Una ginebra pensada para el invierno

Hace algunas décadas, lo único que era de temporada era la fruta y la ropa. Paulatinamente, la distinción entre verano e invierno se ha instalado en otros muchos aspectos. Véase la perfumería, el mobiliario, la coctelería o ¿los licores? Sí, ahora hay ginebra mediterránea, y la hay islandesa.

Que no le engañe el color, esto es ginebra. Y no una cualquiera. La ginebra 9 Moons es el fruto de un laboriosa transformación en una recóndita bodega de Islandia. El proceso comienza al llenar barricas nuevas de roble con ginebra Martin Miller’s con una graduación más alta de lo normal. Estarán ahí nueve meses, es decir, nueve lunas.

Pasado ese tiempo, de las barricas se extraen unas 2.000 botellas de un brebaje que se mezcla con agua de manantial –cómo no, de Islandia– hasta obtener una graduación de embotellado de 40 grados. El resultado: una ginebra donde se mezclan las notas cítricas con un sabor intenso a enebro y ese ligero toque dulce y avainillado que otorga el roble. De esta transformación también sale ese color pardo tan poco habitual en este licor.

Como muchos grandes descubrimientos, 9 Moons nació casi por casualidad. Sucedió cuando un osado grupo de mixólogos de Nueva York empezó a dejar reposar la ginebra Martin Miller’s en pequeños barriles. Los resultaron fueron sorprendentes. Tanto es así, que Andreas Versteegh, uno de los fundadores de la firma, se dejó llevar por la curiosidad y compró un surtido de barricas que llenó de ginebra y guardó en Islandia. Nueve meses después nació el primer prototipo de 9 Moons.

El clima frío y seco de la isla es la atmósfera ideal para envejecer la ginebra y presenta numerosas ventajas. Estas condiciones permiten ralentizar el proceso de envejecimiento y medir con precisión los avances de esta ‘hija del invierno’. En el norte saben bien cómo combatir el frío invernal.