Peelings. Indicados para conseguir la acción despigmentante y unificar tono y textura, explica Ricart. "Producen una exfoliación profunda de la dermis [capa media]. No solo eliminará las células muertas e impurezas acumuladas, sino que preparan la piel para que penetren más y mejor los productos que apliquemos después". Mira advierte: "Requieren una preparación previa de 15 días". Ambos optan por el ácido glicólico: es el de menor tamaño molecular, por lo que penetra más fácilmente y tiene un alto poder de renovación celular. Además, hidrata (es capaz de captar agua).
Otro ácido, el salicílico, soluble en aceite, penetra mejor en las zonas grasas. El mandélico tiene una acción parecida a la del glicólico, pero sus moléculas de mayor tamaño se filtran más lentamente, haciéndolo el más indicado para pieles sensibles. El fenol es el que llega más profundamente. Requiere anestesia local y un seguimiento pormenorizado. "Es el único que consigue un rejuvejecimiento facial total sin cirugía", según Ricart. El TCA (de ácido tricloroacético) exfolia la epidermis completa (capa más superficial) y la dermis superficial (hasta 1,5 o 2 mm), elimina manchas, cicatrices, arrugas finas, poros dilatados e hiperqueratosis sebácea (piel gruesa por aumento de la capa córnea, la más superficial).
La decisión de utilizar uno u otro es del dermatólogo, según el fototipo y el estado de la piel. Ricart utiliza otros dos: "El PRX-T33, que estimula las pieles más apagadas. Conjuga el tricloroacético con peróxido de hidrógeno, por lo que penetra más rápido en la dermis, activando el proceso de rejuvenecimiento sin dañar la epidermis. No es fotosensible, se puede realizar en cualquier momento. Y el Taleum, con ácido mandélico, pirúvico, glicólico y salicílico, para pieles acnéicas, hiperpigmentadas, con cuperosis o cicatrices y fotoenvejecidas".