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El pop como herramienta para explicar el mundo

El influyente periodista Simon Reynolds teoriza sobre el glam en su último libro

Xavi Sancho
El periodista Simon Reynolds, ayer en Madrid.
El periodista Simon Reynolds, ayer en Madrid.Claudio Alvarez (EL PAÍS)

Simon Reynolds (Londres, 1963) es tal vez el periodista musical más influyente de las últimas décadas. Suyas son obras de referencia para entender lo que pasó y lo que está pasando como Retromanía (sobre la fiebre del revival que dominó parte de los noventa y la primera década de este siglo), Energy flash (en torno a la electrónica y sus adyacentes), Rip it up and start again (biblia del postpunk, la música que vino a cambiar las reglas) o Como un golpe de rayo (su último trabajo, un tratado sobre el glam, desde David Bowie hasta las estrella contemporánea Nicki Minaj). Ayer participó en la edición madrileña del festival Primera Persona que tuvo lugar en La Casa Encendida, hoy estará en Málaga en la IV edición de Málaga 451: La Noche de los Libros y mañana terminará su gira en el CCCB barcelonés como una de las más rutilantes estrellas de este Primera Persona que, desde hace tres años, se desdobla en dos sedes. “No exgere tanto sobre mi influencia [en la teoría de la música pop] porque ahora mismo estoy enganchado a un tema de 21 Pilots que me ha pegado mi hija y me siento como una especie de señor mayor emo”,confiesa al respecto de la música de este dúo estadounidense de rock algo pomposo que, a pesar de haberse disuelto en 2011, sigue ganando adeptos, entre ellos los vástagos de grandes críticos de rock.

“Jamás he sido de esos tipos que tratan de crear versiones minúsculas de sí mismos a través de sus hijos, pero sí es cierto que les ponía [al compositor contemporáneo Karlheinz] Stockhausen y post punk cuando eran muy pequeños, pero no veo que haya calado”, bromea.

Sus lectores saben que en pocas disciplinas periodísticas el lector puede hacerse una idea tan clara de la personalidad del escriba como en el periodismo musical. Por eso tiene tanto sentido que Reynolds participe en un evento llamado Primera Persona. “Y eso que evito hablar mucho de mí. Odio escribir la palabra yo”, aclara.

El inglés empezó a trabajar en este negocio a mediados de los años ochenta, la que es, a su entender, la peor época de la historia de la música. Estuvo en la revista Melody Maker cuando el pop aún se entendía como un ejercicio de arriesgada progresión, no un bálsamo regresivo. “Pero también estuve en revistas de estas que ponen a los Beatles en portada dos veces al año. No tengo nada en contra de este periodismo historicista, siempre y cuando se arme desde la investigación y no desde la mera revisión”, aclara aún dolido porque cuando dejó de trabajar en esos medios estos empezaron a poner a bandas que le gustaban, como The Jam o PIL, en portada.

Eso, entrar en el pasado por la puerta lateral, es exactamente lo que intentó evitar en Como un rayo, el libro sobre glam escrito por este señor alto con pinta de oficinista o profesor de una universidad que paga a 90 días. “Pero yo fui glam, yo fui andrógino, lo juro”, interrumpe. “Tenía una amiga lesbiana que me pintaba los ojos, aunque me hacía unos estropicios notables. Ahora supongo que soy lo que se diría un tipo masculino”.

Más allá del interés que pueda despertar su visión sobre Marc Bolan o The Tubes, la actualidad de su último libro, publicado, como la mayor parte de los suyos, por la editorial argentina Caja Negra, reside en la conexión que hay entre la sexualidad de aquella época y el pop no binario que explica la actual. “Tienes razón, lo pensé, pero no quise ahondar mucho en eso porque me dio cierto miedo. Es obvio, a pesar de que no quisiera explicitarlo, que uno de los mayores cambios que han sucedido en la música es el pasar de que todo sea sexual a que todo tenga que ver con el género, que es algo mucho más interesante”.

Pasión por lo nuevo

Pese a ser el teórico que popularizó la etiqueta retromania, que describe la obsesión del pop con el pasado, sigue teniendo hambre de cosas nuevas y energías para tratar de entenderlas. Fan del rap y de la electrónica actuales, con todo, ha visto demasiadas escenas pasar como para dar géneros por finiquitados. "Recuerdo que a finales de los noventa, el DJ Paul Oakenfold dijo que todo serían mesas de mezclas y sintetizadores, que el rock era pasado. Al cabo de muy poco aparecieron The Strokes y se cargaron su teoría", narra como ejemplo algo que pocos han entendido: los periodistas musicales estamos para explicar, no para adivinar.

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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