La familia Lafourcade lleva medio siglo rescatando del olvido viejas mansiones, castillos, abadías y bodegas vitivinícolas en desuso. Con paciencia, esmero, los mejores materiales y mucho dinero por medio, las transforman en propiedades de lujo para empresarios, financieros y artistas. Es la Provenza más discreta y escondida.