_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Trump torpedea la diplomacia

Al exitoso encuentro con Macron le sigue una hiriente crítica a Francia

Gabriela Cañas
Donald Trump y Emmanuel Macron el pasado día 24 de abril en Washington.
Donald Trump y Emmanuel Macron el pasado día 24 de abril en Washington. Andrew Harnik (AP)

El viernes pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió contra la política de tenencia de armas de Francia tocando un tema extremadamente sensible en París: el atentado en la sala de fiesta Bataclan el 13 de noviembre de 2015. Lo hizo en la reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle, que apoyó, por cierto, su campaña con una donación millonaria. Ahí, Trump aseguró que de haber podido portar armas algunos de los clientes, la matanza no habría sido tan trágica. Aquella noche de noviembre murieron 130 personas, la mayoría de ellas (89), en el Bataclan, donde tres terroristas mantuvieron como rehenes a los clientes y donde las ráfagas de sus fusiles Kaláshnikov provocaron la tragedia.

Los políticos franceses han reaccionado muy airados a tales críticas, que han calificado de “obscenas”. Por supuesto que, además de hirientes, tales expresiones carecen de base. Ni siquiera durante el año siniestro francés de 2015 con varios atentados terroristas en su suelo el índice de criminalidad se disparó hasta los niveles de Estados Unidos, donde mueren cada año por armas de fuego más de 30.000 ciudadanos.

Es solo una pequeña anécdota que no hace historia, pero sí un detalle del valor que Trump le da a la diplomacia y a las relaciones con un país amigo. La política internacional se rige por reglas no siempre escritas y no siempre comprensibles, pero Trump está introduciendo en ellas una complejidad inesperada. No se trata solo de su confeso rechazo al multilateralismo. En ese aspecto, su amenaza de desbaratar el acuerdo con Irán, como el acuerdo climático de París, son decisiones consecuentes con su ideario. El problema es que, además, Trump parece dispuesto a torpedear la diplomacia, que es una de las más potentes herramientas de paz que se conocen.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pura diplomacia fue el reciente viaje del presidente francés, Emmanuel Macron, a Washington, donde recibió una acogida espectacular y donde Trump llegó a bromear en público sobre el joven mandatario. “¡Cómo le quiero!”, exclamó el americano dándole un beso al francés. Durante esa visita oficial quedó clara la diferencia de posiciones respecto a Irán, pero también que Macron podía convertirse en el interlocutor europeo ideal para la Casa Blanca, toda vez que Trump no se acaba de entender ni con Theresa May ni con Angela Merkel.

Pero resulta, según se ha podido ver ahora con su discurso ante la poderosa Asociación Nacional del Rifle, que las expresiones cariñosas de Trump son ajenas a la política, según su perspectiva. Solo así se entiende un ataque tan directo a Francia a los pocos días de recibir a Macron.

Mientras otras potencias le disputan a Estados Unidos su hegemonía, su máximo mandatario da señales inequívocas de ser un interlocutor poco fiable. The Washington Post le achaca la compulsiva costumbre de mentir 6,5 veces cada día en un recuento hecho desde que es el jefe del Estado. Es un dato aterrador si se tiene en cuenta el poder que todavía hoy se concentra en sus manos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_