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Tom Perrotta: “El porno crea un mundo donde el placer es lo único que importa”

El creador de 'The leftovers' acaba de publicar un nuevo libro, 'La señora Fletcher', sobre una mujer que combate el síndrome del nido vacío con sexo por Internet

Tom Perrotta posa para ICON con cara de "yo sé por qué desaparecieron 140 millones de personas en 'The leftovers' pero no se lo voy a contar".
Tom Perrotta posa para ICON con cara de "yo sé por qué desaparecieron 140 millones de personas en 'The leftovers' pero no se lo voy a contar".Brian W. Ferry

Tom Perrotta (Nueva Jersey, EE UU, 1961) escribió Election en 1998, una novela premonitoria que terminó en clásico gracias al filme de Alexander Payne. Suyo también es The leftovers (2011), un libro que se transformó en la serie más fascinantemente incomprensible de la historia. Su nuevo volumen se titula La señora Fletcher y trata de algo incluso más raro: el sexo.

Quedar a las diez de la mañana en Nueva York para hablar con el creador de The leftovers es un extraño modo de empezar el día. ¿Se quitará Tom Perrotta las gafas de pasta, lamerá con lujuria la varilla y se desabotonará la camisa inesperadamente? Eso es lo que sucedería en su nueva novela, La señora Fletcher (Libros del Asteroide), cuya protagonista, una mujer de mediana edad, combate el síndrome del nido vacío con sexo online.

El final de la famosa serie fue para muchos un coitus interruptus. “Es difícil crear mucha expectación y luego satisfacerla, así que casi es mejor simplemente alimentar expectativas sin llegar a resolverlas”, dice. Quien busque posibles respuestas a la serie en su nuevo libro se puede ir olvidando. “Es muy raro que ahora la gente me conozca por la serie. The leftovers era mi libro menos representativo. Para mí fue un gran experimento escribir algo tan oscuro con una premisa de ciencia ficción”.

"No estamos listos para crear juicios. Una de las razones por las que estamos divididos es porque solo hablamos con gente que está de acuerdo con nosotros"

¿Definir La señora Fletcher como un libro sobre porno es simplista? El libro, más que tratar sobre porno, habla de la identidad, de la transición y la reinvención. Hay un personaje transgénero en la novela que podría haber sido la protagonista, pero me parecía mucho más provocador y curioso que lo fuera una mujer madura que decide ser una MILF [siglas en inglés de “madre que me follaría”]. Descubre esa identidad en el porno e intenta hacerla real. De repente, su vida sexual se vuelve complicada y excitante cuando antes ni siquiera existía.

Ella se libera, pero su hijo repite los patrones de masculinidad más recalcitrantes. ¿Hacia dónde vamos? Cuando escribía el libro, la idea de que Trump fuera presidente ni siquiera se planteaba. Nadie imaginaba un retromacho en la Casa Blanca. Teníamos a Obama, que era como un hombre nuevo, que tenía una relación de igualdad con su mujer y que trataba con cariño y respeto a sus hijas. Pero ya entonces no era difícil percibir que muchos hombres no estaban muy entusiasmados con la idea del feminismo, que solo estaba cambiando el comportamiento de la gente en determinadas élites.

¿El porno cambia el comportamiento de la gente? La razón de ser del porno es la de crear un mundo sexual donde no hay obstáculos, donde todo el mundo está de acuerdo en que el placer es lo único que importa. Me interesaba el contraste entre esa fantasía y el mundo real, donde incluso el encuentro sexual más sencillo está lleno de complejidades. Me preocupa un poco la posibilidad de que nos estemos desplazando hacia un concepto de sexualidad virtual donde nuestras parejas no puedan poner límites éticos a nuestro comportamiento.

"Cuando escribía el libro, la idea de que Trump fuera presidente ni siquiera se planteaba. Nadie imaginaba un 'retromacho' en la Casa Blanca"

En la época del #MeToo parece un tema espinoso, aunque usted escribiera el libro antes de todo esto. Creo que hoy el ambiente está en modo enfado. Hay menos interés en ver el punto de vista de un hombre cuyo comportamiento fuese ofensivo, por ejemplo. Eso hace el trabajo del novelista más difícil, pero también más esencial. ¿Es simplemente una persona horrible? ¿Es bueno verlo desde el punto de vista de su madre? ¿O solo tenemos que verlo expuesto en un muro de la vergüenza? Siempre me han interesado los personajes que son juzgados de manera muy severa por la sociedad, como en Juegos de niños [por cuya adaptación al cine fue nominado al Oscar en 2006].

Esos juicios ahora tienen a menudo las redes sociales como escenario. La tecnología nos ha cambiado de una forma que aún estamos empezando a entender y absorber. No estamos listos para crear juicios. Una de las razones por las que estamos divididos es porque solo hablamos con gente que está de acuerdo con nosotros. ¿Hay una cultura común? ¿Si no existe esta cultura común podemos tener una democracia viable?

Otro de sus libros más famosos, Election, también alertaba sobre las tretas del liderazgo político, incluso a pequeña escala. Consideraba ese libro un fracaso: no lograba publicarlo. Y al final cambió mi vida. Realmente fue la película [realizada en 1999 por Alexander Payne e interpretada Matthew Broderick] lo que quedó en la mente de la gente, porque es un trabajo icónico. Y sí, había algo profético.

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