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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nefasto agosto

Lo ocurrido este año vuelve a ilustrar la precariedad y malas prácticas del mercado de trabajo español

Es un hecho que agosto suele acusar las rescisiones de contratos laborales en muchos sectores.
Es un hecho que agosto suele acusar las rescisiones de contratos laborales en muchos sectores.Europa Press

Pocos paliativos a la valoración negativa de la evolución del mercado de trabajo el pasado mes. El aumento del número de parados registrados en los servicios de empleo durante agosto es el mayor en ese mes desde 2011, 47.047 personas más que en julio, al tiempo que se han destruido 203.000 empleos, con lo que la afiliación media a la Seguridad Social cayó hasta las 18.839.814 personas.

Es un hecho que agosto suele acusar las rescisiones de contratos laborales en muchos sectores de temporada, pero lo ocurrido este año vuelve a ilustrar la precariedad y malas prácticas del mercado español. En un solo día, el 31, se dio de baja en la Seguridad Social a 363.017 trabajadores, frente a 58.375 altas. Es una práctica relacionada con contratos de una temporalidad excesiva, vinculados no solo a la hostelería, sino también a la educación, incluida la pública, despidiendo a profesores en verano para volver a contratarlos en septiembre.

Además de esas malas prácticas, la debilidad del mercado de trabajo español refleja la desaceleración de la propia actividad económica y unas expectativas menos favorables para 2019. No es algo específico de la economía española, pero esta será una de las que más sufran la menor contribución de esos vientos de cola que han empujado su recuperación hasta ahora. Tanto el precio de los hidrocarburos como los tipos de interés, sin olvidar las tensiones proteccionistas y la inestabilidad de algunas economías emergentes, debilitarán el crecimiento de nuestra economía. La evolución adversa del sector exterior muestra esa menor complicidad del entorno internacional.

Convendría, por esto, que internamente no nos complicáramos más las cosas, favoreciendo unos próximos Presupuestos que, además de respetar los compromisos con la UE, fueran consecuentes con esta nueva realidad: las previsiones de crecimiento menos favorables y, nuevamente, el mayor daño relativo a los ciudadanos con menor capacidad defensiva.

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