‘Snowbirds’: jubilados de Canadá que huyen del frío
Un considerable número de canadienses retirados deja abrigos y guantes en el armario para disfrutar del sol en Estados Unidos y Latinoamérica, lejos de la nieve.
El junco pizarroso, (snowbird), es un pájaro que vive en Norteamérica y que migra hacia el sur con la llegada de las primeras nevadas. Sin embargo, el término en inglés comenzó a utilizarse desde los años setenta para denominar a los canadienses jubilados que parten a zonas más cálidas y así evitar durante varios meses las inclemencias invernales. Su destino más frecuente es Estados Unidos (Florida, Arizona y California), aunque México, República Dominicana y Costa Rica han ganado más seguidores en los últimos años, especialmente por el tipo de cambio.
Micheline Martin tiene 68 años de edad; se jubiló en 2009 tras haber sido durante décadas trabajadora social en Montreal. Desde hace 10 años, ella y su pareja pasan el mes de noviembre en Myrtle Beach (Carolina del Sur). Asimismo, a principios de marzo viajarán por tercera vez a Palm Coast (Florida) para disfrutar de ocho semanas lejos de los vientos gélidos. “Vamos a Myrtle Beach sobre todo para jugar golf y a Palm Coast para pescar y disfrutar de la playa”, cuenta a este diario. ¿Cuál es la principal motivación para hacer estos viajes? “¡Por supuesto que el frío!”, responde entre risas. Martin y su pareja siempre alquilan apartamentos, opción muy común para este tipo de estancias. Sin embargo, algunos canadienses adquieren propiedades en esos sitios calurosos y otros más emprenden la aventura en caravanas.
No existen datos oficiales sobre el número de canadienses que viajan al sur durante el invierno. Sin embargo, se estima que ha aumentado debido a que la edad promedio de jubilación en Canadá es actualmente de 63 años y la esperanza de vida alcanza los 83,9 para las mujeres y los 79,8 para los hombres. Otro indicador es la cifra de miembros de la Canadian Snowbird Association. En efecto, los canadienses “viajeros” en los meses fríos cuentan con asociación propia. En diciembre de 2015, la CSA (por sus siglas en inglés) tenía unos 80.000 afiliados; actualmente, suman más de 120.000.
La CSA, con sede en Toronto, nació en 1992 para exigir más derechos a los distintos Gobiernos (provinciales y nacionales) para estas personas. Con el paso del tiempo, se ha enfocado también en diversos servicios. Por ejemplo, presenta información sobre los tipos de cambio, guía sobre los pasos a seguir para los seguros de viaje y el pago de impuestos. Además, publica una revista con artículos variopintos. Si bien el sol es el objeto más deseado para los snowbirds, esta publicación da cuenta de que otros asuntos son también de su interés. Hay personas que buscan principalmente los deportes acuáticos; otras desean aprender las bases del idioma local; no son pocos los que quieren compartir edificio con amigos; asimismo, aparecen consejos en caso de que hijos y nietos quieran visitarles, etc.
Los canadienses parten al sur generalmente en dos periodos definidos: en noviembre, cuando el frío comienza a mostrar los colmillos, y a principios de enero, después de que terminan las fiestas de diciembre. Antes de viajar, las autoridades recomiendan a los snowbirds informarse sobre el periodo máximo de estancia que cada país concede a los turistas, ya que puede ser de 180 días (como en México y Estados Unidos), de 120 (en República Dominicana) o de 90 (en Costa Rica).
Otro tema que requiere atención en el calendario es la reglamentación de cada Gobierno provincial en Canadá para la validez de la tarjeta que da acceso a la sanidad gratuita. En Quebec, una persona puede perder este derecho si vive menos de 180 días en la provincia. En Terranova y Labrador, por ejemplo, se requieren únicamente cuatro meses de residencia, mientras que en el resto del país el criterio es de cinco meses.
Pese a que también existen estadounidenses de las zonas norteñas que se desplazan al sur para resguardarse del frío y vivir momentos de esparcimiento, el fenómeno del snowbird está íntimamente ligado a Canadá, al igual que el hockey sobre hielo o los muñecos de nieve. “Cuando yo era niña, escuchaba que la gente hablaba de ese grupo de suertudos que viajaban unos meses a Florida, lejos de la crudeza invernal. Esto era un anhelo en Canadá para mucha gente. Por fortuna, ir al sur se ha vuelto más accesible con el tiempo”, cuenta Micheline Martin. Es comprensible: durante buena parte del año, el clima, el frío canadiense no perdona.
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