Las claves del Mad Cool contra las agresiones sexuales
El festival madrileño contará con un protocolo en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid para prevenir y luchar contra la violencia sexual en el evento
Un punto violeta, una sala específica para atender a víctimas de violencia sexual, personal especializado y un mensaje rotundo: en el Mad Cool no tienen cabida las agresiones, los abusos o el acoso. El festival, que se celebra en Madrid entre el 12 y el 14 de julio, arrancará esta edición con un protocolo contra cualquier actitud machista en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid.
El pasado martes, Javier Arnáiz, director del festival, y Celia Mayer, delegada del gobierno madrileño de Políticas de Género y Diversidad, firmaron un paquete de medidas contra el acoso y las agresiones sexuales durante la celebración de uno de los festivales con más asistencia de público (han colgado el cartel de entradas agotadas con 240.000 vendidas) y mayor impacto musical en España y en Europa. Mad Cool se une así a la marea social y política contra la violencia sexual que lleva un par de años extendiéndose en eventos y festejos populares de grandes y pequeñas ciudades.
El pasado enero, por primera vez, un festival de música se unía a esa postura de forma palpable; aunque instituciones y organizaciones siempre se han posicionado a favor de la libertad sexual y la integridad de las mujeres, no fue hasta hace unos meses cuando el Primavera Sound, el Sónar y diversas salas de conciertos de Barcelona, junto al Ayuntamiento de la ciudad, crearon un protocolo específico para luchar contra las agresiones. Ahora, Mad Cool se convierte en el primer evento musical en Madrid que ponga en marcha estas herramientas. El acuerdo con el consistorio durará dos años: este 2018 servirá para evaluar la experiencia y poder profundizar y mejorar el año que viene no solo en esta cita, sino en el resto de festivales que se celebren en la capital.
Miguel Aguado, responsable de comunicación estrategia del festival, cree que tienen la responsabilidad de unirse a la postura de tolerancia cero contra las agresiones, “por pura ética”. “Cualquier violencia que se produzca contra la mujer, sea cual sea, no tiene cabida aquí. Tenemos una obligación con todos los hombres y mujeres que vienen, no solo en caso de que se produzca, sino previniendo y extendiendo el mensaje de rechazo rotundo a la violencia sexual”. Cuenta que el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Madrid respondió perfectamente a su llamada y la colaboración fue estrecha. “Es importantísimo, no solo para el desarrollo de este protocolo, sino para crear criterios y buenas prácticas que puedan extrapolarse a otros festivales. Sentimos que tenemos esa responsabilidad y nos parece tremendamente importante poder hacerlo junto al Ayuntamiento para dar una respuesta coordinada con los servicios de atención psicosocial, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y los servicios sanitarios”.
Prohibido 'mirones'
El festival resume la filosofía de esta iniciativa en cuatro ideas: un amor por la música y la cultura donde el acoso sexual no tiene cabida, el absoluto y frontal rechazo de cualquier actitud de acoso a la mujer, la certeza de que no existen “niveles” (la tolerancia cero) y la obligación de brindar respeto, apoyo, tener sensibilidad y coordinación si hubiese denuncias. Y partiendo de esa filosofía han puesto en marcha varias medidas que hicieron públicas este pasado martes —y alguna otra, “de impacto”, que desvelarán a lo largo del festival—.
Punto violeta. Tiene varios objetivos: informar sobre qué hacer si se sufre o se presencia una agresión, actuar de elemento disuasorio al poner de manifiesto el compromiso del festival contra la violencia sexual, sensibilizar al público sobre qué es una agresión y que las mujeres no están solas, que el que sobra es el agresor y que todas y todos podemos hacer algo contra la violencia machista.
Evitar a los mirones. El festival dispone de servicios limpios de forma continua, en número y ubicación suficiente para evitar colas y esperas, control y vigilancia discreta perimetral para evitar la necesidad de acudir a otro sitio por parte de la usuaria e impedir al “mirón” o “merodeador”.
El mensaje, y su repetición, importan. Difusión de mensajes gráficos propios de rechazo de la violencia sexual y de la dureza contra este tema. Desde la organización se usarán las redes y las pantallas para transmitir estos mensajes, así como la opción de ser informada o atendida.
Acción discreta y respetuosa. Dentro del recinto habrá una sala específica señalizada con un círculo morado para atender, si ocurriese, a todas aquellas mujeres que sufran cualquier tipo de abuso, acoso o agresión sexual. Allí habrá personal especializado y, si así lo pide la víctima, la organización se encargará de realizar las gestiones con la policía y darán soporte para el traslado al Hospital de La Paz, donde se ubica la unidad y el protocolo de acción de la sanidad madrileña en estos temas.
Reacción rápida y rotunda. El papel del personal de seguridad y organización ha sido claramente definido y la indicación es clara: ante cualquier denuncia o queja de acoso, deberán retener al posible acosador, avisar a la policía y facilitar que sea la autoridad la que decida. En este sentido, han pedido a la Policía Municipal, a través de la Concejalía de Igualdad, que todos los turnos se asegure una agente especializada en el recinto.
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