Parece que la otra persona siempre está lista para la acción. Sin embargo, aunque pueda haber ganas, hay cuerpos que no responden tan rápido como otros: "Cada persona necesita un tiempo diferente para excitarse. No hay un tiempo mejor que otro, cada una tiene su ritmo y esto está bien", afirma Lombardía.
Pero puede que el problema de fondo no sea solo el tiempo, sino los estímulos que necesita cada uno. De hecho, hay estudios que respaldan la idea de que hombres y mujeres difieren en el tipo de estímulos que consideran sexualmente atractivos y excitantes. Así, la motivación sexual, las expectativas percibidas del rol de género y las actitudes son factores cognitivos que probablemente influyen en la respuesta a los estímulos sexuales, especialmente en las mujeres.
Pese a ello, Lombardía concluye que en vez de tomarse estas diferencias como una barrera, hay que tener en cuenta que "puede ser muy enriquecedor para la pareja el tener gustos y necesidades diferentes".