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Holanda prestará atención a los gais que buscan asilo

Los funcionarios cambiarán los interrogatorios para evitar rechazos innecesarios

Isabel Ferrer
La pareja gay Mustak y Sahir se abrazan en el centro de acogida donde residen, en Holanda.
La pareja gay Mustak y Sahir se abrazan en el centro de acogida donde residen, en Holanda. MARC DRIESSEN

En mayo de 2017, Sahir y Mushtak, una pareja gay iraquí, pidió asilo en Holanda. En su país, su opción sexual está penada con la muerte, y esperaban empezar una nueva vida en Europa. Lo consiguieron, pero la respuesta inicial de las autoridades levantó gran revuelo: Mushtak, de 23 años, podía quedarse; Sahir, de 29, debía regresar porque a los funcionarios de Inmigración no les pareció lo bastante homosexual. Después de numerosas peticiones del colectivo LGTBI, y de los liberales de izquierda, miembros de la actual coalición de centro-derecha, el Gobierno ha decidido prestar atención a los “relatos personales” de los solicitantes. Es un elemento esencial para tomar decisiones de este calibre, pero no ha sido tenido demasiado en cuenta hasta ahora “para evitar caer en la trampa de historias falsas y aprendidas de memoria”.

Mark Harbers, secretario de Estado holandés de Justicia, ha anunciado un aumento de presupuesto para preparar mejor a los funcionarios de Inmigración cuando deban entrevistar a estos solicitantes de asilo. “En lugar de preguntar de forma directa sobre su lucha interna, la primera relación, cuándo supieron que eran gais, o bien la situación en su tierra”, se primarán “las cuestiones abiertas sobre sus experiencias”. La Asociación de Juristas expertos en asilo ha señalado que la actual batería de preguntas resulta elemental a ojos occidentales, “pero supone una barrera infranqueable cuando se viene de países donde la homosexualidad está prohibida y castigada”. “Muchos no tienen la capacidad de expresar lo que sienten y por lo que han pasado”. Harbers asegura ahora que solo mirando a la cara “no se sabe si alguien es un homosexual perseguido en otro país”, y ha prometido poner mayor cuidado. El mismo entrenamiento servirá para evaluar a los que alegan haber escapado por motivos religiosos. Aunque no hay cifras concretas el colectivo LGTBI, sí cita países como Irán, Irak, Afganistán y varios de África entre los países más duros. “De ahí llegan varios centenares al año, y varias decenas no logran convencer a Inmigración”, señalan.

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