de sus aportes. En este sentido, se presenta como necesario promover una amplia implicación de la cultura, desde el sector privado hasta la sociedad civil y las administraciones públicas, pasando por la participación activa de la vida cultural ciudadana. En definitiva, reivindicamos la cultura como un activo de la Agenda 2030.

La cultura puede ayudar a interpretar situaciones difíciles y contribuir con sus elementos a mejorar las condiciones para su tratamiento y percepción

Entender la cultura como una herramienta para un desarrollo sostenible e inclusivo es imprescindible en un contexto global donde los problemas que la sociedad mundial ha de acometer tienen dimensiones culturales intrínsecas. La cultura puede ayudar a interpretar situaciones difíciles y contribuir con sus elementos a mejorar las condiciones para su tratamiento y percepción.

Esta contribución se fundamenta en los esfuerzos y experiencias, realizados a lo largo de los años, por parte de diferentes actores de la cooperación y del desarrollo sostenible. Aprender de estas prácticas y de sus resultados nos permite plantear nuevas líneas de reflexión, así como formas de acción, para encontrar el papel de la cultura en el desarrollo sostenible dentro del contexto actual.

En primer lugar, es necesario reconocer los importantes aportes de la cultura al desarrollo sostenible en forma de mejora de condiciones de vida, empleo, gobernabilidad, economía… con resultados evidentes a partir de políticas activas y la existencia de indicadores sobre sus resultados e impactos. Por otro lado, hace falta una reflexión urgente sobre la sostenibilidad de las políticas culturales a diferentes niveles territoriales, analizando si en sus planteamientos y fundamentaciones incorporan los valores de la Agenda 2030 y una perspectiva de futuro para las generaciones venideras.

Todavía es imprescindible seguir profundizando sobre el papel de la cultura en la cooperación al desarrollo y la lucha contra la pobreza. Pero también en la cooperación entre culturas, como ejercicio de la solidaridad, para una mayor igualdad de presencia en los escenarios culturales globales. Respetando y fomentando la diversidad cultural como el gran patrimonio de la humanidad.

Las expresiones culturales siempre han sido vehículos de comunicación, intercambio y cooperación entre diferentes realidades. La aceptación de la multiculturalidad mundial se transforma en una forma de aceptar diálogos entre las culturas. El pluralismo cultural y la comprensión del otro son elementos imprescindibles para asegurar la convivencia entre las ciudadanías contemporáneas.

En este sentido el compromiso de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS) por la cultura se expresará con las jornadas sobre sostenibilidad e instituciones culturales, que se coorganizan con el Instituto Cervantes los días 12 y 13 de marzo, y promoviendo la primera Declaración de la Cultura en apoyo a la Agenda 2030 en España. Es nuestro deseo generar una amplia alianza entre agentes culturales y subir a este proyecto a todas/os los que con su talento, ideas y creatividad quieren un progreso sostenible que no deje a nadie atrás.

Leire Pajín, presidenta de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS), Marta García Haro, directora de REDS, y Alfons Martinell, director honorario de la cátedra UNESCO de Políticas Culturales y Cooperación, Universidad de Girona.

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