_
_
_
_

Las extraescolares y la innovación pedagógica introducen el circo o la cocina en el aula

Estas actividades fuera del horario escolar inciden de manera positiva siempre que no ocupen más de 10 horas y media a la semana, según los expertos

Alumnos cortando verdura en clase de cocina.
Alumnos cortando verdura en clase de cocina. Getty

A caballo entre una actividad educativa y lúdica complementaria y la respuesta a una inexistente conciliación laboral encontramos las actividades “extraescolares”, actividades programadas fuera de la jornada escolar oficial que buscan la mejora del rendimiento pero también el esparcimiento. Sobre si es recomendable o no que los niños y adolescentes ocupen más horas en el día en actividades dirigidas, las opiniones son diversas. Una investigación publicada en EJIHPE en 2013 por miembros de la Universitat Autònoma de Barcelona y de la Universitat de les Illes Balears, concluía tras analizar los datos de más de 700 alumnos de primaria que las extraescolares inciden de manera positiva siempre que no ocupen más de 10 horas y media a la semana. Resultados similares obtenía el Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Córdoba con una investigación previa de 2006, en esta ocasión con alumnos de Educación Secundaria. Planteaban en sus conclusiones la necesidad de futuras investigaciones dirigidas al análisis de las actividades por tipo y tiempo de dedicación. “Se debe establecer qué número de horas son razonables, qué actividades son compatibles y/o complementarias a las escolares y determinar los límites de la sobrecarga que puedan producir estrés en el alumnado”, señalaban.

Profesionales como Júlia Pascual, psicóloga y directora del Centro de Terapia Breve Estratégica, consideran este tipo de actividades una práctica innecesaria si no existe un deseo previo por parte del niño pero también si no somos conscientes de sus necesidades. “Si el niño no lo desea las actividades extraescolares pueden ser contraproducentes. Y no sólo si el niño no lo desea, porque puede ocurrir que no tenga claro lo que quiere. De niños estamos construyendo lo que queremos y no queremos, por eso es fundamental que los padres pasen tiempo con sus hijos y sean sensibles a las necesidades del niño”, explica. Para que una actividad extraescolar sea disfrutada, Júlia Pascual recomienda que no se contemplen al menos hasta los tres años de edad. Después, y hasta los seis años, considera más aconsejable que prime el juego libre o en familia; y a partir de entonces la actividad que el niño o adolescente desee practicar, manteniendo siempre el equilibrio entre el tiempo libre, las actividades dirigidas y el juego libre.

Opciones para todos los gustos

En la actualidad, la oferta pedagógica de los colegios es tan amplia y diversa que para muchas familias las actividades extraescolares son una forma de compensar aprendizajes. Según Júlia Pascual, lo ideal es que si en un colegio trabajan más el área científica se puedan plantear actividades extraescolares más humanísticas, por ejemplo. Eso sí, advierte que aunque pensamos que los niños son como “esponjas”, y pueden aprender cinco idiomas si hace falta, debemos tener siempre presente qué otras oportunidades se están perdiendo, como “que el niño “respire” y tenga tiempo de autoconstruirse.

Más información
Horarios lectivos y extraescolares, incompatibles con la vida familiar
Día de la Familia: ‘Slow Parenting’, o cuando en la crianza menos es más

Además de las clases tradicionales de idiomas, apoyo escolar, ballet o artes marciales, la diversidad ha aumentado considerablemente. Así, hoy tenemos extraescolares que van desde el circo hasta la cocina pasando por arte, yoga o inteligencia emocional.

Circo en el cole

El equipo de Circo y cole comenzó la extraescolar de disciplinas circenses hace 16 años en un colegio público de La Latina de Madrid. Acrobacia, telas aéreas, trapecio o malabares son algunas de las competencias que hoy llevan a 18 centros educativos de la Comunidad de Madrid entre centros públicos, privados y concertados. Tania Berrueta, directora del proyecto, explica a El País que los niños no sólo aprenden a nivel físico sino también a nivel personal y social. “En las clases de Circo y cole los niños desarrollan una infinidad de capacidades físicas como son la fuerza, el equilibrio, la psicomotricidad fina, la psicomotricidad gruesa, la elasticidad, la relación de su cuerpo con el espacio... pero en todos estos años que llevamos desarrollando la actividad lo que más nos emociona es ver cómo ellos ganan confianza en sí mismos y no se vienen abajo cuando el ejercicio no sale sino que siguen intentándolo una y otra vez hasta conseguirlo. Aprenden así a tolerar la frustración y ganan muchísima confianza y autoestima”, cuenta.

En una primera reunión con las familias se explica el contenido de la actividad y se muestran los materiales certificados que utilizan así como las colchonetas y quitamiedos que protegen a los niños. Según Berrueta, aunque sabe que hay familias que prefieren otro tipo de actividades que, en principio, pueden parecer más “útiles”, cuando ven los resultados no necesitan explicarles nada más. También las ganas y alegría con las que, según la fundadora de Circo y cole, los niños van al cole el día que tienen la extraescolar. “El grado de satisfacción de los niños, de las familias y de los centros donde trabajamos es total. Somos un equipo pequeño pero muy bien formado y a todos nos encanta nuestro trabajo. El único riesgo que corren los peques es que una vez que lo prueben quieran repetir, repetir y repetir”, concluye.

Cocina saludable

Yolanda Anfrons está al frente de Con eSe de Salud, un proyecto dedicado a enseñar a los niños a comer y a cocinar de forma saludable mientras disfrutan. “Inicialmente, aprenden a hacer las cosas que les encantan de una manera más saludable. Esto nos permite explicarles por qué utilizamos unos ingredientes y no otros en las elaboraciones, y como el resultado les gusta, están súper receptivos”, declara. Alternativas que mejoran los desayunos y meriendas de los niños y que abren la puerta a alimentos que puede que no han probado nunca o que incluso no conozcan. “Aprenden cómo es un menú saludable, qué grupos de alimentos forman parte de él y por qué nos sienta tan bien seguir “el método del plato”. Aprenden a leer las etiquetas de los alimentos y a identificar las buenas opciones. El mensaje que queremos transmitirles siempre es positivo y pretendemos motivarles para que lleven una alimentación sana, rica y bonica”, añade.

Para quienes puedan pensar que no es una actividad “útil”, Yolanda Anfrons lanza un mensaje claro: “Para crear hábitos beneficiosos en nuestros niños necesitamos darles educación nutricional y hacerles disfrutar cocinando”. Insiste en que para una extraescolar así se necesita la implicación de las familias, por eso les hacemos partícipes de los conceptos que van trabajando así como de las recetas que van elaborando cada semana para que puedan reproducirlas en casa y compartirlas juntos.

También en Cataluña, Educachef lleva más de seis años realizando talleres de cocina saludable. Lo hacen en colegios y se dirigen a alumnos de entre 3 y 18 años con varias categorías adaptadas a cada franja de edad. Para Eduardo Belaustegui, director del proyecto, el objetivo es que los niños y niñas aprendan a cocinar, a alimentarse de forma saludable, y que se diviertan mientras lo hacen. “Durante el año realizan cuarenta fantásticos platos, con una adecuada combinación entre verduras, legumbres, pastas, carnes, pescados y suculentos y sanos postres. Además, disponen de las recetas en nuestra web, para poder practicar en casa con sus padres”, cuenta.

Cine

En Mr.Willbe apuestan por ofrecer una extraescolar de Cine en la que los niños no sólo conozcan géneros, películas, directores y actores sino que aprendan aspectos muy prácticos del cine. “Les enseñamos todos los pasos para la consecución de una película y las profesiones implicadas en una labor que es siempre de equipo. Realizamos módulos de guión, producción, dirección, interpretación, maquillaje y caracterización, escenografía y atrezzo, dirección de fotografía, sonido o montaje. Contamos con sala de proyección para visionar secuencias, ordenadores para que escriban sus propias escenas y todo tipo de material artístico, de caracterización, vestuario, y tecnológico; focos, chroma, cámara… Nuestra intención es que los chicos vivan y disfruten la magia del cine tanto como nosotros”, explica Ana Álvarez, actriz y fundadora del centro.

La actividad ocupa una hora y media semanal y, según Álvarez, no sólo permite el desarrollo de múltiples facetas en el niño sino que al ser una actividad tan diferente a la rutina escolar, a muchos les sirve de estímulo para el curso. “Las nuevas generaciones viven ya un mundo en el que se valoran las habilidades creativas combinadas con los conocimientos de tecnologías y esto es lo que ofrecemos en Mr. Willbe”, añade.

Yoga

La popularización de la práctica de yoga se hace evidente en la enorme oferta de este tipo de actividad para todas las edades, y no sólo en las ciudades o municipios grandes también en lugares más pequeños.

Desde hace cuatro años, el equipo de Baby yogui ofrece una extraescolar de yoga en las escuelas e institutos y en centros dedicados a la infancia y crianza. ¿Qué aprenden los niños con ella? “Es una actividad en la que se realiza un trabajo muy integral y de aspectos tan importantes que impactan directamente en la autoconfianza, autopercepción y en el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Y siempre desde el juego y la creatividad. Además no se necesita ni experiencia previa ni ningún condicionante físico”, explican Cristina Sanz y Eva García Folch, responsables de la iniciativa.

Según datos de Sanz y García, más de 150 niños practican yoga cada semana con Babyogui. La valoración que hacen del recorrido andado hasta el momento es muy positiva pero no dejan de lado la lista de retos y objetivos que desean ir cumpliendo en un corto-medio plazo para acercar el yoga a un mayor número de niños. “El yoga para niños es algo diferente a lo que nos imaginamos cuando pensamos en una clase para adultos. Con los niños se trabaja a través del juego, siempre acompañado con un vínculo afectivo y respetuoso. Y es a partir de ahí, que ellos mismos vayan experimentando y disfrutando de la práctica del yoga”, agregan.

Diseño de videojuegos

Las actividades tecnológicas han irrumpido con fuerza en el amplio abanico de extraescolares. Desde robótica a programación pasando por diseño y vuelo de drones o diseño de videojuegos. Sobre esta última actividad en TBKids llevan trabajando varios años con diversos centros escolares de Bilbao y Barcelona. Victoria Castillo, directora del proyecto, explica que los niños y adolescentes aprenden código, programación, visión espacial pero también les sirve para avivar la creatividad y no ver los videojuegos como un usuario sino como creadores de contenidos. “La programación no enseña a resolver problemas y para ello enseñamos a afrontarlos de una forma creativa, secuencial y estructurada a la vez que interactiva utilizando diferentes plataformas para programar creando videojuegos”, dice. Reconoce Castillo que los padres muchas veces se muestran más reticentes a este tipo de actividades porque “no acaban de entender que están aprendiendo programación que es básica para su futuro o ya en el presente”.

En Gamesonomy también imparten desde 2014 en diversos centros de Castellón y Valencia una actividad de diseño y programación de videojuegos para niños a partir de siete años. Para su responsable, Iris Sánchez, lo importante es lograr transmitir que los videojuegos no son sólo un entretenimiento. “Mediante el desarrollo de videojuegos se trabaja la lógica, la creatividad, la resolución de problemas, la constancia… Y además se despierta el interés por el conocimiento de otras disciplinas del ámbito STEM + A (Science, Technology, Engineering, Mathematics + Arts) potenciando así las vocaciones científico-técnicas”, explica. A los escépticos, Sánchez les anima a que lo vean desde una perspectiva distinta: “Jugar no es lo mismo que crear”.

Arte y creatividad

Mar Enríquez realiza desde hace casi 30 años la extraescolar de arte y creatividad. Comenzó en colegios, talleres de arte y asociaciones pero después canalizó casi todas sus clases en el colegio Siglo XXI de Madrid. Junto a él, desde hace diez años y con la ayuda incondicional de sus hijas fundaron Mar de color, un espacio para el arte en el que buscan que los niños sean felices, que disfruten y aprendan. “Queremos que los niños se sientan más libres, que no tengan miedo al papel en blanco y a desarrollar su imaginación, que aprendan a no conformarse, a aprender a mirar, a conocer técnicas y estilos pictóricos, a valorar y a aprender de la obra de mujeres y hombres artistas. En definitiva, a ver y conocer el mundo con otros ojos”, cuenta su fundadora.

Entre los beneficios de las actividades artísticas desde la infancia destacan el desarrollo de la creatividad, la estimulación de la observación, la experimentación de los sentidos, la curiosidad, la intuición o la imaginación. Para Enríquez, eso sí, es muy importante que los peques sean quienes elijan la actividad, para que vayan con ganas y disfruten al máximo del tiempo de la extraescolar.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_