Economía, reparto y democracia de calidad
En España, con una tasa de desempleo casi siempre por encima de los dos dígitos, el problema no es solo la falta de trabajo, sino también la falta de ingresos, es decir, la calidad del empleo y las remuneraciones que reporta. La flexibilización del mercado laboral ha provocando un traspaso de los riegos empresariales a los trabajadores. La negociación colectiva y el Derecho del Trabajo resultan más necesarios que nunca, pero la última reforma laboral ha huido de ellos, olvidando que la política económica ha de tener dos objetivos irrenunciables como son el pleno empleo y el crecimiento de los niveles de vida de los que hacemos posible, con nuestro trabajo cotidiano, la creación de riqueza. El compromiso individual a largo plazo con la democracia y los sistemas de representatividad que la vertebran exige garantizar la cobertura digna de las necesidades humanas y sociales básicas.
Luis Fernando Crespo Zorita. Alcalá de Henares (Madrid)
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