El marco mental de las pateras invasoras

Puede que solo fuera una mala pasada del subconsciente, pero cuando el delegado del Gobierno en Murcia, Francisco Bernabé, se refirió a la oleada de pateras que llegaba a la costa murciana diciendo que era “un ataque coordinado contra nuestra frontera, y por tanto, contra las fronteras de la UE”, la imagen que proyectaba era la de una invasión. Solo que en lugar de soldados de una potencia enemiga, como la frase parecía sugerir, lo que llegaba a la costa de Cartagena eran inmigrantes muertos de miedo y ateridos de frío. Hombres jóvenes, mujeres y niños que arriesgan la vida para tratar de llegar a territorio español, como los que la madrugada del domingo fueron rescatados cerca de Ceuta después de que la lancha neumática que los transportaba los hubiera obligado a lanzarse al agua. Los equipos de rescate salvaron a 21 de los ocupantes. Flotando en el agua encontraron tres cadáveres.

La llegada de inmigrantes en patera en lo que llevamos de año ya triplica las llegadas del año anterior y todo parece indicar que la zona del Estrecho y el mar de Alborán se perfilan como una nueva ruta, cada vez más concurrida. En menos de 24 horas habían llegado a la costa murciana 461 inmigrantes en 44 pateras. Un número considerable teniendo en cuenta que los servicios aéreos y navales de Frontex, la agencia de la UE que se ocupa de proteger las fronteras, había interceptado y obligado a regresar al punto de partida a otras 50 que acababan de partir de la costa argelina. De ahí la alarma del delegado del Gobierno ante un problema que le coge sin los deberes hechos. Porque ya hace tiempo que se observa un aumento de pateras en esta ruta, pero las autoridades costeras, y particularmente las murcianas, no se han preparado para hacer frente a la emergencia y atender adecuadamente a las personas que llegan.

El sociolingüista norteamericano George Lakoff ha analizado la importancia que tienen los marcos mentales establecidos a la hora de formarse una opinión sobre la realidad. Calificar la llegada de pateras como una invasión, un ataque coordinado, contribuye a establecer un marco mental que trata a los inmigrantes como una suerte de enemigo exterior que viene a perturbar nuestra paz y nuestra tranquilidad, en lugar de presentarlos como lo que son: personas que huyen de la pobreza o de la guerra y que ponen su vida —la suya, no la de los demás— en peligro para alcanzar el paraíso de oportunidades y bienestar que para ellos es Europa.

El marco mental de la invasión coordinada no es inocente. Implica una forma muy determinada de enmarcar y enfocar el problema. A nadie se le oculta que semejante tratamiento puede inducir actitudes de rechazo y hostilidad. Tratar a los inmigrantes como parte de un plan exterior es privar a los que llegan de una historia, una identidad y unos sentimientos dignos de ser tenidos en cuenta. Es una forma de despersonalizar el problema de la migración. Las palabras sirven para definir la realidad. Elegir unas u otras es una opción cargada de consecuencias.