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Entrevista

“Para lograr un mundo mejor se necesitan personas comprometidas con los demás”

Paloma Durán, directora del Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, explica por qué este mecanismo de financiación de proyectos, de creación española, va a desaparecer

Paloma Duran, directora del Fondo para los ODS en la sede de El País.
Paloma Duran, directora del Fondo para los ODS en la sede de El País. Luis Sevillano
Alejandra Agudo
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Un mundo sin pobreza ni desigualdad, sin guerras y respetuoso con el medio ambiente, en el que ni un solo ser humano pase hambre, no mueran madres durante el parto y en el que las mujeres tengan las mismas oportunidades vitales que los varones. Este es el futuro que se pretende conseguir para 2030. Los objetivos están fijados en la Agenda de Desarrollo Sostenible de la ONU. Algunos Gobiernos se han puesto manos a la obra para que sus países alcancen las metas establecidas y las ONG han alineado su labor hacia la consecución de las mismas. Pero además de voluntad política y ciudadana, hace falta dinero.

Aunque existen numerosos mecanismos para financiar proyectos encaminados a mejorar la vida de las personas allí donde no hay recursos suficientes, España impulsó la creación en 2007 de un Fondo para lograr los Objetivos del Milenio (2000-2015) que se transformó —con el remanente de presupuesto no ejecutado del anterior— en el Fondo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que fueron aprobados en la ONU en septiembre de 2015. Este mecanismo de financiación pretendía ser una hucha común en la que los países, empresas y otras organizaciones inyectaran dinero para apoyar proyectos en terreno que acelerasen los progresos hacia un mundo más justo y pacífico en 2030. Apenas han pasado tres años desde que arrancó y ya se ha anunciado su cierre para finales de 2018. España así lo ha querido.

Paloma Durán, directora de este organismo, analiza durante una visita en Madrid, los logros conseguidos y las perspectivas de futuro de lo que está por venir: una reforma de la ONU.

Pregunta. ¿Qué balance hace del trabajo realizado por el Fondo de los ODS?

Respuesta. Ha conseguido implementar la Agenda con la filosofía que tenía, es decir, trabajar con todos los actores. De hecho, desde el Fondo se ha trabajado con los Estados miembros, el sector privado, las universidades y las industrias creativas. Y lo más importante es que tenemos cinco millones de beneficiarios. Creo que ese es el mayor éxito, que hemos mejorado la vida de muchas personas.

P. Habla de la implicación del sector privado en proyectos de desarrollo, pero hay muchos detractores de esta participación. ¿Qué opina?

R. Creo que tiene su papel. El error es entender que el sector privado es un donante, que efectivamente lo es, pero tiene que ser también un actor. No se trata solo de que las empresas tengan un departamento de Responsabilidad Social Corporativa o que den parte de su dinero a una fundación filantrópica. Los ODS hay que integrarlos en el core-bussines [negocio] de las empresas, cuya finalidad es el lucro. Las ONG tienen un objetivo distinto, como las industrias creativas y las universidades. Al final, de lo que se trata es que cada actor aporte lo que pueda.

P. ¿Qué distinguía a este mecanismo de financiación e implementación de proyectos de otros?

En nuestra corta vida, el 80% de nuestros esfuerzos han estado dirigidos a que los proyectos salieran adelante. Ahora sería el momento de despegar

R. El Fondo ha sido el primer mecanismo desde la aprobación de los ODS que ha trabajado con todos los actores. Utilizamos las lecciones aprendidas del anterior y realizamos algunas revisiones para ser realmente consecuentes con la nueva Agenda. Una de las novedades fue establecer fondos de contrapartida como requisito para todos los proyectos. Por cada dólar que dábamos, los actores locales o internacionales trabajando en terreno tenían que aportar un dólar adicional. Con eso conseguimos multiplicar por 2,5 nuestro presupuesto. España aportó inicialmente 30 millones de dólares, lo que no se había utilizado con el Fondo anterior, y hemos implementado 76. 22 países han contribuido con fondos de contrapartida, de los que el 25% no son miembros de la OCDE. Me parece un dato interesante.

P. Pero a la hucha para el funcionamiento del Fondo solo metió dinero España, y poco más de 150.000 dólares entre Mónaco y el sector privado...

R. Sí. España, algo Mónaco y dos compañías del sector privado. 

P. ¿Por qué no había más países y organismos aportando al mantenimiento del Fondo?

R. El Fondo se creó hace cinco minutos. De septiembre 2015 a abril de 2018 han pasado escasamente tres años desde la aprobación de la Agenda. Hemos intentado hacer un trabajo de consecución de fondos que no ha sido fácil porque en muchos casos las agencias de las Naciones Unidas ven que los recursos se han reducido mucho y todo el mundo los quiere. Es verdad que este período ha coincidido con un proceso de transición gubernamental en los países miembros, especialmente del principal donante, que tampoco ha facilitado las cosas. En nuestra corta vida, el 80% de nuestros esfuerzos han estado dirigidos a que los proyectos salieran adelante, que se pudieran implementar y lograr los fondos de contrapartida. Ahora sería el momento de despegar.

P. Si aún está despegando y tiene tantos puntos positivos, ¿por qué se ha previsto su cierre para finales de año?

R. El Fondo se cierra porque España lo propuso y los demás miembros del comité directivo, donde está el PNUD, la FAO, el International Trade Centre y Unicef, lo aprobaron. No sabría qué decir. Habría que preguntarle a España por qué se cierra. Sinceramente pienso que hubiera sido muy útil mantener toda la experiencia que tenemos o hacer un período de transición con respecto al futuro un poco más estratégico. 

P. ¿Hubiera sido más difícil que la propuesta de España de cerrarlo saliera adelante si el Fondo hubiera tenido otros donantes potentes?

R. Seguramente. Este no es un fondo español, porque cuando se creó en 2014 el país no tenía recursos, sino que España lo creó como una herramienta multi-donante para servir a la implementación de la nueva Agenda. Lo que ha sucedido es que en España ha habido un cambio de política y posición.

P. ¿Qué motivo alegó España para proponer el cierre?

R. En el comité directivo de diciembre dijeron que en el proceso de la reforma de la ONU pensaban que sería mejor que hubiera un fondo más grande. Para esa reunión, ya habíamos preparado una nueva tanda de proyectos con el dinero adicional que quedaba, que eran como 10 millones. Y España propuso que no se consideraran esos proyectos y que el Fondo para los ODS se cerrara porque se iba a crear uno más grande.

P. ¿Por qué no hacer crecer este ya existente en vez de crear otro?

R. A nosotros no nos han dado otra explicación que la anterior y que preferían que el dinero de España pasara al nuevo.

P. ¿Se os ha solicitado asesoramiento para la creación del nuevo?

He visto con mis ojos que se pueden cambiar muchas cosas

R. Se creará en el marco de la reforma de la ONU y va a estar bajo el paraguas de UN Doco, que es la entidad que dentro de Naciones Unidas coordina a todas las agencias. Me hubiera gustado participar más. Se lanzará este 23 de abril y después mantendremos varias reuniones con ellos para ver de qué manera les podemos transmitir la experiencia de lo que hemos hecho.

P. ¿Cuál sería el gran ejemplo de lo conseguido?

R. El trabajo que hemos hecho vinculando los proyectos que tenemos de seguridad alimentaria con el trabajo de los hermanos Roca, que son embajadores de buena voluntad, ha sido muy positivo. La suya no solo ha sido una contribución de imagen, de fotografía, sino que realmente se han implicado. Han venido con nosotros a dar formación a los agricultores y agricultoras en Kaduna, Nigeria, y les han enseñado cómo se puede utilizar el tomate para que lo puedan comercializar mejor. Eso ha generado que, en el mundo de la gastronomía, ahora haya más de uno y dos de los chefs más conocidos, preguntando a los hermanos Roca si ellos también pueden contribuir en ese trabajo.

Hay muchos más. Pienso en Honduras, en la zona lenca, donde ayudamos a las mujeres a que puedan comercializar sus propios productos. En Colombia, en la zona del Cauca, implementamos un proyecto para facilitar la creación de cooperativas, sobre todo de mujeres, y que puedan comercializar el café. Todos nuestros proyectos, al final, benefician a las personas. Como en Cuba. En Santiago, en una zona muy castigada por la sequía, se han diseñado contenedores de agua para las escuelas y unidades familiares. En noviembre estuvimos allí y constatamos que 45.000 familias que hace un año tenían acceso al agua una vez al mes, ahora tienen todos los días.

P. ¿Es optimista respecto al cumplimiento de la Agenda 2030?

R. Soy muy optimista. Con la experiencia del trabajo del Fondo he visto con mis ojos que se pueden cambiar muchas cosas. Aunque sea muy ambiciosa y se necesiten muchos recursos económicos, la Agenda requiere sobre todo de muchas personas comprometidas con mejorar la vida de los demás.

P. ¿Cree que los países desarrollados están suficientemente concienciados de que la Agenda también les afecta a ellos?

R. Creo que con los países ricos hay que hacer un trabajo de incidencia para que entiendan el desarrollo de una manera integral. No es solo dar dinero. También creo tienen una responsabilidad dentro de sus territorios donde hay muchas personas en situación de desigualdad y pobreza. En Nueva York, donde vivo, por ejemplo, hay muchas personas que viven en la calle.

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Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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