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En esta ciudad, los restaurantes no pueden servir bebidas azucaradas a los niños

Baltimore se convierte en la ciudad más grande de EE UU en prohibir a sus locales vender refrescos a los menores, bajo multa de 85 euros. Solo pueden ofrecer leche, agua y zumo 100% natural

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Baltimore (Maryland, EE UU) se convirtió el pasado mes de julio en la ciudad con más población de Estados Unidos en prohibir a sus restaurantes que vendan bebidas azucaradas y refrescos a los niños, bajo multa de 100 dólares (unos 85 euros). Solo pueden ofrecer a sus pequeños clientes leche, agua y zumos 100% de fruta. Los menores sí podrán consumir estas bebidas cuando sea un adulto el responsable de que lo consuma. “Esta ley, denominada Bebidas saludables en los menús infantiles, ayudará a los padres a tomar la decisión más saludable, la más fácil”, dijo en un comunicado Leana Wen, responsable del comisionado de salud en esta ciudad. “La ciencia no engaña. Uno de los grandes contribuidores a la obesidad infantil son las bebidas azucaradas”, añadió la experta. “Ya hay restaurantes que las han eliminado de sus menús infantiles, pero el cambio total no va a ser inmediato. Tienen que poner al menos algo que indique que los menús han cambiado, algunas tendrán que imprimirlos de nuevo, y esto no se hace de la noche a la mañana. Los cambios en los menús en línea serán fáciles. Por lo tanto, no esperan que impriman todos los menús nuevos para hoy”, añadió Wen, según informa AP.

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La nueva regulación no ha gustado mucho a los restauradores locales, que se oponen a ella. La Asociación de Restauradores de Maryland aseguró que “ya estamos enfrentándonos a grandes retos en nuestros negocios. Esta ley hará que los objetivos marcados sean más difíciles de conseguir”. Baltimore no es la primera ciudad, pero sí la más grande en aprobar una ley de este tipo: siete localidades en California y una en Colorado ya han prohibido los refrescos de los menús de los restaurantes a los niños. Todavía queda mucho por hacer.

Una decisión justificada

El Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), asegura que uno de cada tres escolares en Baltimore es obeso. Además, una investigación federal, enfocada en esta ciudad, concluyó que uno de cada cuatro pequeños en edad escolar consume refrescos todos los días. El número de menores con obesidad en Estados Unidos se ha triplicado desde la década de los setenta. Y es un problema global.

Recordemos que los datos de la Organización Mundial de la Salud son claros: Se calcula que en 2016, más de 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo tenían sobrepeso o eran obesos. Cerca de la mitad de los niños menores de cinco años con sobrepeso u obesidad vivían en Asia y una cuarta parte vivían en África. Y en España también los datos son preocupantes. Según los datos de la última Encuesta Nacional de Salud, dos de cada 10 niños españoles tienen sobrepeso y uno de cada 10 sufre obesidad; es decir, el 27,8% de los menores en nuestro país ya presenta algún tipo de problema de peso.

La obesidad pone en riesgo la salud de los menores, provocando que tengan más riesgo a padecer diabetes tipo II, cardiopatías o enfermedades metabólicas, entre otras. Todo esto hace que los expertos intenten averiguar cómo se puede paliar este incremento. Y una vez más, se ha puesto el foco de atención en las bebidas azucaradas. Por ejemplo, en 2016 la Asociación Americana de Corazón publicó Added Sugars and Cardiovascular Disease Risk in Children, un estudio en el que se recomendaba reducir el consumo de bebidas azucaradas a menos de 23 centilitros semanales. Una sola lata ya contiene 33 centilitros.

Otras medidas para disminuir su consumo en el mundo

En Cataluña, en mayo de 2017, entró en vigor el impuesto a las bebidas azucaradas que afecta a las aguas de sabores, las bebidas energéticas o los néctares de fruta. Las subidas dependen de la concentración de azúcar. Sin embargo, los nuevos precios quedaban muy lejos del 20% impositivo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo que planteaban es que si aumentaba el precio, se cambiarían los hábitos compra de los consumidores. Pero para muchos expertos esto no es suficiente. Se necesitan más medidas.

Un buen ejemplo de iniciativas contra la obesidad es Ámsterdam. La ciudad lleva años desarrollando una política de salud pública sin afán recaudatorio para luchar contra la obesidad, tras analizar sus elevadas tasas de sobrepeso infantil. Entre las medidas impulsadas por su ayuntamiento se incluyen: la prohibición de llevar zumos a las escuelas (sustituidos por agua o leche), la sustitución de bollería industrial o casera por frutas en las celebraciones escolares, o la prohibición de los patrocinios de marcas de bebidas carbonatadas y comida rápida en eventos públicos, entre otras medidas. El resultado muestra que entre 2012 y 2015 se ha reducido un 12% la obesidad infantil, según los últimos datos del Amsterdam Healthy Weight Programme de 2017.

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