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Seropositivo controlado y sin transmitir el VIH

El Congreso Internacional del Sida presenta un amplio estudio que ratifica, una vez más, que si un portador no tiene carga viral detectable, no hay riesgo de contagio

Asistentes en la Conferencia Internacional sobre el Sida AIDS2018 en Ámsterdam con la camiseta con el lema 'Undetectable=Untransmitable'.
Asistentes en la Conferencia Internacional sobre el Sida AIDS2018 en Ámsterdam con la camiseta con el lema 'Undetectable=Untransmitable'.Marten van Dijl / IAS
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Deambulaban por la Conferencia Internacional sobre el Sida AIDS2018 muchas personas con camisetas moradas y un lema: U=U. No eran matemáticos con un axioma, sino activistas con un mensaje claro que, poco a poco, se va imponiendo entre las organizaciones de afectados y los sanitarios que les tratan: Undetectable=Untransmittable. En castellano, I=I, Indetectable=Intransmisible. Son los herederos del primer lema potente en esta infección, el ABC de "abstinencia, sé fiel (be faithful en inglés) y usa condones", con el que se intentó frenar la epidemia en los ochenta, un planteamiento que solo ha tenido éxito real cuando se añadió la D, dar medicación, que es justo en lo que se basa el mensaje I=I.

La idea que subyace parece obvia, pero ha costado que sea aceptada por todos: si una persona mantiene la concentración de virus circulante a un nivel indetectable en una analítica, eso quiere decir que tiene tan pocos patógenos en sus fluidos que no puede causar una transmisión efectiva en otra persona aunque tenga relaciones sin protección con ella. Y ese nivel de carga viral (el nombre oficial de la cantidad de virus en sangre o en otros fluidos) lo alcanzan la mayoría de las personas que están diagnosticadas, tienen acceso a la medicación y la toman de acuerdo con las pautas establecidas (básicamente, una vez al día).

La idea parece elemental, pero todavía se sigue investigando. En esta conferencia, a la que EL PAÍS asistió invitado por el laboratorio ViiV, se presentaron resultados del estudio Partner 2, en el que se han recogido datos de casi mil parejas de gais que tenían sexo anal y que eran serodiscordantes, es decir, que uno tenía el VIH (el seropositivo) y el otro, no (el seronegativo). Y el resultado, después de más de 77.000 relaciones desprotegidas, es que ha habido cero transmisiones entre ellos.

Este estudio sigue a otro, el Partner 1, que se centró en parejas heterosexuales también serodiscordantes que practicaban coito vaginal. El resultado fue el mismo (cero transmisiones), pero había dudas de si durante las relaciones anales, más agresivas para las mucosas, había mayor riesgo de transmisión. Se ha visto que no.

Los estudios demuestran que el miedo a transmitir el virus afecta profundamente a las relaciones

El congreso, que se celebró la semana pasada en Ámsterdam, tuvo varias sesiones sobre este aspecto de la no transmisibilidad del virus, porque no es solo relevante clínicamente. También tiene una importante carga psicológica para los afectados. Los estudios demuestran que el miedo a transmitir el virus afecta profundamente a sus relaciones. Y existe, además, un importante factor social, ya que el ser no transmisible ayuda a eliminar el estigma, tanto el autosentido como el de los demás.

En un taller paralelo al congreso, se discutieron estos asuntos y se clarificaron aspectos técnicos. Por ejemplo, la pregunta de cuánto tiempo ha de estar la carga viral indetectable para que el individuo no pueda transmitir el virus. Y la conclusión fue que eso sucede desde el momento en que es indetectable. Eso sí, el preservativo sigue siendo necesario para evitar otras infecciones de transmisión sexual.

A ese taller acudieron representantes de la Sociedad Española de Investigación en Sida, Seisida. Su presidenta, María José Fuster, señaló después que la organización está preparando un comunicado oficial al respecto porque cree que el mensaje de I=I aún es visto con miedo por algunos médicos y la Administración.

El otro hallazgo de mercadotecnia reciente en el campo del VIH es la estrategia 90-90-90, que se puede resumir en que el 90% de los infectados estén diagnosticados; que, de estos, un 90% reciba medicación, y que, de estos, el 90% consiga tener una carga viral indetectable. A estos tres 90, los activistas intentan añadir un cuarto: que el 90% de los afectados afirme que tiene una buena calidad de vida. Esto pasa por los otros tres 90, más la eliminación del estigma y el fin de la discriminación social y económica.

Precisamente Seisida presentó el martes un póster en el que medía la calidad de vida de los afectados mediante una encuesta. Fuster, que ha dirigido el trabajo, destaca que se miden 29 aspectos dentro de una escala internacionalmente validada, y que, en su conjunto, las mujeres dan peor que los hombres. Y que hay dos áreas de insatisfacción mayor: la situación económica, con casi un 20% que no recibe ningún ingreso, y la satisfacción con su vida sexual, un tema en el que hay gran diferencia entre hombres y mujeres.

La cura de la hepatitis C no evita las reinfecciones

Curarse de la hepatitis C no deja a la persona a salvo de volver a infectarse con el virus. Los nuevos medicamentos que tiene tasas de eficacia de más del 95% no evitan la reinfección. Como los mecanismos de transmisión del virus de la hepatitis C y el del VIH son los mismos, ha habido tradicionalmente un importante numero de coinfectados. Esto estaba disminuyendo al evitarse la afectación hepática, pero ahora empieza a haber datos de personas que, una vez curadas, vuelven a adquirir el virus.

En la Conferencia Internacional sobre Sida AIDS2018 que se celebra en Ámsterdam, el Grupo Español para el estudio del Sida, Gesida, ha presentado un trabajo, dirigido por Juan Berenguer, del hospital Gregorio Marañón de Madrid, en el que se ha medido este hecho, y ha visto que en hombres que tienen sexo con hombres la tasa de reinfecciones es del 5,93%, mientras que en los usuarios de droga es del 0,21%.

Esto representa un problema de salud publica, ha dicho Berenguer, ya que la intransmisibilidad del VIH no implica que se esté a salvo de otras enfermedades de transmisión sexual, como las hepatitis, por lo que el condón sigue siendo necesario.

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