No miren a otro lado: es su partido
Ha quedado evidenciado que, el sueño de un Estado separado como paradigma de progreso, bienestar y corrección administrativa, es una pesadilla

¿Se esfumaron las responsabilidades políticas de la dirigencia nacionalista —sobre la corrupción— al evaporarse Convergència (CDC) y trocarse en PDeCAT? ¿Y al disfrazar a este tras la máscara de la lista electoral del llamado president legítim, el fugitivo Carles Puigdemont? No.
Las primeras responsabilidades a exigir versan sobre el discurso de los actuales dirigentes indepes transpujolistas, antes que sobre ellos mismos. Ha quedado demostrada la falsedad de su argumento según el cual España es un emporio de corrupción y democracia corroída frente a una Cataluña-oasis y limpia como una patena. Ha quedado claro que el partido nacionalista catalán (CDC) es tan tramposo como el partido del nacionalismo español (PP).
¿Más? Multipliquen por seis el monto del caso Palau, por las mismas seis veces que la población española multiplica la catalana (16% del total). Y añadan a este primer caso los demás (aún no sustanciados) del 3%. De momento, el marcador verificado indica: CDC, 6,6 millones; PP, 2,4 millones. A la espera de las sentencias de la Gürtel.
Ha quedado evidenciado que —con esta gente y sus amigos y socios—, el sueño de un Estado separado como paradigma de progreso, bienestar y corrección administrativa, es una pesadilla.
Resulta ahora más obvio que el mecanismo de externalizar las propias culpas a un enemigo exterior, un chivo expiatorio —lejano y vituperable— es un mero truco: el sistema del 3% no fue un invento de Madri-T. No necesitó de ningún auxilio español, salvo si acaso el chusco detalle de la conexión con la FAES del principal condenado.
Y ha quedado rubricado que la hiriente coyunda entre bandera (común) y cartera (propia) es, para desgracia de los catalanes, signo del nacionalismo catalán. Recurrente: Renta Catalana, Banca Catalana, Xarxa cultural, Palau de la Música Catalana. En suma, el supremacismo ha quedado desnudo.
Casi tan claves como las responsabilidades argumentales lo son las personales. Desahuciado Jordi Pujol y retirado Artur Mas, ¿nadie debe responder políticamente por los desaguisados?
Alguien debería, al menos, dar algunas explicaciones. No pueden mirar hacia otro lado, como si no fuera con ellos, los dirigentes convergentes que aúpan su supervivencia individual en la lista del bruselense. No pueden, justamente, porque han desempeñado puestos de dirección en la época del 3% y porque se han beneficiado del partido financiado con mordidas.
Es el caso de Jordi Turull, quien ostenta cargos en CDC desde los años noventa; llega a diputado en 2004; es nombrado portavoz parlamentario en funciones por el propio Oriol Pujol cuando este debe dejar el cargo en 2013 por la corrupción en las ITV; preside Junts pel Sí; ejerce como consejero de la Presidencia de Puigdemont y es coautor (con Marta Rovira, de Esquerra) de las leyes de desconexión.
Tampoco puede mirar a otro lado Carles Puigdemont, fundador de la Joventut gerundense de CDC en los primeros ochenta, candidato a alcalde de Girona en 2007 (y elegido en 2011) por el mismo partido. Ni otros que ostentaron cargos en el partido y en la Fundació Ramon Trias Fargas (luego Cat-Dem), el berbiquí de la corrupción del Palau. ¿Dónde andan sus directores?
El cambio de rótulos del partido corrupto y de la podrida fundación no limpia la cochambre. Ni exime a sus responsables históricos de dar respuestas. Otra cosa son los jóvenes y nuevos dirigentes encabezados por la coordinadora Marta Pascal. Ni pecaron ni pudieron pecar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Asesinado a balazos un exinspector de la Fiscalía de Sinaloa en Culiacán
Trump exagera en un discurso a la nación los logros de su primer año y culpa a Biden de la marcha de la economía
La Cámara de Representantes rechaza dos propuestas para impedir a Trump lanzar un ataque unilateral contra Venezuela
Los campesinos amagan con revivir las protestas en México por los precios de las cosechas
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”





























































