La vida plena de Javier Bardem a los 50
El actor ha logrado la admiración de De Niro y Pacino, a quienes veneraba de joven, y junto a Penélope Cruz ha obtenido el mayor de sus éxitos: dos hijos
Decidió ser actor hace 35 años mientras veía a Robert de Niro en Toro salvaje y luego comenzó a estudiar con devoción los trabajos de Al Pacino. Hoy, De Niro y Pacino se cuentan entre sus múltiples admiradores. Ese detalle retrata, mejor que casi nada, lo lejos que ha llegado Javier Bardem.
El hijo de Pilar Bardem se acerca a los 50 años –los cumple el 1 de marzo– en un momento muy luminoso. Desde hace tiempo es aclamado como uno de los grandes y algunos de los cineastas que él más respeta lo han dirigido o aspiran a hacerlo. Pero es su vida con Penélope Cruz y sus dos hijos lo que, cada día, le da las mayores alegrías.
Las películas que estrenó en 2018 –Loving Pablo de Fernando León de Aranoa, Todos lo saben de Asghar Farhadi– sintetizan ciertas cosas: sus ganas de trabajar con Penélope, el deseo de combinar directores españoles y extranjeros que le inspiren confianza y las casi infinitas variantes de su talento, que le permiten bordar personajes poderosos, muy marcados –Pablo Escobar– y otros tan vulnerables y tiernos como el Paco de Todos lo saben. Por este último, particularmente apreciado, es candidato a todos los premios del cine español. Ahora rueda, entre Almería y Londres, una película dirigida por Sally Potter con Salma Hayek –íntima de Penélope– como compañera de reparto.
Hay varios Javier Bardem dentro de Javier Bardem –el actor, el amigo, el hijo, el hermano, el marido, el padre, el ciudadano comprometido–, pero todos se parecen, en su profundo sentido de la lealtad a sus raíces, a sus valores y a la gente decisiva.
Las palabras de agradecimiento la noche del Oscar por No es país para viejos no tuvieron desperdicio: “Mamá, esto es para ti, para tus abuelos, para tus padres, Rafael y Matilde, para los cómicos de España, que han traído como tú, la dignidad y el orgullo a nuestro oficio. Esto es para España y para todos vosotros”. Pilar Bardem, sentada en la gala a su lado, le miraba en estado de máxima felicidad. Había transmitido a sus hijos su amor por la profesión pero, también, las enormes zozobras asociadas a ella. Pilar las pasó canutas para sacar adelante a los suyos y el Oscar de Javier representaba mucho más que un premio de campanillas. La complicidad con su madre conoció un episodio muy gracioso cuando era un niño. Un día Javier, obsesionado con la idea de que el mundo se acababa, insinuó que lo que más sentiría si eso sucedía es que él moriría sin haber hecho el amor. Su madre le tranquilizó al decirle que, si veían venir la catástrofe, ella misma se prestaría a cumplir su deseo.
El ejemplo de su madre, una roja de solera, le dejó una rabia natural hacia las injusticias y abusos y un rotundo sentido de la solidaridad con los más débiles, concretado en su implicación con ONG ( Médicos sin Fronteras, Open Arms) o la producción de documentales (Invisibles, Hijos de las nubes). Parece que, en los últimos años, ha remitido algo la furia hacia “Los Bardem” de la España más cafre y reaccionaria. No hay que subestimar la capacidad de los miserables para disparar su bilis a la mínima de cambio –sobre todo, camuflados en el anonimato que garantizan las redes sociales-, pero da la impresión de que, entre la inmensa mayoría, se ha impuesto la evidencia de que gente como Javier Bardem o Penélope Cruz es la que hace que España brille en el mundo por algo decente.
Cuando no rueda, su día a día es bastante plácido: casa, familia, deporte, cine, música y amigos, que desatan su lado más gamberro y divertido. En su núcleo duro de amistades se encuentran compañeros del colegio y de su época de jugador de rugby –con 16 años fue internacional juvenil– y otros que ha encontrado en la profesión, como Luis Tosar, Juan Diego Botto, Eduard Fernández, Fernando León o Juan Carlos Vellido.
Aunque no trabaje, acude casi a diario al estudio de interpretación de Juan Carlos Corazza, su maestro, con el que le encanta explorar sus recursos y límites como actor. Su afán por no dejar de crecer le lleva a querer redescubrirse continuamente y a imponerse desafíos que le exciten. Uno de los próximos, si todo sale bien, será interpretar a Hernán Cortés en la serie producida por Amazon y Steven Spielberg que él mismo ha impulsado a partir de una idea de su hermano, el actor y escritor Carlos Bardem.
Su historia con Penélope es caso aparte y tiene forma de cuento inverosímil, con final demasiado feliz. Hace 28 años, en 1991, se conocen en Jamón, jamón, la película de Bigas Luna que les lanzó. Luego, durante años, apenas se ven, pero siempre preguntan el uno por el otro a las amistades comunes. En 2007 Woody Allen los vuelve a reunir en Vicky Cristina Barcelona y estalla el amor entre ellos, tanto tiempo agazapado. En 2008 Javier y en 2009 Penélope, se convierten en el primer español y la primera española que logran un Oscar de interpretación. En 2010 se casan y luego tienen dos hijos que dan el gran vuelco a su vida.
En los días de Jamón, jamón, Bigas Luna dijo: “Penélope y Javier acabarán juntos y serán dos de los mejores actores del mundo”. Lo clavó. Todos lo saben.
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