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Diez cosas que debe saber sobre Bibiana Fernández cuando cumple 65 años

La modelo, actriz y colaboradora de televisión afronta su onomástica con renovada imagen y agobiada por las deudas que todavía tiene con Hacienda a pesar de haber vendido todas sus propiedades

Bibiana Fernández, años atrás y en 2019.
Bibiana Fernández, años atrás y en 2019.Instagram
Maite Nieto
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Bibiana Fernández ha sido noticia durante los dos últimos años por sus problemas con Hacienda, por su sentido del humor para afrontarlos, por su participación como concursante en la segunda edición de Masterchef Celebrity y por haberse operado recientemente para retocar su abdomen y labios porque “quería tener la cara como cuando tenía 40 años”. Esta última afirmación la ha realizado en tono de broma cuando ha hablado sin complejos sobre los motivos que la han hecho ausentarse durante unos días del programa televisivo en el que colabora –El programa de Ana Rosa– y en el que ella misma confirmó las operaciones estéticas haciendo uso de su peculiar tono socarrón: “Mi cuerpo es mi patrimonio y lo tengo que conservar”.

Este miércoles cumple 65 años y a lo largo de esta ya larga trayectoria, algunos hechos clave de su vida han ido quedando en el olvido.

 Malagueños en Tánger. Bibiana llegó al mundo en Tánger el 13 de febrero de 1954. Sus padres son de Málaga, él taxista y ella costurera. Nació como hombre y se llamaba Manuel Fernández, como su padre. Sus progenitores se separaron cuando tenía seis años, en un proceso complicado que no debió ser fácil para un hijo que debía vivir su propia incertidumbre sobre el sexo con el que había nacido y el que sentía en su interior.

 El tortuoso camino de la juventud. Se trasladó de Tánger a Málaga y allí vivió sus años de juventud. Cumplió el servicio militar que entonces era obligatorio y se marchó a Barcelona para probar suerte como artista. Igual que su infancia no fue fácil, debido a la afición de su padre a las correrías nocturnas, tampoco resultó sencillo encontrar su camino en la España de la época, donde la homosexualidad –no hablemos ya de transexualidad– eran tabú e incluso objeto de escarnio.

Primeros pasos artísticos. Comenzó su trayectoria en el Paralelo barcelonés, una zona que hasta la década de los años 70 concentró teatros, salas de espectáculos y cabarets. Sus primeras actuaciones fueron en la cadena Ferrer, donde abundaban espectáculos con chicas de alterne y travestis. Allí le sugirieron el que fue su primer nombre para el mundo del espectáculo, Bibi Andersen. Después pasó a las revistas donde debutó en la compañía de Juanito Navarro y en 1976, en plena época del destape en España, el director Vicente Aranda le dio un papel en la película Cambio de sexo, donde quedó patente que a su bello cuerpo femenino aún le quedaba un evidente tributo masculino.

Visibilizar la diversidad. “Pienso, siento y sueño como una mujer. ¡Qué importa que tenga el órgano masculino! No me gusta que me califiquen como travesti porque yo me siento mujer”, así se expresaba en 1978 Bibi Andersen respecto a su sexualidad contenida en un espectacular cuerpo femenino moldeado después de años de tratamientos hormonales. Su atractivo, desparpajo y gracejo se ganó al público y consiguió visibilizar a una comunidad reprimida por una sociedad ignorante en temas de diversidad. 

Símbolo de la movida madrileña. Llamándose todavía Bibi Andersen encontró en su camino a un joven Pedro Almodóvar y bajo su dirección formó parte del reparto de películas con las que se fue ganando su fama como realizador internacional (Matador, La ley del deseo, Tacones Lejanos, Kika…). Junto a él y su grupo de incondicionales dieron vida a las noches de la movida madrileña de los años ochenta y también a ese grupo que se conoció como chicas Almodóvar. Una denominación que trascendió al grupo al que se refería (Carmen Maura, Chus Lampreave, Rossy de Palma, Marisa Paredes, Penélope Cruz, Loles León, la propia Bibi…) para convertirse en todo un calificativo para describir a un tipo de mujer. La escritora Elvira Lindo perfiló en un artículo escrito en este mismo periódico en qué consistía: define a mujeres “originales, de libertad extrema, sinceras, faltas de prejuicios, temerarias, apasionadas, tozudas, irreflexivas y algo salvajes”. 

El gran cambio. Un poco de todas esas cualidades de chica Almodóvar se combinan en el perfil público de quien se convirtió de Bibi Andersen en Bibiana Fernández en 1998 y que cuatro años antes se había sometido a una operación de vaginoplastia y consiguió el carné que la acreditaba como mujer de pleno derecho con el nombre de Bibiana Manuela. 

Relaciones duraderas. Bibiana tiene un carácter expansivo pero también discreto. Una característica que ha llevado a sus relaciones sentimentales. De las que se conocen, hay dos que destacan por su intensidad y duración. La primera fue con su representante, Javier Serrano, con quien vivió durante 14 años y que murió inesperadamente provocando uno de los grandes dolores en la vida de la artista. La segunda relación importante, acabó en boda. Asdrúbal Ametler, modelo, y Bibiana se conocieron en La Habana, se dice que se casaron en Tailandia y que en el año 2.000 formalizaron su relación en el Registro Civil de Boadilla del Monte, municipio al que pertenecía la casa en la que vivía Bibiana Fernández y donde se ofició una ceremonia con la novia vestida con un traje blanco de Victorio & Lucchino. La pareja se separó en marzo de 2003 y desde entonces no ha habido nadie que la actriz y colaboradora de televisión haya presentado oficialmente como su pareja. 

Inteligente y resiliente. Quienes conocen a Bibiana Fernández la describen como una mujer inteligente, luchadora, divertida, con genio cuando hace falta y también capaz de superar situaciones duras que otras personas no saben llevar con la actitud positiva con las que ella las ha afrontado. Su juventud fue dura y solitaria, aguantó mofas y la incomprensión de una sociedad que no estaba preparada para lo que ella representaba. 

Cambiar de registro. Los años en los que su belleza impactaba a la cámara han quedado atrás y los papeles o las sesiones de moda centrados en su espectacular físico bajaron de número e intensidad. Bibiana Fernández tuvo que reciclarse. En los últimos años ha encontrado su refugio en el teatro y en la televisión, donde igual ha participado como colaboradora en distintos programas que como concursante en Supervivientes (2014) o en Masterchef Celebrity (2017). 

Diez años agobiada por las deudas. La semana pasada una publicación en su cuenta de Instagram desvelaba el gran problema que enturbia la vida de Bibiana Fernández desde hace más de 10 años: su deuda con Hacienda. La artista parecía haber solventado sus deudas en 2017 cuando vendió su propia casa y dos apartamentos que tenía en Málaga para saldar lo que debía al fisco. Pero los recargos y las multas parecen que van más allá de su capacidad para generar ingresos: “Este tema me tiene quemada. Llevo 10 años, pagué de sanciones y multa más del 150% de la deuda y solo quiero llegar a un lugar, un acuerdo, lo que sea”, contó en sus redes sociales. Y especificó: “No me quejo de pagar, me quejo de intereses del 20% cuando no puedes afrontar la deuda (…) y de pagar más de sanciones e intereses que de deuda, el resto es normal”.

Bibiana afronta sus 65 años con el reto de llegar a un acuerdo con la agencia tributaria para, como ha dicho ella misma, "poder recuperar la ilusión". Mientras, continúa destapando recuerdos en la casa que alquiló en el centro de Madrid en 2017, cuando vendió su vivienda de Boadilla del Monte a sus amigos Alaska y Mario Vaquerizo, y subiendo fotos a su cuenta de Instagram que dan fe de la belleza y el poderío que derrochó cuando era solo algo más joven de lo que es ahora.

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Sobre la firma

Maite Nieto
Redactora que cubre información en la sección de Sociedad. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local de Madrid, subjefa en 'El País Semanal' y en la sección de Gente y Estilo donde formó parte del equipo de columnistas. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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