La hora estelar del ‘y tú más’
¿Quién necesita un argumento? Más madera, es la guerra sucia de la campaña
El PSOE ha arremetido contra Ana Pastor después de que Ana Pastor arremetiera contra el PSOE. Ya es plan nuestro de cada día en campaña. Sorprende, no obstante, que Ana Pastor no haya dejado pasar una semana, tras su despedida institucional, antes de lanzarse al barro como “hooligan del PP”, expresión utilizada por Lastra. Respecto a la crítica de Ana Pastor contra el PSOE, ciertamente tiene fundamento: el Gobierno se dopa con los viernes sociales. Ahora bien, que una dirigente del PP denuncie dopaje electoral es como si Lance Armstrong denunciara dopaje en el ciclismo. Es sobradamente conocido que quien controla las instituciones y maneja presupuestos, se dopa; y quien ha construido tramas como Gürtel, se ha dopado y mucho.
Ya se está desatando, claro está, la hora estelar del ‘y tú más’. El ytumaseo es una práctica habitual, pero en campaña alcanza el paroxismo. Cualquier crítica siempre tiene la respuesta de un “tu quoque”, esa clase de argumento que, como ironizaban Cathcart y Klein en su ensayo Aristóteles y un armadillo van a la capital sobre las mentiras políticas, no pasa del nivel patio de colegio aunque tenga la pátina de respetabilidad del latín. A veces no es fácil distinguir el patio del Congreso del patio del colegio. La gracia de la semana ha sido que el líder del PP atribuyera el “ladran, luego cabalgamos” al Quijote, días después de burlarse de su rival por confundir a Fray Luis y San Juan. El patio es así.
De hecho, Casado acaba de denunciar al PSOE por “guerra sucia”. Y ha añadido: “que nos critiquen, que nos insulten, no hallarán guerra sucia del PP". Esto lo dice Casado, sí, precisamente Casado, que hace pocas semanas reaccionó a la polémica del relator con una intervención en la que vertió más de veinte calificativos insultantes hacia el presidente; con una pegada en serie que ni Joe Louis, The Brown Bomber. La doble moral elevada al cubo. En fin, la mandíbula de cristal de Casado no cuela; y no en vano él denunciaba que el mayor traidor de la historia de la nación estaba vendiendo España a los independentistas, pero sin aportar un solo argumento que avalase la denuncia. Ah, ¿quién necesita un argumento? Más madera, es la guerra sucia de la campaña.
Otra cosa es que Ana Pastor, como Casado, hubiese comenzado su crítica diciendo: “Todos los Gobiernos de todos los partidos hemos abusado del dopaje electoral, pero el Sr. Sánchez se equivoca, y es el momento de comprometerse ante toda la ciudadanía a prohibir esta práctica, y fijar límites que…”. La propuesta de regeneración autocrítica, y no sólo crítica contra el otro, sí sería todo una sacudida para los usos políticos. Pero es historia-ficción, o periodismo-ficción. No. A Casado, como a Ana Pastor, no le mueve un criterio ético, sólo disponer de un argumento fácil de campaña, un titular tipo alpiste.
Por supuesto, hay que cuestionar al Gobierno por el uso de la Diputación Permanente. Ese órgano está para convalidar decretos de especial urgencia, no para someterlo a un estrés ventajista cambiando leyes o agujereando el déficit del Estado. Aunque no sea la primera vez que en este órgano se tramitan ayudas, se parchea la Seguridad Social o incluso se actualizan los índices de pensiones, nunca se había llevado a tal extremo impúdico. Eso sí, la crítica pierde credibilidad planteada por el PP desde una supuesta autoridad moral. No en vano, la derecha ha bloqueado la Mesa con un filibusterismo sin procedentes empantanando medio centenar de leyes, y ya antes de las anteriores elecciones se sustrajo al control parlamentario, práctica censurada por el Tribunal Constitucional. Ante la crítica del PP sobre los decretos, Ábalos recordó que el PP de Rajoy aprobó en la última precampaña más de un centenar en la recta final de legislatura. Unos por otros, así va esto. En definitiva, no se trata de mensajes de regeneración, sino fuego cruzado electoral bajo la lógica del ‘y tú más’.
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