David Quincoces, el diseñador madrileño que ha conquistado Milán
Forma parte, de pleno derecho, de una nueva generación de creadores en Italia y, para él, la clave está en hacer diseños de lujo para gente que quiere una pieza única, pero también trabajos más industriales, que van cosidos al cliente y donde se requiere un diáologo
Damos fe de que Quincoces-Dragó es uno de los estudios de arquitectura y diseño más solicitados de Milán, por las tres semanas que nos costó cerrar una entrevista con David López Quincoces, su fundador. Los 14 proyectos que tienen a la vista para los próximos meses han sido los responsables del retraso. "Por eso no me encontrabas", bromeaba David en nuestra conversación telefónica.
Él y su mujer, Fanny Bauer Grung, acaban de lanzar su primera colección de mobiliario Six’s interior design project, su trabajo más personal hasta el momento. Son 18 piezas que expresan la identidad del dúo creativo: objetos esenciales, con devoción por los materiales naturales, y concebidos para realzar el entorno y sus elementos. "Ha sido el resultado del trabajo que realizamos en Six Gallery —el espacio que abrieron el pasado abril en Milán junto con el interiorista y experto en marketing Mauro Orlandelli—, que empezó como un punto de búsqueda y estudio constante. Es un lugar donde tenemos piezas que responden a nuestros valores estéticos. De ahí surgió la idea".
La necesidad, ya se sabe, es el mayor resorte creativo. En este caso además era doble: la de vestir la galería y también la de crear piezas que David y Fanny precisaban en su trabajo y no encontraban en el mercado. "Son el resultado de la experimentación, unida a nuestra estética y a no ponerse límites con una serie de materiales que en otros ámbitos no se pueden utilizar. En el mundo industrial empiezas con la idea de utilizar el latón y el 90% de las veces acaba siendo aluminio anodizado". Pero esta vez han podido llevar sus decisiones estético-proyectuales hasta el final, lo que desde su punto de vista le otorga más calidad al objeto en sí.
De hecho la investigación se centró en el propio material y su contacto con la naturaleza. De ahí que las losas lisas de mármol de sus mesas estén salpicadas por pequeñas grietas y la madera de nogal aplicada integre una red de nódulos diversos. El desierto y sus dunas han inspirado esta serie que, después de una exploración inicial con estructuras primitivas, resultó en siluetas refinadas a través de la simplicidad.
Tras la retórica se esconde el elemento que realmente ha motivado el desarrollo del proyecto: "En parte el objetivo de esta primera colección era divertirnos y hacer lo que nos diese la gana", confiesa, y aclara que no tiene ningún elemento favorito en esta propuesta de mesas, bancos, sillas y lámparas. "Personalmente no hay ninguno que me guste más que otro. Cada uno tiene su propia poética, su historia y nació con su contexto".
La nueva generación del diseño en Milán
David llegó a Milán para cursar un máster en Arquitectura de interiores en el Politécnico hace ya 13 años y este es el lugar donde se ha forjado su carrera. Comenzó colaborando con Piero Lissoni y hace ahora 10 años, fundó su propio estudio, que forma parte de la nueva generación del diseño de la capital italiana, aunque él no lo sienta exactamente así.
"Lo que ha cambiado", admite, "es que en los últimos años han aparecido pequeñas realidades más heterogéneas que, en tendencias, van por delante del mercado. Por una parte está la vertiente más comercial, la de las grandes marcas afianzadas con una red de distribución internacional, y por otra, la línea más orientada al lujo, donde la gente busca una pieza que no todos puedan tener, casi hecha a medida. Esto conlleva un cierto trabajo sobre el metal o la madera que a nivel industrial tiene un precio demasiado alto".
Quincoces-Dragó desarrolla su trabajo en ambos ámbitos. Colabora con empresas de mobiliario, como Lema, con la que prepara cuatro o cinco productos nuevos, y con Salvatori y Oluce, entre otras. "Lo que hacemos industrialmente va cosido al cliente, estudiamos su estética, y tiene un sentido comercial. Es un diálogo entre ellos como marca y nosotros como diseñadores para hacer un producto según sus requisitos". Algo que también aplican a la arquitectura de interiores, por ejemplo, para el proyecto de la planta de mujer de los almacenes La Rinascente, que acaban de finalizar.
Ser dos y tener los ojos bien abiertos
La incorporación de Fanny Bauer Grung en el proyecto hace cinco años, fue clave para afianzar su carácter como estudio. "Tener a una persona que te complementa te ayuda a ser más fuerte y a centrarte más en el trabajo propio. Se crea una solidez en el concepto, en la estética. Ha supuesto un crecimiento orgánico y lógico de las cosas". David se encarga de la creatividad y la técnica, mientras que Fanny ocupa un papel más comercial, relacionado con el cliente. "Siempre hay un punto intermedio en todos los proyectos donde trabajamos juntos para darle una personalidad muy concreta. Luego cada uno coge su tarea y la saca adelante".
Y para ello lo importante es tener los ojos bien abiertos. "Intentamos ser lo más eclécticos posible. Es una búsqueda completa todos los días, estudiar mucho, ver arte. También nos gustan las tradiciones y determinadas técnicas, materiales, acabados. No es que nos fijemos en algo concreto ni que tengamos una línea de investigación constante. Intentamos ser muy permeables, observar lo que hay alrededor, lo que pide el mercado y lo que estéticamente nos gusta para intentar adaptarlo".
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