Cierre de heridas y restitución moral
Mi abuelo Juan, acabada la guerra, fue detenido y condenado a muerte. Defendió la legalidad sin violencia como responsable municipal, pero las represalias fueron frenéticas y crueles. Su periplo por diferentes prisiones le marcó profundamente; fue liberado siete años después. Miles de personas fueron ejecutadas durante el franquismo. La indefensión fue absoluta. Exilio o miedo y silencio.
Pervive aún un franquismo sociológico, en algunos casos real. Urge la aplicación de la ley: investigación sobre desaparecidos, apertura de fosas, retirada de símbolos y nombres fascistas, exhumación y reubicación del dictador. Imprescindible la restitución moral y el cierre de heridas.— Enric Albiach Alfonso. Rocafort (Valencia).
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