La promesa de la telemedicina en zonas rurales de India
Hacer llegar la sanidad a todas partes en uno de los países con peor ratio de médico por número de pacientes es un reto enorme. Aunque se abaraten costes sigue faltando dinero para los profesionales
El doctor Anurag Agrawal, científico del Instituto de Genómica y Biología Integrativa (IGIB) de India, a menudo reflexiona sobre la posible relación entre la genética y las enfermedades pulmonares. ¿Existen vínculos entre la altura, el peso y la tendencia a desarrollar asma? ¿Qué incidencia puede tener la alimentación en el desarrollo de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica?
En el invierno de 2013, se preguntó qué pasaría si existiera una forma de extraer y recolectar historiales clínicos de pacientes para comprender las enfermedades y brindar un mejor tratamiento. La idea por fin pudo llevarse a cabo en Uttar Pradesh, en el norte de India, donde los locales recibieron atención de un paramédico, dejaron muestras de sangre y realizaron consultas a través de una pantalla. Mediante un sistema electrónico, se enviaron electrocardiogramas a un médico para que los analizase y, de ser necesario, enviase una alerta.
El IGIB es uno de los 39 laboratorios estatales del Consejo de Investigación Científica e Industrial de India. Por su carácter público, su capacidad de expansión es limitada, pero hace cinco años, se asoció con Narayana Health (NH), una reconocida cadena hospitalaria, y con el gigante informático estadounidense Hewlett Packard (HP) para instalar más de 40 centros de telemedicina en varios puntos del país.
La red utiliza unas cajas con material y dispositivos necesarios para una atención médica básica que permite ampliar la cobertura médica en zonas rurales. El programa ofrece registros médicos electrónicos, datos biométricos de pacientes y dispositivos de diagnóstico integrados. La nube de HP permite monitorear la información clínica y administrativa.
Con un médico por cada 11.000 personas, India se mantiene muy por debajo de los estándares de la Organización Mundial de la Salud, que especifica la necesidad de tener un médico por cada 1.000 pacientes. El problema afecta particularmente a los pueblos, donde el acceso a atención primaria es un desafío, entre otras cosas, por lo difícil que resulta atraer médicos calificados. En teoría, el avance de los teléfonos móviles, la baja en los precios del internet y la posibilidad de tener centros sanitarios económicos (como estos contenedores) deberían facilitar la implementación de la telemedicina en las zonas rurales.
Una enfermera realiza exámenes físicos in situ y contacta con un médico a través de una transmisión de audio o video en directo
En el ámbito de la radiología, por ejemplo, la eSalud ha cambiado el juego por completo. Equipos remotos pueden transmitir resonancias magnéticas o electrocardiogramas a hospitales equipados de distintas ciudades para ser analizados por expertos. Pero Agrawal, ahora a cargo del IGIB, dice que su éxito es limitado. “Pagar a médicos calificados sigue siendo muy caro”, explica. “Si bien la telemedicina ha facilitado las segundas opiniones y las consultas internacionales en zonas urbanas, no estoy seguro de que las zonas rurales de India se hayan visto tan beneficiadas”.
Ajoy Khanderia, presidente de Gramin Health Care (GHC), una startup de origen indio que brinda servicios de salud a zonas de difícil acceso, cree que es precisamente en esas áreas donde el potencial de accesibilidad se puede maximizar. Su equipo ha montado más de 100 clínicas en seis estados y ha organizado más de 4.800 campamentos de salud. La startup afirma haber ganado 10 millones de rupias (117.060 euros) en 2017 y espera quintuplicar sus ganancias en 2018.
GHC ha establecido sus quioscos de salud en bazares proporcionados por la Cooperativa de Fertilizantes de Agricultores Indios (IFFCO), que cuenta con una participación del 26% en la empresa. Estas clínicas están digitalizadas y dirigidas por un equipo de profesionales de salud: “Cualquiera puede entrar y obtener un diagnóstico correcto, consultas subvencionadas y acceso a una atención fiable y de calidad gracias a una plataforma tecnológica”. Una enfermera realiza exámenes físicos in situ y contacta con un médico a través de una transmisión de audio o video en directo. Los pacientes pueden enviar sus signos vitales utilizando un kit de telediagnóstico.
Lo más complicado es lograr que los pacientes cambien su comportamiento y se acerquen a instituciones de salud en lugar de ir a la tienda del curandero del pueblo
El proceso no dura más de 15 minutos, según GHC. Pero las dificultades persisten. “Lo más complicado es lograr que los pacientes cambien su comportamiento y se acerquen a instituciones de salud en lugar de ir a la tienda del curandero del pueblo”, explica Khanderia. “Otra cuestión importante es que no somos una ONG y necesitamos brindar un servicio accesible pero rentable”.
En los pueblos en donde GHC tiene presencia, un 20% de la población utiliza el servicio. La cifra aumenta en los estados de Uttar Pradesh y Haryana, donde la empresa alcanza hasta 15 pueblos con cada centro y unos 20.000 pacientes acuden cada año. Para acceder a los servicios, el paciente debe comprar una tarjeta médica que cuesta 120 rupias, poco menos de 1,4 euros al año.
GHC se enfoca principalmente en servicios de patología, porque la cirugía requiere de instalaciones centralizadas. Los analistas del George Institute for Global Health se sienten optimistas con respecto al potencial de la telemedicina para brindar acceso a la atención médica, pero sostienen que aún queda camino por recorrer.
En 2017, un informe del instituto sobre la eSalud subrayó que se necesita regulación: “La mayoría de éstas aplicaciones surgen de desarrolladores independientes y no de organizaciones de salud. Su valor clínico y beneficios en materia médica no se documentan de manera adecuada, lo que genera incertidumbre sobre su eficiencia”.
De la misma manera que Agrawal vio el potencial que presentaba la recopilación de información clínica a través de atención médica rural para descubrir pistas sobre ciertas enfermedades, GHC espera también beneficiarse con esta información. El equipo ha recolectado los registros médicos de más de 150.000 pacientes en todo el país, y planea abrir 4.000 quioscos más y 1.000 policlínicos de salud en los próximos cinco años.
Un programa estatal con el objetivo de asignar 500.000 rupias (5.851 euros) en cobertura anual a cada familia de bajos recursos — alrededor del 40% de la población india — podría beneficiar este tipo de iniciativas. “Considerando que el costo de acceso a la salud es un obstáculo enorme, espero que las compañías de seguro hagan su parte”, concluye Agrawal.
Jacob Koshy es periodista de The Hindu.
Este reportaje pertenece a la iniciativa Repensar la salud, que agrupa a cinco grandes cabeceras para publicar temas sobre salud global.
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