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Tribuna
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Fracking

El tratamiento individual no sirve si no no se abordan las causas estructurales e institucionales

Enrique Gil Calvo
Protesta en Madrid contra la violencia de género
Protesta en Madrid contra la violencia de géneroMIGUEL GENER

 Los términos en boga para describir la actualidad son “fractura” y “fragmentación”, que aluden a un accidente fortuito. Pero los traumas políticos no son producto del azar sino de actuaciones deliberadas. Resulta preferible la noción de fracking: la técnica de explotación de hidrocarburos mediante la inyección hidráulica que fractura el subsuelo. Y eso describe mucho mejor el estado de la cuestión, fracturada por actores que sacan petróleo electoral inyectando disolventes a la actualidad política.

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Hay un fracking obvio que resulta casi banal, como el de los CDR que inyectan bajo el asfalto catalán su violencia de baja intensidad, o el de los canales digitales que filtran el material inyectado por el comisario de las alcantarillas. Y hay otro fracking mucho más serio, que podría trastocar la realidad. En Cataluña destaca el golpe de timón de ERC al presentar a Maragall a la alcaldía de Barcelona y a Junqueras a las europeas, lo que ha dividido definitivamente al secesionismo, hasta ahora unificado bajo la égida del prófugo de Waterloo. El frente constitucional también está dividido con las divergentes ambiciones electorales de los tres tenores liberal, conservador y socialdemócrata. Un fracking estatal resultante de la moción de censura, mera conjunción astral de una constelación Frankenstein predestinada a estallar.

Y eso por no hablar de otros frackings menores, como el de la coalición Unidos Podemos (también cuarteada en Madrid, en Barcelona y en las demás autonomías) o el del CIS de Tezanos, electoralmente hablando muy significativo. El fracking político se ha convertido en el zeitgeist de nuestra época: no sólo afecta y divide a España sino también a los países de nuestro entorno (véase el Brexit o el Insorgimento italiano), e incluso a la propia UE, que amenaza con estallar en un implosivo big bang. Como sucederá en cuanto se rompa la gran coalición que gobierna en Berlín y por tanto en Europa, tras la caída en desgracia de Angela Merkel debida al irresistible ascenso de Alternativa por Alemania (AfD).

Carece de sentido mantener la distinción entre dos formas de violencia contra la mujer, según que el perpetrador tenga (o haya tenido) relación de pareja, o no, con ella

¿Cómo explicar el auge del fracking? Es la vieja estrategia del divide et impera en la era del marketing electoral. Lo más eficaz es actuar como los inversores en bolsa que apuestan a la baja tomando posiciones cortas (lo que se hace vendiendo caro valores prestados para recomprarlos a bajo precio en cuanto han caído). Una técnica de bajismo que permite sacar votos apostando por la próxima caída del capital político asociado a los consensos mayoritarios. Pura especulación populista, de seguro éxito en la era del efecto Trump.

Enrique Gil Calvo es catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.

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