Serena Williams desvela las complicaciones que tuvo tras el parto
La tenista, que protagoniza la próxima portada de 'Vogue', estuvo seis semanas en cama por unos coágulos de sangre en los pulmones
El 2017 fue sin duda el año de Serena Williams. En enero se convirtió en la tenista que más títulos de Grand Slam tiene en su expediente en la Era Open (desde 1968) con 23 trofeos, en septiembre se convirtió en madre y en noviembre se casó en una boda de ensueño con el empresario Alexis Ohanian, con quien salía desde 2015. Ahora, cuatro meses después de dar a luz, Serena Williams revela las complicaciones que vinieron después del parto de su hija Alexis Olympia. La tenista, que protagoniza junto a su pequeña la portada de febrero de la edición estadounidense de Vogue, ha confesado que tuvo varios coágulos de sangre en los pulmones que la obligaron a permanecer seis semanas en cama. “Todo fue mal”, resume Williams a la revista.
Según explica, tuvo que someterse a una cesárea de urgencia porque los latidos de su pequeña eran más lentos de lo habitual. Una vez en casa, la tenista empezó a tener dificultades para respirar. Entonces descubrieron que tenía pequeños coágulos de sangre en los pulmones y empezó con toses fuertes que hicieron que los puntos de la cesárea se abrieran y tuvo que permanecer en cama más tiempo de lo habitual. Esta enfermedad no es del todo desconocida para Williams, que en 2011 tuvo que retirarse durante unos meses de las pistas de tenis por una embolia pulmonar que hizo temer por su vida.
Pasado todo ese calvario, la tenista, de 36 años, disfruta cada día junto a su hija, a la que adora y le transmite mucha tranquilidad, especialmente a la hora de enfrentarse a los partidos. “Cuando tengo demasiada ansiedad pierdo los partidos, y siento que mucha de esa ansiedad desapareció cuando nació Olympia. Saber que tengo a este precioso bebé esperándome en casa hace que sienta que no tengo que jugar otro partido. No necesito el dinero o los títulos o el prestigio. Los quiero, pero no los necesito. Es un sentimiento diferente para mí”, admite la tenista sobre sus nuevas prioridades en la vida.
A pesar de ello deja claro que la maternidad no es un camino de rosas. “Nadie habla de los momentos bajos, la presión que sientes, la increíble decepción cada vez que escuchas al bebé llorar. Me he venido abajo no sé cuántas veces. O me enfado sobre los lloros, luego me pongo triste por enfadarme, y luego culpable, como ‘¿por qué me siento tan triste cuando tengo a un precioso bebé?’ Las emociones son una locura”, confiesa.
La que es considerada una de las mejores tenistas del mundo, número uno durante 319 semanas y ganadora de 23 grandes, también confiesa que no le gustaría que su hija siguiese sus pasos y se hiciese tenista profesional. “Odiaría que tuviese que lidiar con comparaciones y expectativas. Es demasiado trabajo, y yo he renunciado a mucho. No me arrepiento de ello, pero me gustaría que su vida fuera normal. Yo no la tuve”.
Tras casi un año retirada de las pistas y cuatro meses después de convertirse en madre, la estadounidense cogía de nuevo su raqueta a finales de diciembre en Abu Dabi, aunque ya ha confirmado que este año no participará en el Open de Australia que arranca el próximo 15 de enero. “En Abu Dabi me di cuenta de que, aunque estoy muy cerca, aún no me encuentro donde personalmente me gustaría estar. […] Ahora puedo competir, pero no quiero únicamente competir, quiero hacer mucho más que eso y para hacerlo necesitaré un poco más de tiempo”, señaló la tenista en un comunicado a principios de mes.
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