Pon en valor las únicas iniciales que de verdad importan: las tuyas
Desde esta primavera, Bottega Veneta permite personalizar algunos de sus productos con el único emblema que importa, el de cada cliente
“Lujo silencioso”. Con este sintagma inesperado (¿no era el lujo algo ostentoso, que debe ser apreciado por el resto?), la firma italiana Bottega Veneta lleva décadas haciendo bandera de la discreción: desde sus inicios huyó de los logos ostentosos (y de los logos, a secas) y con el tiempo ha sustituido los emblemas por un código propio que permite reconocer sus prendas y accesorios sin palabras, mediante colores característicos, técnicas emblemáticas (como el célebre intrecciato) y sobriedad lujosa. De ahí que, esta temporada, Bottega Veneta haya decidido introducir un servicio destinado a poner en valor las únicas iniciales que de verdad importan: las del cliente.
El origen de este gesto se remonta a los años setenta. En aquella época, en plena fiebre del consumo, Bottega Veneta popularizó un eslogan, “cuando tus iniciales son suficiente”, que rechazaba la proliferación de logos visibles. Cuando entró en contacto con la firma en 2001, a Tomas Maier, director creativo de la firma hasta el pasado mes de junio, aquella idea le sedujo enormemente.
Ahora la iniciativa vuelve a las tiendas de la marca, que desde la pasada primavera permiten personalizar una selección de complementos que, en el caso de las colecciones masculinas, incluye mochilas, maletines, portafolios, accesorios de viaje, pequeña marroquinería y zapatos. El cliente puede elegir entre grabar o estampar sus iniciales con letras sombreadas (es un servicio gratuito que tarda 24 horas) o enviar sus adquisiciones a fábrica para que allí las borden los artesanos de la casa.
La iniciativa, en el fondo, profundiza en un concepto que Bottega Veneta lleva décadas cultivando: el de que el lujo contemporáneo no es solo imagen, sino también tacto y artesanía. Pensados para permanecer en el armario de sus poseedores durante mucho tiempo, estos objetos personalizados hablan de individualidad y artesanía. En un mercado saturado de propuestas ultrarrápidas bajo la espada de Damocles de la obsolescencia, inscribir tus iniciales en un objeto es una declaración de intenciones y un acto de confianza.
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