Carta de una barcelonesa común
El otro día compartí tres horas con 15 personas en una tarea que nos gustaba. Hablábamos y bromeábamos en catalán y en castellano. Simplemente nos relacionábamos como personas que disfrutan de la mutua compañía. Juntos habíamos vivido la represión del catalán en la dictadura de Franco y vivimos la represión del castellano en el presente. Recuerdo una convivencia y comprensión mutua, tanto por las diferencias como por las preferencias y el sentir individual. En aquel bienestar no resaltaba esta semilla de rechazo y, a veces odio, que distintos partidos políticos han sembrado en su particular lucha de poder. Me identifico tanto con la cultura catalana como con aspectos de la española. Me siento más cerca de unos aspectos que de otros, pero nunca siento odio por lo que es diferente a mí. No creo que sea esta la Cataluña querida que deseamos tener y cuidar.
Pilar Barreto. Barcelona
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