Los beneficios de leer en público tus vergonzosos episodios adolescentes
Adultos leyendo, sobre un escenario, sus diarios adolescentes. Esa es la premisa y el secreto del éxito de Mortified
SI UNO PIENSA en los episodios más penosos de su vida, esos que todavía nos hacen sonrojarnos, hay una alta probabilidad de que la mayoría se produjeran en la adolescencia. Esa época extraña e intensa en que las interacciones con el mundo adulto estaban cargadas de incomprensión, y las interacciones con nuestros coetáneos podían causar heridas profundas. El primer beso, el primer desengaño, las traiciones de algunos amigos, la crueldad involuntaria de ciertos profesores.
Ahora imaginemos que esos episodios, sepultados en lo más profundo de la memoria, cobran vida en un escenario, bajo la intensa luz de los focos y delante de 300 desconocidos. Eso es lo que lleva proponiendo, desde hace 15 años, Mortified (en inglés, “muertos de vergüenza”), un proyecto que comenzó en California con un e-mail viral, se representa en 20 ciudades (ocho fuera de EE UU) y ha dado pie a un podcast, tres libros, un documental y una serie de televisión. En sus espectáculos en directo, seis personas anónimas suben al escenario y leen extractos de sus diarios, cartas, poemas e incluso trabajos escolares.
Un sábado por la noche la treintañera Sara sube al escenario en una sala de Los Ángeles y lee los poemas que escribió tras sus primeras experiencias amorosas, cuyo estilo exagerado y melodramático provoca las carcajadas en el patio de butacas. Tras Sara, Jesse, enseñando una foto de sus 14 años, lee las páginas de su diario en las que plasmaba su ansia por “ser una más” en su nueva escuela, tras mudarse con sus dos madres. A la inocencia y brutal franqueza con que estas líneas están escritas se añade la distancia del tiempo y la relatividad que aporta la madurez, y lo que ellas escribían como desahogo de su angustia es ahora, para todos en la sala, motivo de risa, a veces hasta las lágrimas; los párrafos juveniles despiertan exclamaciones de ternura o de horror, pero siempre con una pizca de empatía, de reconocimiento. “En todas las culturas hay adolescentes. Y lo que experimentan, y sufren y descubren nos es común a todos los humanos”, explica Dave Nadelberg, guionista y creador del proyecto.
A los castings acuden decenas de adultos anónimos con esa carta de amor, esa foto, que llevan a cuestas como una cruz
Para Nadelberg, que dirige todos los capítulos locales de la operación Mortified desde Los Ángeles, uno de los secretos del éxito es la autenticidad: todo lo que se lee es real, nada ha sido editado o mejorado para conseguir más risas o un efecto más impactante. Un productor del equipo ayuda a cada participante para elegir las mejores partes del material y darles un hilo conductor, condensando su particular obsesión adolescente en segmentos de ocho minutos. A los castings, celebrados cada mes, acuden decenas de adultos anónimos con esa carta de amor, esa foto del baile de fin de curso, que llevan a cuestas como una cruz.
El público disfruta. “La gente viene a Mortified porque quieren pasar un buen rato. Pero se llevan algo más”. Es cierto. Tras el espectáculo de casi dos horas uno se siente imbuido de una calidez especial, de cierta nostalgia por aquella época. Y para los participantes, la experiencia es liberadora, hasta el punto de “cambiarles la vida”, como afirmaba Sara tras su lectura: “Acabo de leer en público algo que he intentado mantener en secreto toda mi vida”. Es como hacer las paces con esa versión incipiente de nosotros mismos. “Aunque la idea principal es pasar un buen rato, hay algo catártico, terapéutico casi, en reencontrarse con ella”, explica Nadelberg. Y reírse de ella en compañía.
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