_
_
_
_

Las mujeres de Bangladés siguen sin cuenta corriente

Dos tercios de las bangladesíes carecen de este servicio, que les permitiría asumir el control de su dinero e influir en la toma de decisiones económicas en sus familias

Un grupo de mujeres, en un suburbio de Dacca, la capital de Bangladés.
Un grupo de mujeres, en un suburbio de Dacca, la capital de Bangladés. Lucy Milmo (DFID)
Más información
El empoderamiento de las trabajadoras del textil en Bangladés
Ropa transparente y justa: deseos a los cuatro años del derrumbe de los talleres del Rana Plaza
Lo que hay detrás del ‘Made in Bangladés’
Un esquema para acabar con las bodas de menores

Kulsu Matar irradia confianza mientras avanza en medio del mar de vivos colores que forman los participantes en la manifestación del Primero de Mayo en el centro de Dacca, la capital de Bangladés. Matar lleva ya dos años trabajando para uno de los sindicatos del país, que representa a las trabajadoras del sector textil. Antes confeccionaba ropa en una fábrica, un trabajo que empezó a los 18 años. En su breve trayectoria profesional, Matar ha ido ascendiendo hasta alcanzar la independencia económica. Pero, a pesar de obtener ingresos regulares desde hace cuatro años, no abrió una cuenta bancaria hasta que entró en el sindicato.

“Tenía un empleo, pero al final del mes no me quedaba dinero para ahorrar, así que no veía la utilidad de abrir una cuenta”, dice. Hace dos años descubrió que por fin podía empezar a ahorrar. Y ahora utiliza su cuenta para guardar 10 euros al mes. Pero Matar forma parte de una minoría. Aunque la participación de las bangladesíes en la fuerza de trabajo formal está aumentando, su acceso a los servicios financieros sigue siendo bajo.

Bangladés tiene una brecha de género del 29% en la propiedad de cuentas bancarias, una de las más elevadas del mundo, según el informe Global Findex de 2017 del Banco Mundial. Las cuentas con nombre femenino han aumentado un 10% desde 2014, hasta situarse en el 36%, pero siguen muy por detrás de las que lo tienen masculino, que alcanzan un 65%.

Hasta hace poco, prácticamente nadie tenía una cuenta en Bangladés, con independencia del sexo. La inmensa mayoría de las transacciones del país siguen efectuándose en metálico, pero la tendencia creciente a ingresar la nómina mediante transferencias electrónicas ha hecho que muchos trabajadores asalariados abran libretas de ahorro por primera vez.

“Vamos avanzando hacia una sociedad digital, en la que las operaciones se efectuarán a través de cuentas bancarias”, asegura Abu Mehedi Imam, director de información y comunicaciones del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en este pequeño país asiático de 163 millones de habitantes.

Como los hombres tienen muchas más probabilidades que las mujeres de tener empleo y de realizar trabajos mejor remunerados, el aumento de cuentas se ha producido casi por completo entre ellos, explica Imam.

“Debemos trabajar con rigor para concienciar de las ventajas que las cuentas de ahorros y las cuentas oficiales aportan a la mujeres”, afirma Tapati Saha, analista de Mujeres Bangladés, un programa de Naciones Unidas para el empoderamiento económico de las mujeres. “También debemos emprender, junto con las instituciones financieras privadas, programas de inclusión económica para fomentar el pequeño ahorro entre ellas”.

Poder y transparencia

Las organizaciones que trabajan para aumentar la inclusión económica de las mujeres en el país creen que la brecha se debe a varias razones. Humaira Aziz, directora del programa de empoderamiento de niñas y mujeres en la ONG Care, apunta a las normas sociales patriarcales que traban la movilidad de las mujeres, limitando sus funciones a la familia y asignando a los hombres una mayor capacidad en la toma de decisiones económicas. “En general, se considera que la gestión económica y el presupuesto son responsabilidad de los hombres”, explica.

Imam considera que seguirá habiendo brecha de género en la propiedad de cuentas bancarias mientras siga existiendo un desfase en la participación de las mujeres en la población activa. “De hecho no sorprende ver que las mujeres no estén abriendo más cuentas bancarias, dada su baja participación en la fuerza de trabajo formal”, afirma.

Tenía un empleo, pero al final del mes no me quedaba dinero para ahorrar, así que no veía la utilidad de abrir una cuenta

En Bangladés, la única motivación para que muchas personas abran una cuenta bancaria es que el empresario decida pagarles el salario electrónicamente en lugar de entregárselo en efectivo. Dado que su participación en la población activa ronda el 30%, las mujeres bangladesíes tienen muchas menos probabilidades de recibir un salario, por lo que no tienen ningún motivo para abrir una cuenta bancaria.

Y a algunas de las que sí trabajan en la economía formal, los empleadores las disuaden de abrir una cuenta, ya que las transferencias electrónicas suponen una mayor transparencia, de modo que a los empresarios les resulta más difícil pagar de menos a sus trabajadoras o quedarse con parte de su salario, asegura Aziz.

Un potencial económico desaprovechado

Varias empresas han comenzado recientemente a ofrecer servicios financieros básicos  que funcionan mediante mensajes de texto o aplicaciones de teléfono móvil. Exigen pocos procedimientos administrativos o papeleo, y facilitan el envío y la recepción de dinero, en especial a mujeres de zonas rurales que viven lejos de cualquier sucursal.

Pero la repercusión de esas soluciones es limitada, porque solo están al alcance de mujeres que disponen de teléfono móvil. Según GSMA, una organización que representa los intereses de operadores móviles en todo el mundo, las mujeres de Bangladés tienen un 33% menos de probabilidades que los hombres de disponer de teléfono móvil y un 63% menos de probabilidades de usar Internet móvil.

Al descuidar la atención a las mujeres, políticos e instituciones financieras no solo están dejando a una gran parte de la población sin ahorros importantes a largo plazo, sino que también corren el riesgo de perder un enorme potencial económico, afirma Aziz. En su opinión, incluso las pequeñas iniciativas como la habilitación por parte de los bancos de mesas de atención específicamente para mujeres o las visitas puerta a puerta para mostrar las ventajas de disponer de cuentas bancarias, serían de utilidad.

“Algunas de estas mujeres intentan obtener ingresos, pero al carecer de inclusión financiera no pueden invertir ni desarrollar ningún tipo de activo”, señala. “Eso constituye un riesgo enorme si el país quiere crecer económicamente y salir de la pobreza”.

Este texto fue publicado originalmente en inglés en la página web de Newsdeeply en este enlace.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra newsletter.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_