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¿Por qué puedo comprar productos con cannabis en el supermercado de mi barrio?

Lo que antes estaba en la clandestinidad ahora se utiliza como estrategia de márketing. ¿Qué pasa si me pongo en la cara esa crema elaborada con lo mismo que un porro?

Jeff Bridges en un supermercado en 'El gran Lebowski' (1998) interprentado a El Nota, un tipo que tiene en la marihuana a un aliado vital.
Jeff Bridges en un supermercado en 'El gran Lebowski' (1998) interprentado a El Nota, un tipo que tiene en la marihuana a un aliado vital.
Carlos Primo

La primera reacción es de sorpresa. Impresa en grandes vallas publicitarias en la parada del autobús, o en lineales de cualquier supermercado de España, basta salir a la calle para encontrarse con una palabra que hasta hace poco apenas se decía en voz alta: cannabis. Una planta de características únicas que en el inconsciente colectivo está asociada a las drogas recreativas y que en los últimos años ha irrumpido con fuerza en el ámbito terapéutico. Sin embargo, su llegada al imaginario cotidiano de la publicidad no ha venido de la mano de lo uno ni de lo otro, sino mediante un vehículo inesperado: la cosmética de gran consumo, la crema hidratante o de manos que cualquier persona utiliza a diario.

“El problema es su uso publicitario. Anunciar productos con cannabis sin explicar de forma transparente qué componentes utiliza puede llevar a la banalización"

Eulalia Alemany, directora técnica de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción

En los últimos tiempos las novedades se han sucedido. La firma The Body Shop, basada en los ingredientes naturales, cuenta con toda una línea de productos hidratantes, Hemp, que incluye cremas de manos, bálsamos labiales o manteca corporal cuyo ingrediente activo es el cáñamo. De hecho, "hemp" en inglés significa "cáñamo". Por si hay algún despistado, en el envase aparece la inconfundible silueta de la hoja de cáñamo sobre un fondo verdoso.

Tampoco la firma Origins, que distribuye Sephora, da demasiada importancia al ingrediente básico de sus mascarillas faciales Hello, Calm. Más clara resulta la estrategia de Babaria, que imprime las palabras “con aceite de cannabis” (destacando la última palabra) en sus cremas de manos, rostro y cuerpo, a la venta en grandes superficies por menos de 5 euros. ¿Cuestión de valentía? “Nosotros somos una marca que siempre está buscando los beneficios que nos aporta la naturaleza, y creemos que el cannabis, más allá de lo que comúnmente oímos de la planta, es un ícono de libertad, naturalidad y juventud”, explica Andrés López Cantó, director técnico de los laboratorios Berioska, que son los encargados de formular los productos de Babaria.

Lo primero, por supuesto, es saber qué obtenemos de un cosmético con aceite de cannabis que, como aclaran todos los implicados, poco tiene que ver con el uso recreativo que tradicionalmente se le asocia. Es decir, que usar un contorno de ojos no tiene nada que ver con liarse un porro. Y la respuesta es decepcionantemente simple: es bueno para la piel, pero no coloca. “El cannabis es bien conocido por sus propiedades calmantes en medicina, y se utiliza ampliamente para paliar dolores”, explica López. “Aunque hay que aclarar que el Aceite de Cannabis que utiliza Babaria se obtiene de las semillas de la planta y, por lo tanto, no es psicoactivo ni intoxicante, pero es rico en Vitaminas A, C y E, y sobre todo en ácidos grasos esenciales, como omega 3 y 6, que le confieren propiedades hidratantes, de alto valor nutricional y bienestar para la piel”.

Crema de manos con cannabis de The Body Shop.
Crema de manos con cannabis de The Body Shop.

Sin duda, son propiedades interesantes, pero también se encuentran en otros ingredientes que la industria utiliza desde hace años. Así que preguntamos a Andrés López si hay alguna diferencia intrínseca entre el aceite de semilla de cáñamo y, por ejemplo, el de aloe o rosa mosqueta. “Hoy en día es muy difícil encontrar un ingrediente que tenga la exclusividad de poseer una propiedad única”, responde. “Por suerte, en la naturaleza los activos que encontramos son sinérgicos entre sí, y siempre conviene conjuntarlos para que sus propiedades sean mayores. En el caso del aceite de cannabis ocurre lo mismo: su composición es muy interesante y se puede enmarcar dentro de los aceites premium de la cosmética, como por ejemplo, el aceite rosa mosqueta, el de almendras o el de oliva, entre otros”.

Por tanto, parece que la innovación principal consiste no tanto en los valores específicos del aceite de semilla de cannabis que emplea la industria cosmética, sino en el modo de comunicarlo. “La rosa mosqueta o el activos que se utilizan desde hace años y resultan más tradicionales, pero el cannabis refleja la juventud, la sostenibilidad y, sobre todo, la libertad, que es algo que hoy en día buscamos todos para liberarnos del día a día”, apunta López. No olvidemos que estamos en pleno debate sobre la legalización de la marihuana. Ya hay países que han dado el paso, con distintos matices de acceso, como Canadá, Uruguay o algunos lugares de Estados Unidos, como California. Este mismo mes de octubre Podemos ha abierto el debate de la legalización de la marihuana en España.

Eso sí, la libertad, la juventud y la sostenibilidad no son cualidades dermatológicas. Sí son, por el contrario, nociones positivas asociadas al cannabis y a sus distintos usos. De ahí que los colectivos que llevan años defendiendo la no prohibición de todos esos usos consideren como algo positivo esta irrupción del cáñamo en el mercado de la cosmética y su consecuente popularización. “Los círculos cannábicos son abiertos por naturaleza, lo cual no impide que reciban con sorpresa la revolución que se está produciendo en torno a su querida planta”, explica Fidel Moreno, periodista, escritor y director de la revista Cáñamo, el mayor órgano de debate sobre la cultura cannábica en España.

"¿Te imaginas una crema que se promocione con el reclamo publicitario de que está hecha con grifa? Las nuevas realidades exigen nuevos nombres, la respetabilidad actual de la sustancia se basa en gran medida en su novedad semántica”

Fidel Moreno, director de la revista 'Cáñamo'

“La marihuana ha pasado de ser una fuente clandestina de placer psicoactivo a un remedio popular para mil dolencias y, desde el punto de vista médico, un medicamento efectivo para determinadas enfermedades esquivas a otros fármacos”, añade. “Esta metamorfosis producida en las últimas décadas ha afectado incluso al nombre, adoptándose el término más científico de cannabis, en detrimento de otros más relacionados con la calle. ¿Te imaginas una crema que se promocione con el reclamo publicitario de que está hecha con grifa? Las nuevas realidades exigen nuevos nombres, la respetabilidad actual de la sustancia se basa en gran medida en su novedad semántica”.

Esta novedad semántica, que consiste en emplear la palabra cannabis o cáñamo en lugar de marihuana, revela también un cambio en la percepción general de este ingrediente. “Los antiguos consumidores recibimos con alegría la conquista cannábica del gran público”, apunta Moreno. “En gran parte esta aceptación es fruto de una lucha de años por la normalización del consumo de esta sustancia. Solo así se explica que la marihuana haya pasado en el imaginario colectivo de ser un veneno pernicioso a un remedio milagroso”.

El avance, por tanto, parece pertenecer al mundo de la cosmética, pero también (y ante todo) al del márketing de la cosmética. Preguntamos a Fidel Moreno si esta popularización blanda del cannabis se percibe entre los círculos cannábicos como una apertura mental generacional, o como una apropiación por parte de la industria del consumo. “La identidad cannábica siempre ha sido generosa”, responde. “Si te fijas, sus rituales de consumo suelen estar basados en compartir. Así que desde esta generosidad, el paso de la clandestinidad al mainstream, se ve con la alegría con la que dos amigos se pasan el porro”. ¿Teme que el cannabis se mercantilice? “Otra cosa es que muchos perciban con cierto temor la posibilidad de que ese espíritu de generosidad se pierda en el cálculo egoísta propio del negocio capitalista. O que se señale la injusticia de que el gobierno de turno acabe dando las licencias de cultivo a sus amigos en lugar de recompensar a los que llevan años luchando por ello”.

Crema corporal, crema de manos y crema facial con cannabis de Babaria.
Crema corporal, crema de manos y crema facial con cannabis de Babaria.

Si para laboratorios como Berioska, tal y como recordaba su director técnico, el cannabis tiene connotaciones positivas como su poder relajante o de evasión, las agencias antidrogas consideran que precisamente esas connotaciones son las que hay que manejar con cautela a la hora de comercializar productos con algún componente cannábico. Así lo defiende Eulalia Alemany, directora técnica de la Fundación de Ayuda Contra la Drogadicción (FAD). “El cannabis, como especie botánica, tiene sus propiedades como cualquier medicamento, y a medida que avanza la medicina se van descubriendo beneficios y ventajas para aspectos concretos de la salud”, apunta.

“El cannabis puede tener beneficios activos al igual que sucede con la morfina, que es un derivado del opio. Pero nosotros, como fundación, nos ocupamos del uso recreativo del cannabis, que es algo que afecta a la salud, al rendimiento y a la socialización, especialmente entre los jóvenes”, explica Eulalia Alemany.

En ese caso, ¿cuáles serían las precauciones que deberían observar las compañías que comercien con productos cannábicos no psicoactivos? “El problema es su uso publicitario. Anunciar productos con cannabis sin explicar de forma transparente qué componentes utiliza puede llevar a la banalización. A hacer la regla de tres y pensar que todos los usos del cannabis son buenos para la salud, que es algo que dificulta bastante las labores de prevención”, dice la directora técnica de la FAD. ¿Sería cuestión entonces de cambiar la terminología? “Imagínate que anunciaran té de coca como té de cocaína. O que vendieran una crema facial con heroína. Sería publicidad maliciosa”.

Aunque ninguna de las firmas cosméticas que se comercializan de manera amplia en España productos con ingredientes cannábicos apela claramente a la marihuana, también es cierto que estos productos light se ubican en el ojo del huracán legal y burocrático que ahora experimentan otros productos (aclaración: ninguno de los mencionados anteriormente lo son) que van un paso más allá e incorporan compuestos cannábicos que sí tienen efectos de varios tipos sobre la salud. En Estados Unidos son muy populares firmas como Foria, que cuentan con líneas de productos tanto con CBD como con THC, otro componente activo del cannabis muy utilizado (y este sí psicoactivo) a la hora de elaborar productos dirigidos al bienestar sexual. Los primeros en teoría se pueden vender en todo el mundo; los segundos, solo en farmacias o locales autorizados de California, Colorado y Canadá.

“El cannabis puede tener beneficios activos al igual que sucede con la morfina. Pero nosotros nos ocupamos del uso recreativo del cannabis, que es algo que afecta a la salud, al rendimiento y a la socialización, especialmente entre los jóvenes”

Eulalia Alemany, directora técnica de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción

“El problema de España es que es un país políticamente paralizado y a remolque de lo que hagan otros, lo cual, en estos temas genera una gran inseguridad jurídica”, explica Fidel Moreno. “El CBD, al no ser psicoactivo, no está sujeto a fiscalización como el THC, así que en principio no debe de haber problema con su uso comercial”, aclara. Sin embargo, el periodista menciona en su editorial para el número de noviembre de 2018 de Cáñamo que en los últimos tiempos la policía ha precintado locales de Madrid y Valencia que vendían complementos alimentarios ricos en CBD en virtud de una decisión de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, que ha considera este ingrediente como un nuevo alimento no autorizado.

“La Administración quiere, pero no sabe muy bien cómo, atajar la comercialización de productos de este tipo”, denuncia Moreno desde las páginas de la revista que dirige. Si bien es cierto que estos productos no tienen nada que ver con el empleo suave e inocuo que hacen del aceite de cannabis las firmas cosméticas mencionadas anteriores, los productos cannábicos en España se encuentran aún en una encrucijada. Sobre todo porque, más allá de sus beneficios dermatológicos, la simple idea de estampar una hoja de marihuana en un bote de crema facial puede convertirse en la ilustración perfecta de un debate político, médico, farmacéutico, social y cultural.

Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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