Francia se indigna tras un humillante trato en urgencias
Una joven que llamó al servicio falleció sin conseguir atención rápida. Solo recibió burlas
¿Se habría salvado Naomi Musenga si la hubieran atendido rápidamente cuando llamó pidiendo ayuda al servicio de urgencias? Esa es una duda que quizás nunca se resolverá. Pero no es la cuestión principal. Lo que ha estremecido a toda Francia no ha sido la falta de respuesta, sino el tono de la misma. La publicación de la conversación telefónica entre la joven de 22 años y la operadora del servicio de urgencias que la atendió, y a la que se puede oír mofándose de ella y humillándola, ha sacudido a todo el país. La fiscalía de Estrasburgo ya ha abierto una investigación preliminar. También la ministra de Salud, una “indignada” Agnès Buzyn, ha pedido explicaciones ante tamañas “disfunciones”. El sector reconoce una actitud imperdonable, pero ha aprovechado para alertar de la situación de un servicio médico público que, según sus responsables, está desbordado por una demanda cada vez mayor sin que se aumenten los recursos. Sus padres pidieron este jueves que se haga justicia y se depuren responsabilidades. Una petición en la plataforma Change.org en el mismo sentido suma ya más de 81.000 firmas.
Aunque los hechos han trascendido esta semana, se remontan a finales de 2017. En la grabación, obtenida por la familia de la fallecida, se puede escuchar cómo Musenga, una joven de 22 años de origen congoleño y madre de una niña, pide ayuda con una voz muy débil. La operadora responde en tono hostil y con muy poca paciencia. “Si no me dice lo que le pasa, le cuelgo”, amenaza. Con visibles dificultades para hablar, Musenga le dice que le duele mucho el vientre, que le “duele todo” y que cree que va “a morir”. “Usted va a morir, ciertamente, algún día, como todo el mundo”. Tras varias burlas más espeta: “O llame al médico que la trata”. Luego cuelga con un seco au revoir, adiós. Tras varias horas y diferentes llamadas, finalmente, una ambulancia del SAMU llegó hasta el domicilio de Musenga y la trasladó urgentemente a un hospital de Estrasburgo, donde murió poco después tras sufrir dos paradas cardiacas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.