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Cómo Gucci apadrinó a su falsificador favorito

25 años después de su clausura, la firma de lujo reabrirá el taller de Dapper Dan, el sastre de Harlem que elevó la falsificación de moda a la categoría de arte

Escaparate de Dapper Dan, la tienda, justo antes de abrir en 1982.
Escaparate de Dapper Dan, la tienda, justo antes de abrir en 1982.Dapper Dan of Harlem

La justicia poética, no nos engañemos, suele brillar por su ausencia. Por eso es tan fascinante un caso como este. Imaginemos: un tipo al que le cierran el chiringuito por plagio es reivindicado, décadas después, por aquellos a quienes copiaba. Si añadimos Harlem y hip hop, tendremos una historia perfecta, Gucci mediante. Y es que ha sido Alessandro Michele, director creativo de la firma, el artífice del sorprendente final feliz de esta improbable fábula que habría hecho las delicias de Mark Twain.

LL Cool J in a red, Gucci-label jacket poses alongside legendary stylist Dapper Dan in the 1980s.
Dapper Dan con ‘bomber’ de piel y LL Cool J con cazadora con el logo de Gucci en los años ochenta.Dapper Dan of Harlem

Remontémonos a 1982. Un tipo llamado Daniel Day y conocido como Dapper Dan –el elegante Dan– abre una tienda en Harlem (Nueva York) después de años vendiendo prendas de dudosa procedencia. En dicho taller, Day hace tangibles esas marcas con las que los chicos de barrio parecen condenados a soñar: toma prestados los logos de Fendi, Gucci o Louis Vuitton y los mezcla con otros símbolos de estatus como el visón, el cocodrilo o el pitón, dando lugar a un desinhibido estilo propio que, en poco tiempo, conquista a la realeza del hip hop.

Durante años, la tienda estuvo abierta 24 horas al día, siete días a la semana, para atender la demanda. Hasta que, una década después de su apertura –y ya convertida en puesto de referencia de grupos como Public Enemy o Salt ’N’ Pepa–, los conflictos con las grandes marcas obligan a echar el cierre. Pero Dan ya había hecho el trabajo sucio: acercar una versión festiva y alocada del lujo a quienes más lo anhelaban. Y de paso, elevar la falsificación a la categoría de arte.

El taller de Dapper Dan está en Harlem, a pocos metros de donde estuvo el local original, amueblado con una selección de muebles 'vintage'.
El taller de Dapper Dan está en Harlem, a pocos metros de donde estuvo el local original, amueblado con una selección de muebles 'vintage'.Renell Medrano

La justicia poética llega disfrazada de copia cuando, en 2017, Alessandro Michele diseña una cazadora para la colección crucero de Gucci que recuerda a una de los ochenta de Day, solo que en sus enormes mangas balón luce el logo estampado de la casa florentina en vez del original: Vuitton. Las redes se incendian con mensajes en defensa del de Harlem.

Dapper Dan en un rincón de su nuevo taller, forrado de terciopelo rojo cereza, que abrirá en enero auspiciado por Gucci.
Dapper Dan en un rincón de su nuevo taller, forrado de terciopelo rojo cereza, que abrirá en enero auspiciado por Gucci.Renell Medrano

Pero la sorpresa es que no hay nada que defender, porque Michele no quería devolverle el golpe sino rendirle homenaje. Hoy, Dan no solo es el protagonista de la nueva campaña de la colección Men’s Tailoring de Gucci, sino que también diseñará una colección cápsula con Michele –Gucci x Dapper Dan, a la venta en otoño de 2018– y en enero reabrirá su taller. Con ayuda del gigante italiano, que le surtirá de sus propias "materias primas, tejidos, estampados, parches bordados y apliques metálicos", indican desde la marca florentina.

Las piezas personalizadas que salgan del nuevo taller de Dapper Dan estarán confeccionadas a medida y únicamente disponibles allí, en Lenox Avenue (Harlem), cerca del emplazamiento de la tienda original. Esta vez, con su propio certificado de autenticidad. 

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