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El emotivo escrito de la viuda de Philip Seymour Hoffman sobre la lucha del actor con sus adicciones

“Le dije: ‘Vas a morir. Eso es lo que pasa con la heroína’. Cada noche, cuando él salía, me preguntaba: ¿Lo volveré a ver?”, escribe Mimi O’Donnell

Mimi O'Donnell y Philip Seymour Hoffman, en los Oscar de 2008.
Mimi O'Donnell y Philip Seymour Hoffman, en los Oscar de 2008.cordon press
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El 2 de febrero de 2014, el cuerpo sin vida de Philip Seymour Hoffman era encontrado en el apartamento del actor en Nueva York. Fueron muchos los que aun sorprendidos por el fatal desenlace, llevaban tiempo pensando en lo peor por las continuas entradas y salidas del oscarizado intérprete a clínicas de rehabilitación por sus adicciones a los medicamentos y a la heroína. Ahora, casi cuatro años después de su muerte, quien fuera su pareja y madre de sus tres hijos habla por primera vez de su muerte en un escrito en Vogue sobre la lucha de Philip Seymour Hoffman contra sus drogodependencias y cómo ella lo vivió y sobrevivió.

“Tan pronto como Seymour empezó a consumir heroína de nuevo, lo sentí, aterrorizado”, empieza Mimi O’Donnell. “Le dije: ‘Vas a morir. Eso es lo que pasa con la heroína’. Cada día estaba lleno de preocupación. Cada noche, cuando él salía, me preguntaba: ¿Lo volveré a ver?”. En el artículo, relata cómo el consumo del actor pasó de los medicamentos a la heroína, la droga que le mataría a los 46 años de una sobredosis. Y recuerda una de las veces que a su regreso de rehabilitación le notó diferente y ambos acordaron que se mudara a un apartamento cercano para no alarmar a sus tres hijos. Cuando recayó en las drogas, fue cuando decidieron ser honestos con los tres niños para que pudieran visitar al actor en el centro de rehabilitación en el que ingresó.

Mimi O'Donnell y sus tres hijos, en el entierro en Nueva York de Philip Seymour Hoffman, el 8 de febrero de 2014.
Mimi O'Donnell y sus tres hijos, en el entierro en Nueva York de Philip Seymour Hoffman, el 8 de febrero de 2014.cordon press

“Le hicieron preguntas, que él respondió con su habitual honestidad. Él nunca dijo, ‘me estoy inyectando heroína’, pero les dijo lo suficiente para que ellos lo supiesen, y ellos estaban simplemente felices de verle. Fue duro cuando nos marchamos, porque todos querían saber por qué él no podía irse con nosotros. Pero fue sano para nosotros lidiar con ello juntos, como una familia”, escribe en el artículo de la edición estadounidense de la revista Vogue titulado Las reflexiones de Mimi O’Donnell sobre la pérdida de Philip Seymour Hoffman y la devastación de la adicción.

Mimi O’Donnell recuerda que el actor, a quien conoció en 1999, siempre le fue sincero sobre sus adicciones, le contó que empezó a experimentar con heroína a sus 20 años, que a los 22 siguió su primera terapia de desintoxicación y que estaba en Alcohólicos Anónimos. A Philip Seymour Hoffman le describe como a un hombre dulce, amable y cariñoso aunque asegura que también tenía su temperamento. Alguien que estuvo sobrio durante más de 20 años, y la primera señal de alarma que dio de que iba a recaer fue cuando le dijo a su pareja que se estaba planteando volver a beber, algo que empezó a hacer con una o dos copas sin que pareciera nada grave, cuenta O'Donnell.

El consumo de drogas con prescripción médica empezó tras acabar la obra en Broadway Death of a Salesman, en 2012, cuando el actor empezó a tener mucho tiempo libre. “Por primera vez me di cuenta de que su adicción era más fuerte que nosotros. Era el momento de dejarle ir. Le dije: ‘No te puedo monitorizar todo el tiempo. Te quiero, estoy aquí para ti, y siempre lo estaré. Pero no te puedo salvar”, recuerda que le dijo tres meses antes de su muerte, cuando estar sobrio para él era una lucha casi insufrible.

El actor Philip Seymour Hoffman, en el festival de cine de Venecia de 2012.
El actor Philip Seymour Hoffman, en el festival de cine de Venecia de 2012.cordon press

Fue a su regresó a Nueva York tras rodar la tercera película de Los Juegos del Hambre en Atlanta que Mimi O'Donnell detectó que algo no iba bien. “Llamé a varias personas para decirles que debíamos vigilarle. Luego él empezó a drogarse de nuevo, y tres días después estaba muerto. Estuve esperando su muerte desde el día que volvió a las drogas, pero cuando finalmente pasó, golpeó con una fuerza brutal. No estaba preparada”, se sincera la diseñadora de vestuario para cine y teatro. “No hubo sensación de paz o alivio, solo un dolor feroz y una pérdida sobrecogedora. Lo más difícil, lo imposible, era pensar en cómo decirles a mis hijos que su padre había muerto”, recuerda en su escrito O’Donnell, quien compartió su vida con Philip Seymour Hoffman durante 13 años, en los que tuvieron a sus hijos Cooper, nacido en 2003, Tallulah, en 2006, y Willa, en 2008. Hoy todos ellos, dice, pueden mirar al pasado y recordar al intérprete con amor en vez de con tristeza. En el artículo, habla con franqueza de las veces en las que ella pensó en acabar con su vida tras perder a su compañero, algo que no llegó a hacer por sus hijos, para no dejarles solos en el mundo.

“Han pasado casi cuatro años desde que Phil murió, y los niños y yo aún estamos en un lugar en el que ese hecho está presente cada día. Hablamos de él constantemente, solo que ahora podemos hablar sin ponernos a llorar al momento. Esa es la pequeña diferencia, el pequeño progreso que hemos hecho”, escribe O’Donnell, sin negar que en sus conversaciones recuerdan tanto lo bueno como lo malo vivido junto al intérprete de películas como Boogie Nights: juegos de placer (1998), Cold Mountain (2004) o Truman Capote (2006).

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