Los muertos vivientes
¿Qué secretos esconde una hermandad en Navarra creada en 1939 por excombatientes requetés?
Esta columna no es un panegírico. No se la dedico a los muertos de nadie, sino a los vivos que visitan una vez al mes una cripta sita en el Monumento a los Caídos de Pamplona (su nombre oficial es Navarra a sus Muertos en la Cruzada), una basílica construida a partir de 1944 e inaugurada oficialmente en 1961. El edificio fue cayendo en grave deterioro hasta que en 1997 el arzobispado de Navarra lo donó al Ayuntamiento de Pamplona de UPN (partido ultraconservador), el cual lo restauró completamente y lo convirtió en un espacio público de actividades culturales. La cripta, sin embargo, quedó en usufructo a perpetuidad para el arzobispado. En ella estaban enterrados los generales Mola y Sanjurjo hasta que los exhumaron a finales de 2016. La familia de Sanjurjo no quedó satisfecha con la exhumación y está intentado devolver lo que sea que queda del golpista a la cripta.
“A svs muertos” es una de las inscripciones del monumento y el título de un documental realizado por Clemente Bernad y Carolina Martínez, quienes han sido denunciados por la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, creada en 1939 por excombatientes requetés con el fin de “mantener íntegramente y con agresividad si fuera preciso el espíritu que llevó a Navarra a la Cruzada por Dios y por España” (esta es su primera regla). La hermandad, que tiene su sede en el Monumento a los Caídos desde 1959, les acusa de haber intentado grabar sin su permiso una de las misas que mensualmente, cada día 19, celebran en la cripta en honor de Mola y Sanjurjo, ahora en ausencia. Su denuncia por “un delito de revelación de secretos del artículo 197.1 del Código Penal” ha sido admitida y hará sentarse en el banquillo a los realizadores de este documental los días 14 y 15 de noviembre. Se enfrentan a la petición de la Fiscalía de dos años de prisión y multa de 12.000 euros para cada uno de ellos. ¿Qué secretos tan bien guardados tiene esta hermandad, que interpone una denuncia tan grave? Posiblemente ninguno.
Porque esto no es cuestión de secretos, ni de respeto a la intimidad de nadie (el carácter privado de la cripta está en entredicho), sino un intento de amedrentar a dos investigadores comprometidos con los derechos humanos y la memoria histórica en Navarra. El documental A svs muertos no muestra ninguna de esas misas secretas y no lo necesita. Es un filme que nos dice más sobre la Pamplona contemporánea y la relación de sus habitantes con su espacio y la memoria histórica que sobre el pasado en sí.
Es posible que con este juicio la hermandad consiga precisamente lo que intentaba evitar: que se hable del monumento, de la necesidad de convertir la cripta en un espacio público, que los ciudadanos sepan que ahí, cada mes, se está cometiendo lo que sí debería ser delito: la exaltación de la dictadura y la loa a sus asesinos. El documental muestra precisamente el desconocimiento generalizado de la historia del edificio y del uso que todavía se da a ese espacio, y actúa como herramienta para subsanar la ignorancia. Ojalá este atentado contra la libertad de investigación y expresión sirva para sacar de la cripta a la hermandad de nostálgicos del asesinato y que, como a esos seres que salen de las tinieblas, la luz de la verdad les consuma.
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