Estas son las grandes innovaciones de las relojeras de lujo
Cada año, el Salon International de la Haute Horlogerie reúne en Ginebra las novedades más destacadas de las marcas punteras. Nosotros estuvimos allí
Es tiempo de proezas. El pasado mes de enero, en la edición más reciente del Salon International de la Haute Horlogerie, la ineludible cita anual del sector de la relojería de lujo, las casas más exigentes del mundo sacaban músculo acudiendo, en una paradoja retórica, a los detalles y esas peculiaridades técnicas que los expertos denominan “complicaciones”. El objetivo hoy es perfeccionar siluetas ya perfectas, idear piezas más sofisticadas y llevar los materiales al límite. Repasamos los mejores.
Hermès
La casa parisina se ha propuesto rizar el rizo, o cuadrar el cuadrado. Siempre ha disfrutado jugando estéticamente, y en esta ocasión lo hace con la nueva versión del Carré H. El diseñador Marc Berthier, que creó el primer modelo en 2010, ha aumentado unos milímetros el espesor del cuadrado y ha dejado que la luz haga de las suyas en la caja de acero pulido y granallado, la esfera con guilloché en ángulo recto, las agujas y las cifras facetadas. El segundero, en amarillo intenso, trota a las órdenes de un movimiento mecánico de cuerda automática.
La consigna es perfeccionar siluetas ya perfectas, idear piezas sofisticadas y llevar los materiales al límite
Panerai
La nueva incorporación a la familia Due es el Luminor Due 3 Days Automatic Acciaio de 45 milímetros: un especimen poderoso y al tiempo sutil cuya caja de acero pulido da calidez a una esfera gris antracita en satiné soleil. Los números arábigos y los índices luminiscentes recuerdan los orígenes marítimos de Panerai. Por eso es hermético hasta los 30 metros de profundidad.
Piaget
Para ellos, el reto está en la delicadeza. Esa es la razón de ser del Altiplano Ultimate 910P, cuya caja de 41 mm alberga el movimiento mecánico automático más plano del mundo, formado por 219 componentes. Con reserva de marcha de 50 horas, se puede encontrar en dos versiones, oro rosa y oro blanco. Nobleza obliga.
IWC
La nobleza también marca los 150 años de manufactura de IWC Schaffhausen y su reivindicación de los remotos relojes de bolsillo Pallweber, una rareza histórica cuya producción se interrumpió en 1890. Aunque ahora se convierte en reloj de muñeca, la colección IWC Tribute to Pallweber Edition ‘150 Years’ ha mantenido la indicación digital de las horas y los minutos a través de enormes cifras saltantes situadas en discos giratorios.
Audemars Piguet
Si hablamos de fechas, nada como una cifra redonda. El Royal Oak Offshore de Audemars Piguet vino al mundo hace 25 años con el objetivo de superar en robustez y resistencia al ya clásico Royal Oak. Ahora Audemars Piguet celebra su aniversario con una edición inspirada en el modelo de 1993. El cronógrafo Royal Oak Offshore Tourbillon presume de caja de 45 mm, puentes de titanio y bisel calado en ediciones limitadas a 50 piezas, ya sea en oro rosa o en acero.
Montblanc
La apuesta cromática más audaz de la temporada es la de esta casa alemana, que da paso al verde ahumado en varios elementos de su 1958 Monopusher Chronograph (edición limitada a 100 piezas), un guiño al diseño de los años veinte propio de los cronógrafos monopulsantes de la maison Minerva (hoy, a la sazón, perteneciente a Montblanc). Con índices arábigos contundentes, agujas tipo catedral y elegante caja abombada de 40 mm, exige también atención su escala taquimétrica y su correa de piel de aligátor realizada en la Montblanc Pelletteria de Florencia.
Los grandes clásicos de la alta relojería inspiran homenajes respetuosos y variaciones audaces
Ulysse-Nardin
No pasar desapercibido. Eso es lo que pretende Freak Vision, el nuevo vástago, y el primero automático, de la familia Freak de Ulysse Nardin. El ADN de la colección es su peculiar manera de marcar el tiempo, girando en torno a su propio eje a través de un carrusel volante. También su búsqueda de innovaciones microtecnológicas, como el sistema de carga automática y ultraeficiente Grinder.
Cartier
Uno tiene que ser fiel a su propia leyenda, y el Santos de Cartier es buen ejemplo de ello. Louis Cartier y el piloto Santos Dumont se conocieron. Congeniaron. Pero el segundo tenía un problema: quería saber la duración de sus vuelos sin estar dando vueltas al reloj de bolsillo. Cartier lo solucionó con un reloj de caja cuadrada y correa y hebilla atadas con fuerza a la muñeca. Se resolvió un problema y nació un icono del que Cartier acaba de lanzar su nueva versión. En el nuevo Santos, la caja conserva las líneas cuadradas, pero más estilizadas, y el brazalete puede ser de oro, piel de becerro, acero o aligátor. Es automático, antimagnético y hermético hasta los 100 metros.
Jaeger-LeCoultre
Sin dejar de lado el buque insignia de la casa, el Reverso, Jaeger-LeCoultre dedica 2018 a una nueva colección de su línea Polaris, que vio la luz en el año 1968 gracias al emblemático Polaris Memovox. La versión especial 50º Aniversario refulge con índices en tono vainilla, caja redonda de 42 milímetros y esfera negra muy años sesenta. A fin de cuentas, es imposible diseñar el futuro sin mirar al pasado. El tiempo es así.
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