Grandes películas
La multiplicación de las pantallas y las opciones de producción y exhibición pueden servir para que se vean más filmes que nunca, en todos los formatos
La obra maestra de Billy Wilder El crepúsculo de los dioses relataba la historia de una actriz de cine mudo, interpretada por Gloria Swanson, que no había logrado adaptarse al paso al sonoro. Vivía en una decadente mansión de Sunset Boulevard, obsesionada con un mundo idealizado y perdido. En una de las frases más célebres del filme, exclama: "Yo sigo siendo grande, son las películas las que se han hecho pequeñas". Sin embargo, ni entonces ni ahora las películas se hicieron pequeñas, más bien todo lo contrario. Con la multiplicación de pantallas y la irrupción de plataformas como Netflix, el universo audiovisual vive una conmoción similar a la que se produjo con la llegada del cine sonoro en los años veinte. De la manera de gestionarlo depende que todos los formatos encuentren su sitio, puedan convivir y seguir creciendo: es esencial que sea colaborativa y abierta a las nuevas formas de distribución que ofrece la tecnología, pero también que se busquen fórmulas para proteger a los cines, sobre todo porque se trata de una experiencia estética que no tiene equivalente.
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Por eso, tiene poco sentido la protesta que lanzaron 160 distribuidores alemanes de cine en el Festival de Berlín contra la película de Isabel Coixet Elisa y Marcela, al igual que también resultó un error excluir a Roma del Festival de Cannes de 2018, máxime cuando el filme de Alfonso Cuarón se ha convertido a la postre en la película del año, acumula diez candidaturas a los Oscar y la unanimidad de la crítica y el público. Los distribuidores pidieron que la película de Coixet fuera excluida de concurso porque no estaba garantizado su estreno en salas comerciales en Alemania, aunque sí lo hará en España. La realizadora española replicó con razón que "el futuro pasará por la coexistencia de las películas en plataformas y salas".
El estreno de Roma, independientemente de la pantalla en que se viese, se convirtió en un acontecimiento cultural que recordaba a los tiempos del Hollywood dorado que tanto añoraba Gloria Swanson. Y en los pocos cines en los que se exhibió se agotaron las localidades porque contemplar esta película en pantalla grande resulta un espectáculo irremplazable. Con 130 millones de suscriptores en 190 países, Netflix se ha convertido en un actor insoslayable en el mundo del cine; de hecho, se acaba de integrar en la Motion Picture Association of America, que reúne a los grandes estudios de Hollywood. Al igual que el cine no acabó con el teatro, ni la televisión con la radio, la multiplicación de las pantallas y las opciones de producción y exhibición pueden servir para que el público vea más filmes que nunca, en todos los formatos. Es la garantía para que las películas sigan siendo grandes.
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