_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El golpe que quiso ser

Sorprende que los jueces alemanes hayan pasado por alto una ley que encaja perfectamente en el catálogo histórico de golpes de Estado

Pleno del Parlamento catalán del 6 de septiembre de 2017. Vídeo: El Gobierno catalán firma la ley del referéndum.Vídeo: Massimiliano Minocri. ARCHIVO EPV

El 6-7 de septiembre del año pasado, el Parlament catalán aprobó una ley de referéndum que muy pocos, dentro y fuera de España, han leído. En su artículo 1 dejaba claro que “regula la celebración del referéndum de autodeterminación vinculante sobre la independencia de Cataluña”. No se trataba, como muchos quisieron hacer creer (recuérdense las declaraciones de Pablo Iglesias o Ada Colau), de una consulta o movilización popular con pretensiones festivo-simbólicas, sino de una ley por la que el Parlament se constituía en sujeto político soberano, se autoconcedía el derecho de autodeterminación y organizaba un referéndum de independencia.

Un referéndum que, según el artículo 4.4, conduciría de forma automática a la independencia en las 48 horas siguientes sin tener en cuenta el número de personas que participaran efectivamente en él (“si en el recuento de los votos válidamente emitidos hay más votos afirmativos que negativos, el resultado implica la independencia de Cataluña”). Claramente, el referéndum estaba diseñado para que solo pudiera salir un resultado favorable a la independencia.

Esa ley no escondía su naturaleza. En el artículo 2.2 afirmaba establecer “un régimen jurídico excepcional, dirigido a regular y garantizar el referéndum de autodeterminación de Cataluña”. Además, para blindarla de cualquier modificación se estipulaba que “prevalece jerárquicamente sobre todas las normas que puedan entrar en conflicto con la misma, en tanto que regula el ejercicio de un derecho fundamental e inalienable del pueblo de Cataluña”.

Sorprende que los jueces alemanes hayan pasado por alto una ley que, al afirmar su excepcionalidad, inderogabilidad y supremacía, encaja perfectamente en el catálogo histórico de golpes de Estado que se han llevado a cabo al aprobar los parlamentos normas excepcionales que confieren poderes extraordinarios al poder ejecutivo. Su República de Weimar, por cierto, pereció por un golpe parlamentario: la llamada ley habilitante concedió al entonces canciller Adolf Hitler, que había ganado las elecciones, plenos poderes para aprobar leyes sin pasar por el Reichstag. “Soberano es quien decide sobre el estado de excepción”, sostuvo Carl Schmitt (1888-1985), que lo definió como “la suspensión de la Constitución por el poder soberano”. El golpe que no fue quiso ser.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_