
Premio para el clamor contra el feminicidio
Karl Mancini es el tercer finalista del Premio de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña, de Médicos del Mundo. Su lente se ha posado en la fuerza de las mujeres argentinas del movimiento Ni una menos


Karl Mancini es un fotógrafo italo-argentino que se ha alzado como segundo finalista por su trabajo “Ni una menos” en el XXI Certamen Internacional de Fotografía Humanitaria de Médicos del Mundo, en el que nos muestra el horror del feminicidio en Argentina.
Nacido en 1978, estudió fotoperiodismo en el Centro Internacional de Fotografía (ICP) de Nueva York. Desde 2001 ha trabajado como periodista y escritor independiente en más de 90 países, con una preferencia particular por Asia y América del Sur. Se centra en cuestiones de derechos humanos, como la violencia contra la mujer, las secuelas de la guerra, las minorías, la migración o las minas terrestres.
Su trabajo Ni una menos también ha sido finalista en el Sony World Photography Award en la categoría Actualidad y noticias, logró el segundo puesto en los Premios Kolga y fue finalista en Lugano Photo Days, todos este mismo año 2017. Sus trabajos han sido exhibidos en EE.UU., Reino Unido, Rusia, Australia, India, Japón, Italia, Grecia, Suiza y en muchos festivales internacionales, con reconocimientos en los premios IPA, MIFA, TIFA e IPOTY. Sus historias han aparecido en algunas de las revistas y periódicos más importantes de todo el mundo y colabora regularmente con ONG internacionales.
Cortesía de Karl Mancini![<p>En 2012, el asesinato de mujeres o feminicidio se registró en el Código Penal de Argentina como una nueva tipología de crimen, y desde entonces es castigado con cadena perpetua. No obstante, esta medida no ha frenado los asesinatos de mujeres en este país de América Latina, donde las estadísticas revelan que cada 30 horas una mujer es asesinada. En 2017 la situación empeoró, con una mujer muerta cada 18 horas.</p> <p>Esta niña que inaugura la muestra se llama Rivka Schiller, tenía 11 años cuando le tomaron la foto y vive en Moron, provincia de Buenos Aires, con sus dos hermanas gemelas y su madre, Adriana. Esta madre denunció 45 veces a su expareja, Gustavo Melnec, por la violencia que ejercía sobre ella y sus tres hijas. "Adriana dispone de un botón antipánico y él tiene medidas de contención [una orden de alejamiento], pero es conductor de autobuses, pasa por delante de la casa y está siempre amenazándolas. Ellas viven encerradas en casa, es muy triste", cuenta Mancini.</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VRQ252AWRZLILFMCXLXMCUAA4M.jpg?auth=f88ae8daba805d02fafcf87938331f285c8affc56d2ff5ec6fd1a82125e4cb39&width=414)
En 2012, el asesinato de mujeres o feminicidio se registró en el Código Penal de Argentina como una nueva tipología de crimen, y desde entonces es castigado con cadena perpetua. No obstante, esta medida no ha frenado los asesinatos de mujeres en este país de América Latina, donde las estadísticas revelan que cada 30 horas una mujer es asesinada. En 2017 la situación empeoró, con una mujer muerta cada 18 horas.
Esta niña que inaugura la muestra se llama Rivka Schiller, tenía 11 años cuando le tomaron la foto y vive en Moron, provincia de Buenos Aires, con sus dos hermanas gemelas y su madre, Adriana. Esta madre denunció 45 veces a su expareja, Gustavo Melnec, por la violencia que ejercía sobre ella y sus tres hijas. "Adriana dispone de un botón antipánico y él tiene medidas de contención [una orden de alejamiento], pero es conductor de autobuses, pasa por delante de la casa y está siempre amenazándolas. Ellas viven encerradas en casa, es muy triste", cuenta Mancini.
Karl Mancini
Esta imagen retrata una situación de un barrio muy pobre de Buenos Aires, Villa Fiorito. La chica que ondea su melena es Maira Giménez, de 19 años, frente a la casa de su tía y sus primos. Cuando tenía cinco años, su padrastro comenzó a golpearla a ella y a sus hermanos. Tras la muerte de su madre, su hermano comenzó a consumir droga y poco después fue asesinado por un agente de policía. En 2016, Maira perdió su hogar debido a un incendio.
Según Mancini, el feminicidio, en Argentina como en otros países, no es un tema solo relacionado con la pobreza. "Está conectado con ella y con los barrios marginales donde claramente hay más violencia, pero es un tema que trasciende a toda la sociedad. En las clases más altas de Argentina, igual que en la de Italia como en la de España, supongo, no se habla de eso. Se encierra en casa el problema y se intenta resolver así. Hay mujeres en el trabajo, de barrios muy altos, que denunciaron, pero luchan de manera diferente. Esta es más visible, son muchas mujeres, son vecinas, familias en las que todas han sufrido violencia.
Karl Mancini
Buenos Aires, 3 de junio de 2017. Las mujeres pertenecientes al Movimiento Mumala (Mujeres de la Matria Latinoamericana), se manifiestan antes de comenzar la marcha Ni una menos con una máscara y el nombre de una víctima asesinada en los meses previos frente al departamento nacional del mujeres del Gobierno.
"Fui a un montón de marchas y había también demostraciones impactantes, pero elegí esta foto porque me llamaba particularmente la atención" cuenta Mancini. "Al comienzo no había muchos hombres en las marchas, después empezaron y desde el año pasado muchos marchan al lado de las mujeres".
También se realizan muchos espectáculos y actuaciones antes de cada protesta." El año pasado otro colectivo hizo una con bailarinas desnudas frente a la catedral. Hay un problema en Argentina con la iglesia ambién porque allí el aborto no es legal, hay casos de mujeres que son encarceladas, como le ocurrió a Belén, que fue presa en la provincia de Tucumán solo porque había abortado tras una violación. Solo se da permiso para abortar en caso de grave enfermedad. El pañuelo verde que llevan algunas manifestantes es el símbolo de la campaña por el aborto. Ahora es muy común que las mujeres marchen con el pañuelo verde, también hombres".
Karl Mancini
![<p>La incansable lucha de Marta Tarquí también se describe en el reportaje de Mancini. "Esta mujer viene de una familia muy pobre, del norte. Son personas muy humildes, muy buenas y muy trabajadoras, son muy tranquilos", describe el fotógrafo. Aunque esta familia no cumple el perfil, Mancini se sirve de su caso para explicar una situación "habitual" en Argentina: las chicas de entornos pobres o en los que sufren violencia doméstica deciden abandonar el hogar, o a veces las echan sus propios parientes, y corren el riesgo de conocer a hombres que las seducen y las acaban introduciendo en el mundo de la trata, de la droga y de la prostitución. La hija de Marta Tarquí dio con uno de ellos, un narco paraguayo de la Villa 31 que era muy celoso llamado Hernán. Cuando ella quiso cortar la relación, él la mató a cuchilladas. Se llamaba Daiana Colque y tenía 17 años.</p> <p>La fotografía seleccionada muestra a Marta Tarquí en el cementerio de Chacarita, en compañía de su otra hija, Miriam. Ambas lloran la muerte de Daiana frente a su tumba. "Esta mamá empezó una lucha increíble, completamente sola. Vivía al lado de la banda [de narcos], y estaba amenazada continuamente. Empecé a trabajar con ellas porque me impactó muchísimo este caso. Ahora estoy siempre acompañándolas".</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2RGOPABJ25OUNP6F2MWCTSURHM.jpg?auth=83b9f1aff22ca53cd8a2991f8e73e8f08531527677a848103354acc6d2c0e6d1&width=414)
La incansable lucha de Marta Tarquí también se describe en el reportaje de Mancini. "Esta mujer viene de una familia muy pobre, del norte. Son personas muy humildes, muy buenas y muy trabajadoras, son muy tranquilos", describe el fotógrafo. Aunque esta familia no cumple el perfil, Mancini se sirve de su caso para explicar una situación "habitual" en Argentina: las chicas de entornos pobres o en los que sufren violencia doméstica deciden abandonar el hogar, o a veces las echan sus propios parientes, y corren el riesgo de conocer a hombres que las seducen y las acaban introduciendo en el mundo de la trata, de la droga y de la prostitución. La hija de Marta Tarquí dio con uno de ellos, un narco paraguayo de la Villa 31 que era muy celoso llamado Hernán. Cuando ella quiso cortar la relación, él la mató a cuchilladas. Se llamaba Daiana Colque y tenía 17 años.
La fotografía seleccionada muestra a Marta Tarquí en el cementerio de Chacarita, en compañía de su otra hija, Miriam. Ambas lloran la muerte de Daiana frente a su tumba. "Esta mamá empezó una lucha increíble, completamente sola. Vivía al lado de la banda [de narcos], y estaba amenazada continuamente. Empecé a trabajar con ellas porque me impactó muchísimo este caso. Ahora estoy siempre acompañándolas".
Karl Mancini

Karina Abregu, de 42 años, con su hija Florencia de 23 años, su yerno y su nieto Siro, en su casa de San Antonio de Padua, a dos horas de Buenos Aires. Karina no puede trabajar debido a las secuelas en su salud y no recibe ningún tipo de ayuda del Gobierno.
Karina pidió una cita con la presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres, Fabiana Túñez, y asegura que se la dieron. La mujer tiene llagas en la piel, heridas abiertas y está muy mal, y en eas condiciones viajó de San Antonio de Padua hasta Buenos Aires. "Pero la presidenta no estaba, cortó la calle, como se dice en Argentina", denuncia Mancini."Las compañeras llegaron y me llamaron, fui y le saqué fotos en medio de la calle así, esperando por una cita que nunca pasó. No pasó tampoco al día siguiente, nunca"i.
Una cosa buena del trabajo pasó que la última divulgación que hice con la revista stern de alemania, la revista tiene una fundación al lado y los lectores leyeron la historia y ahora un lector está ayudándole con las medicinas por un año, una cosa muy buena que hemos logrado al final. Ahora Karina está luchando por sus derechos apoyada por su hermana Carolina, que la representa como su abogada.
Karl Mancini
Belén Torres, de 20 años, sentada en el garaje de la casa de su familia. Belén fue víctima de Gerardo Biliris, El Anestesista, apodado así por su profesión y su forma de torturar a sus víctimas. Belén trabajaba como secretaria para este hombre, en s casa. Un día llegó completamente borracho y empezó a pegarle hasta que casi la mata. "Ahora está bien, pero le han quedado problemas en un oído, tiene cicatrices...". El Anestesista fue encarcelado y se descubrió que drogaba a mujeres para violarlas en grupo.
Los participantes de esas orgías han quedado impunes. "En Argentina hay mucha corrupción policial y la forma que tiene el Gobierno de proteger a las mujeres es insuficiente", asegura Mancini. "Lo único que han hecho es aumentar las casas refugio, y las víctimas solo van allá si un juez lo ordena, pero al final ellas están encerradas y los violentos andan libres", critica el fotoperiodista.
Karl Mancini
