El ‘príncipe’ de la familia Franco
Luis Alfonso de Borbón, el heredero sin reino que ha recompuesto una vida de tragedia
La herencia familiar, y no precisamente la económica, es el peso, el honor y la tragedia que lleva sobre sus hombros desde muy joven Luis Alfonso de Borbón Martínez-Bordiú, el príncipe de la familia Franco. Un príncipe sin reino, pero con la servidumbre recibida de ser el heredero del trono de Francia, según defiende la rama legitimista de los monárquicos franceses en un país paradigma de la república.
Licenciado en empresariales, máster en finanzas y con un MBA en el IESE Business School, parece que tiene claro que lo suyo son más los negocios que vestirse de armiño. Él mismo ha declarado que no reivindica nada, pero cumple con lo que le han enseñado desde niño: la responsabilidad de ser “el heredero de una institución”. De vez en cuando viaja a su inexistente reino donde le aclaman, recibe tratamiento de alteza real y le presentan como duque de Anjou. Después regresa a la vida familiar en Madrid, donde ni siquiera puede ser duque de Cádiz porque el título nació para calmar las ambiciones de su padre, Alfonso de Borbón, al trono de España pero no para ser heredado.
Discreto, familiar y amante de todo tipo de deportes, fue un adolescente de mirada triste y sonrisa esquiva, que se ha convertido en un hombre de casi 45 años extrovertido pero huidizo con los medios. “Ahora mismo soy feliz”, ha dicho en alguna ocasión, y en su caso que la palabra “ahora” encabece la frase no es trivial porque sabe de tragedias duraderas y dichas efímeras. Cuando tenía cinco años sus padres se separaron y su madre, Carmen Martínez-Bordiú, nieta del dictador Franco, se fue a vivir a París con su nuevo amor, Jean Marie Rossi. A los 10 sobrevivió a un grave accidente de tráfico en el que perdió la vida su hermano mayor, Fran de 11 años. Ese mismo año, durante las vacaciones, presenció la muerte de su hermanastra Mathilda Rossi arrastrada por las hélices de la embarcación en la que disfrutaban de un día de mar. A los catorce, su padre murió en Colorado (EE UU) cuando un cable de acero se cruzó en su camino mientras esquiaba. Intentó vivir en París con su madre, pero terminó volviendo a Madrid con su abuela, Carmen Franco, a quien él ha llamado Mam hasta su muerte el pasado mes de diciembre. Con esta carga en su mochila vital no es extraño que afirme que “siempre mira hacia delante pero no olvida el pasado porque para construir el futuro tienes que tenerlo en cuenta”.
Su presente lo resume en la introducción que hace de sí mismo en la red social LinkedIn: “Soy padre, marido, hijo, nieto y amigo de personas maravillosas que me han acompañado y complementado a lo largo de mi vida. A ellos les debo todo […] Me gusta emprender y afrontar nuevos retos para seguir creciendo como persona y empresario. Seguro que tienes algo que aportar…” Unos puntos suspensivos que resultan reveladores, porque desvelan su interés por buscar oportunidades en el mundo de los negocios. Es el representante en Europa del Banco Occidental de Descuento, entidad que pertenece a su suegro Víctor José Vargas Irausquin, una de las mayores fortunas de Venezuela. Pero también mueve en negocios personales, los casi cuatro millones de dólares que recibió hace más de diez años de la estación de esquí estadounidense en la que perdió la vida su padre en concepto de indemnización. Tiene participaciones en hoteles e inmuebles; en 2011 fundó una compañía de programación informática y antes había probado en el negocio del taxi, sector en el que fundó y liquidó en 2015 la compañía Servicio Integral del Taxi, que prestaba servicios de marketing y publicidad a empresas del gremio. En la actualidad figura como administrador único de Spanish Influencers, que nació en febrero de 2017 y se publicita como el “primer portal español para unir a las empresas y la influencia de las celebrities”. Y solo unos meses antes, en septiembre de 2016, se lanzó al mundo del fitness, poniendo en marcha un gimnasio en Madrid, Reto 48, basado en técnicas que utilizan los militares estadounidenses y que asegura resultados en 48 días de duro entrenamiento y estricta alimentación. Aventuras en las que en ocasiones tiene como compañeros a algunos de sus primos de la rama Ardid-Martínez-Bordiú, hijos de Rafael Ardid y Mariola Martínez-Bordiú, hermana de su madre.
Sin duda en su sonrisa actual tiene mucho que ver la familia que ha formado junto a Margarita Vargas, la venezolana a la que conoció en la boda de su amigo Francisco Javier d'Agostino con María Victoria Vargas, hermana de su mujer. Se casaron en 2004 por todo lo alto en la casa que los Vargas tienen en la lujosa urbanización La Romana, en República Dominicana, con 1.570 invitados y el Caribe como testigos. Desde entonces, la que empezó como tímida y recatada pareja, ha mutado en sonriente y glamurosa familia, padres de tres hijos, Victoria que cumple 11 años el día 5 de este mes, y Luis y Alfonso, gemelos de siete años.
Siguen siendo más amigos de las reuniones caseras que de las fiestas sociales, salvo que se trate de partidos de polo (una de las aficiones de él) o competiciones de equitación (el deporte favorito de ella). A Luis Alfonso de Borbón, la vida le ha permitido ir ordenando sus piezas y mezclar con equilibrio el sentido de la responsabilidad y el amor al deporte de su padre, con el carácter extrovertido y sociable de su madre, habitual de las fiestas y la prensa del corazón. No olvidar a su padre ni a su hermano ni a su abuela-madre, como ha demostrado con los mensajes dedicados a su recuerdo que ha colgado últimamente en sus redes sociales, y volver a reír con su madre con quien vivió momentos de desencuentro, con su hermana Cynthia Rossi a quien ve "menos de lo que le gustaría" porque vive en Francia y llevando sin aparente pesar la exigencia de dos familias con grandes connotaciones políticas en España: Borbón por el infante don Jaime, segundo hijo de Alfonso XIII –obligado a renunciar a los derechos al trono por sufrir sordera– y Franco por su bisabuelo, el dictador que marcó el gobierno del país durante 40 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.