El triunfo de un discurso
Nos gusta tanto la palabra libertad que descartamos la opción de una economía intervenida, llegando a considerar el liberalismo económico desregulado como el mejor de los sistemas posibles. Sin embargo, la tendencia del capital a concentrarse hace que la pobreza se extienda y agrave. El poder económico es el único real. En ese contexto, hablar de libertad es como decir que la gacela es libre porque puede elegir entre ser devorada por el cocodrilo o por el león. Por primera vez en la historia, además, es la especie humana en su conjunto la que está en riesgo. Ya no quedan apenas bosques que quemar, nuestros mares están llenos de plástico y los recursos más básicos, desde el agua potable hasta el aire de calidad, empiezan a convertirse en privilegios. Urge encontrar un sistema donde la economía esté totalmente sometida al medio ambiente y a la solidaridad. Y estos objetivos, como todo el mundo sabe, están en las antípodas del capitalismo.
Pablo González Caballero
Madrid
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.