Este inglés de 55 años muestra cómo escribir de música y sobrevivir en el intento

Dicen que Simon Reynolds (Reino Unido, 1963) inventó el termino postrock. “Supongo que es cierto. La idea andaba dando vueltas por ahí, pero sí, fui el primero que lo escribió”, reconoce. Los estilos los crean los artistas, pero para el público no existen hasta que los bautizan los plumillas. Localizar tendencias y sistematizarlas es la especialidad de Reynolds, para muchos el mejor crítico musical en activo. Autor de sesudos manuales sobre el postpunk, la cultura rave y, más recientemente, el glam, este inglés de 55 años residente en Los Ángeles alcanzó la popularidad global yendo un paso más allá. En 2011 diagnosticó el estado del pop mundial con un solo término: retromanía. Definición: la obsesión del pop con su propio pasado.

"Cuando empecé a escribir sobre música, justo después del punk, el rock parecía ser lo más excitante de la escena artística. Era intoxicante: sónicamente nuevo, políticamente militante, sexualmente libre"

“Cuando empecé a escribir sobre música, justo después del punk, el rock parecía ser lo más excitante de la escena artística. Era intoxicante: sónicamente nuevo, políticamente militante, sexualmente libre. Abría caminos. Renegaba del glamur, pero era glamuroso de una manera extraña. Por eso me resultó tan curioso cuando empezó a mirar hacia atrás y no hacia adelante”. Reynolds proviene de principios de los ochenta, cuando los críticos eran la conexión entre los discos y el público. Una era en la que uno podía pasarse años leyendo sobre un álbum sin haber escuchado ni una sola nota.

“Ahora somos menos importantes. Hay todavía figuras míticas como Greil Marcus o Paul Morley. Pero no ha habido nadie en los últimos 20 años que alcance ese estatus. Los medios digitales, como Pitchfork, son una marca en sí mismos, muy por encima de las firmas que escriben allí”. Mirando hacia adelante lo que más le interesa es el trap. “Especialmente Migos, pero también Young Thug o Travis Scott. Y es muy interesante el r’n’b más raro, tipo Jeremih”. ¿Y cuándo dejó de ser relevante el rock? “No lo sé. Mi hija mayor escucha emo. Y a pesar de la épica, a mí me gusta. Pero sí, parece que hace tiempo que la música de guitarras no sabe adónde va”.