500 vatios
No hay nada que no se pueda contar en menos palabras de las que habitualmente utilizamos
Te pasas siete días leyendo sesudos análisis sobre los líos del Poder Judicial sin enterarte de nada, cuando llega Ignacio Cosidó y te lo explica en dos patadas. Cómo estarían de embrolladas las cosas para que el portavoz del PP en el Senado se viera obligado a explicar a los zoquetes de su partido que, gracias al acuerdo alcanzado con el PSOE, tendrían controlada la Sala del Supremo en la que esos mismos zoquetes podrían ser juzgados. Un WhatsApp. Eso es economía narrativa, como cuando Rajoy le dijo a Bárcenas que fuera fuerte, pues estaban en ello, y se nos hizo la luz, permitiéndonos verlo todo con una claridad pasmosa. Significa que quien tiene que dimitir, para que la decencia vuelva, es la realidad que ha hecho posible que Marchena renuncie a un cargo para el que no había sido nombrado todavía. Su comunicado es otro ejemplo de economía narrativa estremecedor. Deducimos, en fin, que la realidad vigente es toda ella producto de un desvarío criminal.
No hay nada que no se pueda contar en menos palabras de las que habitualmente utilizamos, de ahí la perplejidad que nos producen los sumarios judiciales de 10.000 folios. Hasta el silencio resulta a veces más locuaz que un discurso. La metamorfosis, de Kafka, explica el siglo XX en menos de 70 folios. Fíjense en el tamaño de El lazarillo de Tormes, en el de Pedro Páramo o en el de las novelas cortas de Cervantes. ¡Qué desproporción entre la magnitud de sus contenidos y el cuerpo de sus continentes! Yo leo por disciplina muchos editoriales que no entiendo porque parecen apagados hasta que una frase sacada de una agenda los ilumina como el haz de un foco de 500 vatios. Llamará Catalá para que hagamos un hueco en el AVE a Galicia a un donante del PP.
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