Un rollito de verano

La idea de expresar sentimientos en líneas cortas con sonidos similares al final me parece tan ridícula como la de que haya mangos en la Luna”, afirmó Philip Larkin; sin embargo, muchos romances veraniegos comienzan o terminan con una poesía. Ahorrémonosla: el ligue de verano tiene reglas específicas y son prosaicas. Aunque se atribuye en ocasiones a la liberalidad en la vestimenta o al excesivo consumo de alcohol propios de la temporada, el origen del “rollito de verano” es más profundo y se relaciona con un sinceramiento a menudo inconsciente respecto de la experiencia amorosa: en el fondo, todos sabemos que el amor solo dura un verano. Si prospera, si se continúa en la absoluta disponibilidad que ofrecen el teléfono y los mensajes de texto, deviene otra cosa, un sentimiento atormentado por la distancia y encogido de frío, algo vergonzoso, como un peinado de otra época en una fotografía cualquiera.