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La fama vista a través de la lente de Lenny Kravitz

El músico retoma su faceta de fotógrafo con modelos como los actores Harvey Keitel y Susan Sarandon y el diseñador Alexander Wang

Una de las fotografías tomadas por Lenny Kravitz en la que aparecen Susan Sarandon, Hidetoshi Nakata, Benjamin Millepied, Zoe Kravitz, Alexander Wang, Zoe Kravitz y Harvey Keitel.
Una de las fotografías tomadas por Lenny Kravitz en la que aparecen Susan Sarandon, Hidetoshi Nakata, Benjamin Millepied, Zoe Kravitz, Alexander Wang, Zoe Kravitz y Harvey Keitel.Lenny Kravitz
Silvia Ayuso
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La revolución de Zoë Kravitz

¿Qué ocurre cuando reúnes a un puñado de famosos de lo más diverso que apenas se conocen y dejas que lo que pase durante la velada sea registrado por la cámara de otro famoso como Lenny Kravitz? Puede que lo que pase en Las Vegas se quede en Las Vegas. Pero lo que sucedió una noche de marzo en West Hollywood, en una velada que mezcló personajes tan diferentes como la actriz estadounidense Susan Sarandon, el futbolista japonés Hidetoshi Nakata o el coreógrafo francés Benjamin Millepied y que estuvo regada con uno de los champanes más exclusivos del mundo, no se quedará en la intimidad. Las fotos en blanco y negro que registraron esa singular noche forman parte de la nueva exposición de Lenny Kravitz que se inaugurará en septiembre en Nueva York, coincidiendo con la semana de la moda. Y protagonizarán también la nueva campaña de Dom Pérignon, el compañero de Kravitz en su última aventura más allá de la música.

Lo de Kravitz y la fotografía no es un capricho. Hace tiempo que el ganador de cuatro Grammy (Nueva York, 1964) y actor ocasional explora otros campos del arte. Tiene una empresa de diseño de interiores, una de sus grandes pasiones. De hecho, la casa donde se ha realizado la campaña fue una de las últimas que decoró y la filmación tuvo lugar la noche antes de la entrega de las llaves a sus nuevos dueños.

Kravitz ya se ha puesto detrás de la cámara otras veces. Una afición, cuenta, que comenzó en la infancia. “Mi padre tenía una cámara Leica cuando era niño y me gustaba jugar con ella, tocar todos los botones”, relató Kravitz durante la presentación de la campaña en París y en la histórica abadía de Dom Pérignon en Hautvilliers, en la zona de viñedos de Champagne. “Luego, cuando empezaron a tomarme las primeras fotos, con mi primer álbum, me hice amigo del fotógrafo y me pasaba horas en su cuarto oscuro viendo la magia de desarrollarlas”. Un interés que fue creciendo de forma paralela a su fama. “Al estar con fotógrafos y ser fotografiado me di cuenta de que quería estar detrás de la cámara, que me interesaba lo que ellos hacían, fue pura curiosidad artística”, explicó el artista, que cuenta entre sus referentes a Bruce Davidson, Richard Avedon o Gordon Parks, “por solo citar a tres”, precisó con una sonrisa.

Tardaría algunos años más hasta que decidió hacer de ese interés una nueva pasión. Su prueba de fuego llegó con la exposición Flash, una colaboración con Leica en la que el hombre siempre fotografiado giraba la cámara para inmortalizar a su vez a los paparazi y fans que siempre intentan retratarlo a él.

Lenny Kravitz toma una foto para el proyecto con Dom Perignon.
Lenny Kravitz toma una foto para el proyecto con Dom Perignon.Lenny Kravitz

Ahora ha optado por una mirada más intimista aunque, eso sí, de un mundo, el de los famosos, que conoce gracias a sus tres décadas de carrera. Ayudado por su hija Zoë, actriz y modelo, reclutó a los actores Harvey Keitel y Susan Sarandon, al diseñador norteamericano Alexander Wang, la modelo australiana Abbey Lee y a Nakata y Millepied. Algunos se conocían de antes, otros no se habían visto jamás. Pero la noche angelina, el champán a raudales y el ambiente creado por Kravitz y su equipo dieron lugar a una sesión que el artista define como una “experiencia humana”.

Las fotos y la película “muestran a este grupo de gente que viene de muy diferentes campos y medios, pero que tienen una conexión a través de la vida, del arte, y que se unen para inspirar y aprender los unos de los otros”, explicó. “Es como en la vida, cuando tienes a gente diferente es maravilloso mezclarla, no me gusta juntarme solo con gente como yo, me gusta celebrar las diferencias, y creo que el mundo debería hacerlo también”.

La curiosidad de Kravitz por explorar expresiones artísticas en otros campos fue lo que le llevó hasta el mundo del champán. Y su encuentro con el jefe de cava de Dom Pérignon, Richard Geoffroy, que se define como un “creador de memorias” a través de sus caldos, en los que siempre busca la magia y la armonía, le hizo comprender que también en el mundo de los vinos se esconde todo un arte. “Conocí a Richard hace unos 12 años a través de un amigo común y vimos que somos muy parecidos en la manera de afrontar nuestro arte”, señaló Kravitz. “Lo que hacemos es muy similar, él con vino y yo con música y arte”, aseguró.

La campaña dirigida por Kravitz es el fruto de este inesperado maridaje que, a su vez, supone la despedida de Geoffroy, quien tras casi tres décadas al frente de las bodegas Dom Pérignon, deja el puesto a partir de enero en manos de Vincent Chaperon para dedicarse, dice, a nuevos retos.

Mientras, las fotos de Kravitz emprenderán su propio viaje. Tras Nueva York, la muestra se exhibirá en Londres, Milán, Tokio, Hong Kong y Berlín. El artista no sabe aún qué pasará con ellas más allá de esta gira. Solo ha decidido el destino de una de ellas, el retrato que hizo de su hija mientras se preparaba para la velada y en el que él aparece reflejado en el espejo. Esa foto, “un momento padre- hija”, adelanta, se quedará en la familia. Ya tiene, asegura, un espacio reservado en su escalera para lucirla.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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